"Prefiero una sociedad col¨¦rica a una derrotista frente a la violencia"
Ram¨®n J¨¢uregui, 49 a?os, secretario general del Partido Socialista de Euskadi, consejero de Justicia y Econom¨ªa del Gobierno Vasco, y nuevo secretario de pol¨ªtica auton¨®mica del PSOE, ofrece un diagn¨®stico pesimista sobre el futuro inmediato de la violencia en el Pa¨ªs Vasco. Cree que ETA y HB no van a alterar sus postulados, pese a los ¨²ltimos acontecimientos. Apuesta decididamente por la continuidad de la respuesta en la calle.Pregunta. ?No cree que la respuesta popular de estos d¨ªas, tras el asesinato por ETA de Miguel ?ngel Blanco, ha sido una lecci¨®n a los pol¨ªticos?
Respuesta. Algunos ven¨ªamos reclamando desde hace a?os de la sociedad vasca esa respuesta y ha reaccionado compulsivamente a una acumulaci¨®n, configurada por tres hechos: las im¨¢genes de Ortega Lara; la huida de Otegi, que indigna, y el secuestr¨® y asesinato de Miguel ?ngel Blanco. Esto desborda un vaso de paciencia, acumulada en los ¨²ltimos dos a?os por el dominio de la calle por los violentos. La pregunta es si es un movimiento con proyecci¨®n o un episodio.
P. Responda usted mismo.
R. Puede ser un episodio si los partidos del pacto de Ajuria Enea no somos capaces de liderar una sociedad vasca rebelde contra la violencia. Pero tenemos dos riesgos: que la sociedad, sobre todo esa mayor¨ªa juvenil, nos desborde en el pr¨®ximo atentado y ataque a los violentos. El otro es que los atentados de ETA se vuelvan a inscribir en la rutina terrorista y la sociedad permanezca impasible como lo hac¨ªa hasta el 13 de julio. Esos dos extremos son muy peligrosos.
P. Ya veo que su escepticismo se une al de Juan Mar¨ªa Atutxa cuando apunta su temor a que las cosas sigan como estaban.
R. Temo m¨¢s el desestimiento que el desbordamiento. El desbordamiento ser¨¢ nuestra responsabilidad y la de la Ertzaintza al correspondemos velar por la seguridad. Pero prefiero una sociedad vasca col¨¦rica contra la violencia que una sociedad que vuelve a soportar la violencia con ¨¢nimo de derrota.
P. Pero, si todo vuelve a estar como estaba, si los partidos regresan a la desuni¨®n. ?No arriesgan un desastre electoral?
R. Ese temor est¨¢ moviendo a la unidad de estos d¨ªas. Pero no estoy seguro de que la profundidad de nuestras discrepancias se solvente siempre por la coyuntura. Temo que vuelvan a aparecer. En eso coincido con Atutxa.
P. ?Por qu¨¦ est¨¢ tan inseguro de la unidad? ?Por qu¨¦ teme que vuelvan las disidencias?
R. A nada que recordemos lo que partidos como el PNV, Eusko Alkartasuna (EA) e Izquierda Unida (IU) planteaban sobre pol¨ªtica penitenciaria o el di¨¢logo con HB, no ya hace dos a?os sino cuatro d¨ªas, es constatable que en la terapia de la pacificaci¨®n existen profundas discrepancias. Hay una coyuntura mejor para el entendimiento, pero no estoy seguro que las diferencias podamos resolverlas s¨®lo al calor de los ¨²ltimos sucesos.
P. Pero hace tan s¨®lo 10 d¨ªas los partidos del Pacto de Ajuria Enea se compromet¨ªan a no plantear el di¨¢logo con HB hasta que no condene a ETA. Ser¨ªa violar un acuerdo de hace tan s¨®lo 10 d¨ªas.
R. El comunicado de Ajuria Enea nos ha devuelto al buen pacto, el que fue de 1989 a 1994, presidido por el principio de que nuestras discrepancias se resolv¨ªan discretamente y la lucha antiterrorista no era objeto de lucha interpartidaria. Hab¨ªa un mensaje n¨ªtido a los violentos. El di¨¢logo s¨®lo ser¨ªa posible si se mostraban a favor de abandonar la violencia. No estoy seguro de que el pacto recobre ese esp¨ªritu porque en este tiempo algunos han construido una teor¨ªa consistente en la necesidad de tender puentes con HB, y preconizar una soluci¨®n pol¨ªtica basada en m¨¢s nacionalismo para acabar con la violencia. Esas posiciones permanecen en algunos partidos. ?Hasta qu¨¦ punto van a orillarlas en virtud de las nuevas circunstancias? Me gustar¨ªa que as¨ª fuera, pero no estoy seguro.
P. ?Ha percibido manifestaciones en este sentido?
R. El mundo del nacionalismo democr¨¢tico no ha percibido de buen grado la utilizaci¨®n pol¨ªtica que se ha dado a algunos de los mensajes de estos d¨ªas. Est¨¢n en las quejas de algunos l¨ªderes cuando dicen que se est¨¢ criminalizando al Gobierno vasco, cuando achacan al PP una utlizaci¨®n exagerada de estos acontecimientos. Ha habido comentarios, incluso en la propia Mesa de Ajuria Ejea, que muestran que los problemas siguen. En la violencia siempre lo f¨¢ctico se impone al an¨¢lisis. Hasta hace una semana era imprevisible que habl¨¢ramos de esta manera. ?Qui¨¦n sabe si otro atentado arrumba las tentaciones equilibristas de algunos? Me gustar¨ªa que concluy¨¦ramos que en el pacto de Ajuria Enea por la v¨ªa de la unidad y por la v¨ªa del aislamiento y la de la dureza ganamos m¨¢s que poniendo la otra mejilla. Hemos estado m¨¢s cerca del di¨¢logo cuando, unidos, hemos hecho pol¨ªtica de aislamiento que cuando hemos trazado puentes que ellos interpretaban de debilidad democr¨¢tica.
P. Algunos ya marcan una pauta como el alcalde de Ermua, Carlos Totorica, con la petici¨®n a ELA de que rompa con LAB y con la solicitud de movilizaciones de apoyo a los partidos de Mondrag¨®n que han plantado cara a HB.
R. Es verdad que los hechos de este mes han cortado por lo sano las mejores intenciones de puentes de di¨¢logo con ese mundo. Pero el regreso al buen discurso no es f¨¢cil que encuentre en el Pa¨ªs Vasco su materializaci¨®n. No sabemos si tras el pr¨®ximo atentado se mantendr¨¢ esta reacci¨®n.
P. ?No cree que HB ha retrocedido estos d¨ªas?
R. Creo que ha habido una reacci¨®n interesante en las c¨¢rceles, entre la gente de HB, en parte de su direcci¨®n y en sus votantes. Pero no es el germen de una sedici¨®n definitiva. Cabe deducir que ETA no va a alterar su estrategia. Siguen prisioneros de una l¨®gica militarista, persuadidos de que cuanto m¨¢s maten m¨¢s posibilidades existen de encontrar soluci¨®n a sus pretensiones. Lo piensa mucha gente en la c¨¢rcel y en la direcci¨®n de ETA y HB. Mientras se mantenga ese tipo de pensamiento en esa gente seguiremos teniendo violencia.
P. Por tanto, ni siquiera puede decir que ve la luz al final del t¨²nel de la violencia.
R. Ha aparecido una luz en la reacci¨®n social que si continuara es el complemento perfecto para acabar con ETA. Se acaba con ETA con eficacia policial, con la colaboraci¨®n internacional, con una estrategia de unidad y porque en la sociedad vasca se arrincona a ese mundo y se le coloca un bald¨®n social. Con la violencia se acaba sobre todo en la calle. Ellos lo saben y van a tratar de evitarlo volviendo a imponer el miedo y tratando que la sociedad vuelva a incurrir en la rutina de la acci¨®n terrorista y procurando el desestimiento de la sociedad, volviendo a plantear un pulso y una acci¨®n terrorista continuada que lleve a a la gente a decir esto no se arregla, que no acabaremos nunca y hay que ceder. Este es el peligro principal de la lucha antiterrorista.
P. Pero se ha incorporado una masa juvenil a la lucha antiterrorista.
R. Es una masa juvenil interesante. Es apartidista sin contenido nacionalista. No porta ikurri?as ni grita en euskera, salvo iHB kanpora! Hay mucha fuerza agresiva, insulta, y desborda a los organizadores, incluidos los pacifistas. Es muy joven y nueva. Ha surgido con opini¨®n propia y no quiere aceptar la tiran¨ªa de los violentos. Es gente que est¨¢ harta de que los chavales de Jarra? les coman el tarro. Hastiados del silencio, toman la calle. Igual que en Par¨ªs en el 68, quien mueve aquello no son ni los sindicatos ni el PC. No s¨¦ si estar¨¢n dispuestos a saltar cuando maten a un polic¨ªa en Balmaseda, ante un atentado rutinario.
P. ?No cree que los partidos actuales lo tienen muy dif¨ªcil para enganchar con esa juventud?
R. Esa reflexi¨®n va dirigida al mundo nacionalista, que se ha encontrado con el pie cambiado. Si sus te¨®ricos y analistas siguen pensando que el fin de la violencia es como lo dise?aron hace dos a?os, no s¨¦ que se van a plantear. Espero que el PNV, EA e IU se planteen que nada va a ser igual.
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