Jud¨ªos contra jud¨ªos
La lucha por la posesi¨®n de unas viviendas muestra la fractura social en Israel
Parece una batalla entre israel¨ªes y palestinos. Cientos de polic¨ªas con cascos antidisturbios ocupan las calles del pueblo. Algunas puertas est¨¢n forzadas. Se respira un ambiente de gran tensi¨®n. Una mujer amenaza con volarse por los aires antes de abandonar su hogar. "Conozco cada. piedra que hay aqu¨ª desde que era un ni?o", dice uno de los, vecinos. "Si me dejaran de noche, con los ojos vendados, a¨²n as¨ª podr¨ªa encontrar el camino a mi casa. Es nuestra tierra".La sorpresa llega al o¨ªr hablar a los manifestantes. Se expresan en hebreo. El pueblo, en el centro de Mevasseret Zion, al oeste de Jerusal¨¦n, en la carretera a Tel Aviv, es el campo de la batalla. EI Gobierno de Israel debe decir qu¨¦ hacer con el, caso de los 300 jud¨ªos que han ocupado 93 casas y desafian todos los esfuerzos de la polic¨ªa por desalojarlos. La disputa toca alguno de los fundamentos de la sociedad israel¨ª, exacerba las diferencias sociales y ¨¦tnicas. Los vecinos de Mevasseret Zion son jud¨ªos orientales llegados de Marruecos y Kurdist¨¢n en los a?os cincuenta. Muchos est¨¢n en paro o tienen trabajos eventuales. Hablan con resentimiento de los ricos ashkenazi (jud¨ªos procedentes de Europa) all¨ª establecidos. En una de las casas, un hombre que rehus¨® dar su nombre, dijo que los ashkenazi les tratan como animales. "Ni siquiera nos saludan".
La propietaria de la tierra es la Agencia Jud¨ªa. Esta empresa no tiene dudas sobre lo que es lo hay que hacer. Las casas en disputa pertenecen al centro de reabsorci¨®n de Mevasseret Zion, donde viven los jud¨ªos reci¨¦n llegados a Israel durante seis meses hasta que encuentran donde asentarse. "Queremos que la polic¨ªa les expulse", asegura Eldar Adar, el portavoz de la Agencia Jud¨ªa. "Es nuestra propiedad. La queremo para los nuevos inmigrantes. Parte de esta gente son criminales y drogadictos". La polic¨ªa ya lo intent¨® en una ocasi¨®n. Hace dos meses tras a?os de protestas, la gente sin hogar comenz¨® a ocupar las casas de la Agencia Jud¨ªa. "Lo hicimos muy bien", dice Ari Lavy, de 35 a?os, un conductor con dos hijas. "De repente movimos a cien familias, de modo que result¨® muy dificil para la polic¨ªa hacer nada al respecto".
Todos los ocupantes vienen de Mevasseret Zion y han estado viviendo con sus padres o en la calle, en tiendas de campa?a. El 2 de julio la polic¨ªa intervino. Algunos de los okupas lanzaron bombas incendiarias y otro amenazaron con suicidarse. Las fuerzas de seguridad detuvieron a 20. Otros 17 resultaron heridos.
Pero ¨¦sta no es s¨®lo una cuesti¨®n de orden p¨²blico. En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas las diferencias en Israel entre los mismos jud¨ªos han crecido. Mevasseret Zion es su mejor exponente. Ah¨ª conviven dos comunidades: los jud¨ªos orientales y los askhenazi. Los primeros habitan en casas de una planta mal equipadas; los segundos, en lujosas construcciones ultramodernas. All¨ª se acomoda gran parte de la ¨¦lite israel¨ª.
Copyright The Independent / EL PA?S
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.