De"zulos" y piedras
Hay dos elementos a considerar en la r¨¦plica de Xabier Arzalluz a quienes censuraron su supuesto silencio tras la liberaci¨®n de Ortega Lara. El primero, evidentemente, que no hubo tal silencio. El hecho de que De¨ªa sea un peri¨®dico vasco constituye una justificaci¨®n insuficiente para que fuesen pasadas por alto las declaraciones de Arzalluz tras el acontecimiento. Eso s¨ª, extra?a que no felicitara al ministro de un Gobierno al que da sus votos, cosa que tampoco hizo Ardanza, pero la valoraci¨®n p¨²blica ah¨ª est¨¢. El segundo elemento es la recomendaci¨®n al Gobierno de aprovechar este momento dulce para dar un paso adelante en la resoluci¨®n del problema. Tanto en el acercamiento de los presos -hacerlo siguiendo los casos individuales resulta compatible con un resultado efectivo, cosa que no ocurre-, como mediante la emisi¨®n de un mensaje que con todos los eufemismos necesarios invitara a abrir un nuevo escenario donde pudiese dibujarse el trueque de fin de terrorismo por liberaci¨®n de presos. Existe un 99% de posibilidades de que ETA rechace tal iniciativa, pero por lo menos la pelota pasar¨ªa a estar inequ¨ªvocamente en su campo. Conviene partir, como propone Arzalluz, de que una soluci¨®n exclusivamente policial del tema ETA resulta quim¨¦rica.M¨¢s all¨¢ de este punto, sorprende la aspereza de las reacciones de Arzalluz, y en general de los dirigentes nacionalistas. En particular, una vez m¨¢s, la de Joseba Egibar, merecedor de que en su escudo figure como lema el proverbio navarro "Arri tiratan denak eztu begirik", "piedra tirada no tiene ojo". En poco tiempo van ya dos veces en que a un acto de barbarie de ETA sucede un quite de Egibar, propinando un cantazo, bien a los autores de la detenci¨®n del culpable, bien a la propia v¨ªctima. Dicho en otros t¨¦rminos, al proferir una acusaci¨®n infundada que deja en segundo plano el hecho esencial, sea ¨¦ste el tiro en la nuca o un secuestro inhumano. Por supuesto, es loable que los eventuales malos tratos a un terrorista sean analizados y denunciados, tras su comprobaci¨®n, por un partido como el PNV, pues sobran antecedentes; no lo es lanzar de antemano el veredicto de condena contra quienes detuvieron a aquel "chico" (sic) que ten¨ªa la pistola humeante. Ahora ha ido m¨¢s lejos, dejando en segundo plano el sufrimiento experimentado por un hombre en un grado similar al de los campos nazis. Algo que deb¨ªa haberle hecho pensar. Y no lo hizo, poniendo en el aire una peligrosa sombra sobre el torturado. Luego ha pedido perd¨®n, lo que le honra a t¨ªtulo personal, pero no borra la responsabilidad pol¨ªtica. Es l¨®gico que la reacci¨®n general ante algo tan grave no haya sido precisamente de entusiasmo, salvo un gratificante "as" de Egin, mientras el PNV prefiere cerrarse frente a lo que considera una agresi¨®n exterior. En un clima turbio que no mejora con el documento del 82.
Y se cierra tanto que Arzalluz valora las cr¨ªticas como una muestra de "odio a lo vasco". A?ade: "Como el nacionalismo somos nosotros, por lo menos a nivel de imagen, ya se ve contra qui¨¦n van". El "nosotros" de Arzalluz designa al nacionalismo, identifica a ¨¦ste con su partido y hace al PNY encarnaci¨®n viviente de "lo vasco". Cabr¨ªa en cambio preguntarse si no es precisamente esta identificaci¨®n abusiva, compartida desde su ¨¢ngulo por ETA y sus seguidores, con un fondo hist¨®rico com¨²n, lo que encierra una y otra vez la cuesti¨®n vasca en un c¨ªrculo vicioso. Porque la cr¨ªtica del otro no es discutida, sino descalificada en tanto que procedente del enemigo exterior. Si el PNV, o los de ETA por su parte, o ambos juntos, son "lo vasco", es claro que cualquier posici¨®n diferente, aunque est¨¦ comprometida con la construcci¨®n nacional vasca, se convierte en algo a eliminar. A unos por exclusi¨®n, a otros por muerte f¨ªsica. Siempre en la l¨ªnea del "Nik eztakit erderaz", "no hablo castellano", respuesta tranquila que propon¨ªa Sabino Arana al buen patriota vasco para el caso de que un espa?ol le pidiese socorro al ahogarse en la r¨ªa. Con la misma frialdad y desprecio del otro con que hac¨ªan morir lentamente en el zulo a Ortega Lara esos mozos "tan majos" entre tanda y tanda de potes. Y del mismo modo que actuaron tantos alemanes medios recre¨¢ndose en ejecutar jud¨ªos durante el holocausto, seg¨²n nos cuenta Goldhagen en su Willing executioners. Verdugos voluntarios. Es obvio que la conciencia democr¨¢tica del PNV rechaza totalmente esta ¨²ltima perspectiva, que sin embargo est¨¢ ah¨ª, a su lado, en la ideolog¨ªa y en comportamientos tr¨¢gicamente visibles de los nacionalistas radicales. Una vez m¨¢s: ?por qu¨¦ no acaba de romper esa cadena?
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