Los nuevos presupuestos del Reino Unido castigan a quienes declinen buscar un trabajo
Al fotografiarse frente a la puerta del n¨²mero 11 de Downing Street, su domicilio londinense como titular de Finanzas, el laborista Gordon Brown iniciaba el pasado mi¨¦rcoles una jornada destinada a modificar el firmamento pol¨ªtico brit¨¢nico. ?se era por lo menos su deseo y en parte lo ha conseguido. Vestido de oscuro, con corbata roja, el ministro de hierro sonre¨ªa con su flamante cartera nueva en una mano y los responsables de su manufactura casi en la otra. Cuatro j¨®venes de ambos sexos salidos de un taller de su propia demarcaci¨®n electoral, simbolizaban el "nuevo contrato" del laborismo.
Ese nuevo contrato brindado a la sociedad se basa en un plan de empleo, en la mejora del maltrecho sistema educativo -caldo de cultivo del paro- y en la vuelta al trabajo de las familias de un solo progenitor, los olvidados del Reino Unido.Brown necesit¨® s¨®lo una hora para presentar los primeros presupuestos laboristas en 18 a?os. Su aplicaci¨®n ser¨¢ mucho m¨¢s prolija y contundente de lo que muchos, empresarios y desempleados incluidos, imaginaban. El nuevo gravamen sobre los dividendos repartidos por las compa?¨ªas privatizadas, principal soporte del plan de empleo, no presenta en principio demasiadas dudas.
De los beneficios extraordinarios obtenidos por compa?¨ªas el¨¦ctricas y de agua deben salir cerca de 5.000 millones de libras (1,24 billones de pesetas). Con los parados, la mano de hierro envuelta en guante de seda tendida por el ministro, puede chocar con ciertos obst¨¢culos.
Casi 200.000 j¨®venes entre 18 y 25 a?os apuntados al seguro de paro desde hace seis meses podr¨¢n beneficiarse de la propuesta laborista. Para que no se llamen a enga?o, David Blunkett, ministro de Educaci¨®n y Empleo, ha traducido en lenguaje claro sus derechos y, sobre todo, obligaciones. Si rechazan cualquiera de las cuatro ofertas del plan, les ser¨¢n restadas dos semanas de subsidio.
Una segunda negativa a colaborar ver¨¢ congelados los ingresos de un mes. El tercer no comportar¨¢ la supresi¨®n de la suma hasta que se decidan a cooperar. Por el camino les habr¨¢n dado a elegir entre un empleo de seis meses con una empresa; trabajo en una organizaci¨®n de voluntarios durante un periodo similar; un puesto en los nuevos equipos destinados a tareas medioambientales o bien sumarse, a tiempo completo, a cursos educativos y de formaci¨®n profesional.
El laborismo sabe que las sanciones son rigurosas y contradicen incluso su posici¨®n de hace dos a?os, pero las presentan con la sonrisa de lo inevitable. "Podernos dejar a los j¨®venes en la cuneta para que nadie los contrate o ponernos en marcha", ha dicho Blunkett. Ciego y con dos hijos en edad escolar, ¨¦l representa, en cierto modo, el triunfo sobre la adversidad, o las limitaciones, promovido por su partido.
"No es f¨¢cil encontrar trabajo sin prepararse bien. Los cursos de formaci¨®n ayudan, pero es un palo volver a estudiar", reconoce Jonathan, un muchacho de 18 a?os que encaja en el retrato robot del parado "buscado" por los laboristas. Dej¨® la escuela en Leicester a los 14 a?os sin concluir la secundaria. Aparte de ver mucha televisi¨®n y algunos trabajos menores, sigue buscando algo que le d¨¦ cierta seguridad econ¨®mica.
Hasta que llegue ese momento, Jonathan vive con unos amigos en un piso alquilado en la periferia de la ciudad. "Yo no me lanzo a trabajar por menos de una cierta cantidad", interviene Sean, apuntado a la misma oficina de paro. De 17 a?os, le gustan Ias motos y las chicas, dos aficiones caras". Tampoco acab¨® los estudios, pero su actitud, entre festiva e insolente, puede llevarle a m¨¢s de un chasco en la nueva era que Brown est¨¢ seguro de haber inaugurado. -
Para cortar de ra¨ªz el cinismo con que fueron recibidas iniciativas similares, emprendidas en los a?os ochenta por los conservadores, el presupuesto laborista ofrece oportunidades "de calidad que no languidecer¨¢n hasta desaparecer, como las otras". Hace algo m¨¢s de 10 a?os, la supresi¨®n por los conservadores de la ayuda a los j¨®venes de 17 y 18 a?os dej¨® en la calle a muchos miles. Para los parados adultos que llevan dos a?os en dique seco (350.000) habr¨¢ tambi¨¦n ofertas de empleo. Las empresas que los acepten percibir¨¢n unas 18.675 pesetas de ayuda,
Las familias de un solo progenitor tienen otros miedos. A Kim, de 18 a?os, madre soltera de un ni?o de dos a?os, las sanciones oficiales le parecen injustas. Forma parte de los casi dos millones de hombres y mujeres en su situaci¨®n en el Reino Unido, que suman juntos un mill¨®n de hijos menores de edad. Recibe un subsidio y una ayuda por el peque?o y vive en una casa de protecci¨®n social. El padre del chico, de 20 a?os, la visita y son buenos amigos, pero la relaci¨®n sentimental concluy¨® hace tiempo.
Su situaci¨®n no justifica negarse a trabajar, seg¨²n David Blunkett, que dejar¨¢ en un 60% los apoyos recibidos por j¨®venes como ella "cuando no sepan hallar el equilibrio entre sus derechos y sus responsabilidades". El ministro ha sido tan rudo en su exposici¨®n detallada del plan de empleo porque se siente respaldado por lo que califica de primera ayuda seria brindada por un Gobierno a este sector de la poblaci¨®n.
Medio mill¨®n de madres como Kim ser¨¢n ayudadas a buscar trabajo y recibir¨¢n mayor formaci¨®n con los 200 millones de libras (49.600 millones de pesetas) destinados a resinsertarlas. En una jugada que sorprendi¨® a los conservadores, el presupuesto incluye una plan para ofrecer a 50.000 menores de 125 a?os la cualificaci¨®n necesaria para cuidar ni?os en guarder¨ªas o parvularios.
Las escuelas de donde salieron, en contra de sus aspiraciones, casi todos los parados, de hoy tambi¨¦n recibir¨¢n una inyecci¨®n econ¨®mica. En la cuadratura del c¨ªrculo trazada por Gordon Brown, 2.300 millones de libras (570.400 millones de pesetas) deben servir para educar mejor.
Uno de cada tres brit¨¢nicos que lleva varios a?os sin empleo es analfabeto o carece de instrucci¨®n. Un modelo de ciudadano en franca desventaja en el Reino Unido, "competitivo y a la cabeza del siglo que se avecina", que el ministro de Finanzas desea forjar.
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