Clinton callejea por Palma
Los reyes de Espa?a ense?an la capital balear al presidente de Estados Unidos y su esposa
"?Ampliar la OTAN? Si hemos tardado 50 a?os, bien podemos esperar unos d¨ªas m¨¢s". El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, dio ayer una respuesta t¨®picamente mallorquina a la ¨²nica pregunta pol¨ªtica que le hicieron los periodistas mientras daba un paseo por el casco antiguo de Palma de Mallorca. Iba acompa?ado del rey Juan Carlos I, que a veces le hac¨ªa de cicerone se?al¨¢ndole tal o cual detalle. Ligeramente detr¨¢s estaban la reina Sof¨ªa y Hillary Clinton.A Mallorca la llaman la isla de la calma. Clinton parec¨ªa saborearla ayer. Junto a su esposa y a la familia real espa?ola, pase¨® morosamente por las callejas de la vieja ciudad. Una temperatura Suave, sin calor excesivo, permiti¨® la dilaci¨®n, el recreo en la contemplaci¨®n de las fachadas, en los saludos a la gente que se agolpaba tras los escoltas y que vitoreaba a la comitiva, especialmente a los Reyes.
Los dos jefes de Estado iban en mangas de camisa do?a Sof¨ªa vest¨ªa un traje de chaqueta de color tostado, y la primera dama norteamericana, un vestido a lunares, y se tocaba con una pamela. Eran las 12.05 cuando los cuatro salieron del palacio de la Almudaina para recorrer las calles adyacentes. Es un edificio cuyos or¨ªgenes se remontan al siglo II, reformado una y otra vez por ¨¢rabes y cristianos. Desde 1985 sirve como residencia de los Reyes durante sus estancias en Palma de Mallorca y aloja tambi¨¦n a los invitados de la familia real. Ha sido en este palacio donde se ha alojado el matrimonio Clinton.
A trav¨¦s de la calle del Palau Reial se han dirigido hacia la plaza de Cort, donde se encuentra el Ayuntamiento. El recorrido era tan improvisado que el alcalde, Joan Fageda, apenas ha tenido tiempo de salir al balc¨®n para saludar a los paseantes, mientras ¨¦stos contemplaban un olivo milenario trasplantado all¨ª hace algunos a?os.
De inmediato han visitado una de las casas nobles que abundan en la zona: Can Vivot, construida a finales del siglo XVII y hoy residencia de los marqueses de Zabell¨¤. El marqu¨¦s, que supera los 80 a?os, hab¨ªa salido, pero estaban su esposa, Mar¨ªa Alonso, y dos de sus seis hijos: Pedro y Conchita Montaner. El primero ha actuado como gu¨ªa improvisado mostrando a los visitantes la biblioteca, la capilla, un brasero de plata del siglo XVII y los frescos que, seg¨²n se ha lamentadol, sufren un grave proceso de deterioro. La Reina y Hillary Clinton han disfrutado, sobre todo, con la contemplaci¨®n de un San Antonio rezando pintado por Ribera. Justo al lado se halla la sede de Ola?eta Editores. Una muchacha, desde una ventana, ha regalado a Clinton la edici¨®n inglesa de un ¨¦xito de ventas local: Queridos mallorquines. Claves del trato personal en la isla de Mallorca, de Guy de Forestier, seud¨®nimo del arquitecto catal¨¢n afincado en Mallorca Carlos Garc¨ªa-Delgado. Clinton, ha asegurado que ya lo ten¨ªa y que lo hab¨ªa estado leyendo durante su estancia en la isla.
Luego, en la calle de Morey, se ha producido un intento, vano, de visitar otra mansi¨®n: Can Oleza, edificada en los siglos XVI y XVII. Estaba cerrada y las dos familias han tenido que contentarse con ver el patio desde la verja. Justo enfrente, una mujer contemplaba el piso de la comitiva desde una ventana de la planta baja, con una ni?a en brazos: Macarena Ferriol, de cinco meses. Clinton se ha dirigido a ambas y, tras pedir permiso, ha cogido al beb¨¦ en brazos, lo ha mecido y le ha hecho caranto?as durante un par de minutos, antes de cederlo a la Reina.
El presidente de Estados Unidos no ha dejado de elogiar la arquitectura, la historia y la gente a lo largo del paseo, que ha durado poco m¨¢s de una hora y media. Al final, antes de volver a la Almudaina, ha asegurado que lamentaba no disponer de m¨¢s d¨ªas para seguir en la isla.
Y es que incluso la calma mallorquina necesita tiempo para atrapar totalmente a sus visitantes.
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