La mujer en el mercado laboral
Las mujeres desempe?an un papel algo distinto en la poblaci¨®n activa. Eso explica una parte de la diferencia de remuneraciones totales entre mujeres y varones, calculadas en t¨¦rminos monetarios y sobre la vida entera. En Espa?a, sin embargo, las mujeres reciben un trato injustificadamente diferente, como lo refleja la proporci¨®n de ellas que est¨¢ en paro. Pero los avances tecnol¨®gicos y educativos est¨¢n reduciendo poco a poco esa diferencia a sus t¨¦rminos naturales, al permitir que las mujeres (y los sordos, ciegos o discapacitados) entren m¨¢s f¨¢cilmente en el mercado de trabajo.Ya oigo a los regresistas acusarme de machismo neo-liberal por haber dicho que todas las mujeres son sordas ciegas y discapacitadas. Si me van a criticar, l¨¦anme bien. Digo que la legislaci¨®n podr¨¢ imponer la obligaci¨®n de pagar a mujeres y hombres, por una hora del mismo trabajo, el mismo sueldo o salario por hora, pero no conseguir¨¢ que, sumados los ingresos de una vida, una madre de familia gane por t¨¦rmino medio en el mercado lo mismo que un padre de familia. Otro s¨ª, digo que en Espa?a las mujeres reciben un trato injusto que el feminismo no denuncia con suficiente energ¨ªa, a saber, que como resulta muy caro poner en la calle a un hombre que no rinde y como los sindicatos siempre se han insurgido contra el trabajo a tiempo parcial, las mujeres sufren con mucha m¨¢s intensidad el azote del paro.
Es natural que los ingresos de vida entera de las mujeres con familia sean menores que los de los hombres con ¨ªdem. Son ellas las que conciben y dan a luz a los hijos, y las que los cuidan, exclusivamente durante los primeros meses, y primordialmente durante los primeros a?os. Parece que rinden el mismo trabajo, pero hay una diferencia: los varones no suelen abandonar la empresa o trabajar con horario reducido (en la Administraci¨®n p¨²blica, por ejemplo) porque quieren tener descendencia.
Todo esto no explica sin embargo la dram¨¢tica situaci¨®n de las mujeres en el mercado laboral espa?ol. S¨®lo un 37% de ellas se declara dispuesto a trabajar. Para m¨¢s inri, de esas que est¨¢n en el mercado de trabajo, nada menos que un 30% se encuentra en paro. Comparen esas cifras con la correspondientes de los varones: 63% en el mercado de trabajo y 17% de ellos parados. Algo pasa.
El fraude en materia de desempleo es quiz¨¢ algo mayor entre las mujeres, para muchas de las cuales resulta ideal cobrar el subsidio al tiempo que cuidan del hogar. Pero las cuotas de la Seguridad Social gravan m¨¢s los salarios m¨¢s bajos y dificultan el trabajo a tiempo parcial. Ello por un lado encarece la oferta de las mujeres, cuya formaci¨®n por t¨¦rmino medio es menos completa que la de los varones, dada la defectuosa escolaridad en tiempos de Franco. Por otro, dificulta el que las mujeres trabajen a tiempo parcial, cuando, vistos los pa¨ªses n¨®rdicos, creo que la proporci¨®n de mujeres con menos horas o menos d¨ªas de empleo podr¨ªa triplicarse.
El papel de la mujer como madre es productivo desde todo punto de vista, el f¨ªsico, el sentimental, el moral, el educativo, incluso cuando ello implica el que se vea forzada a retirarse parcial o totalmente y por unos a?os del mercado laboral. Soy, pues, partidario de que las estad¨ªsticas del producto nacional incluyan una estimaci¨®n del valor a?adido por las mujeres que trabajan en su hogar.
Los intervencionistas se lanzar¨¢n a propuestas descabelladas: que el Estado sufrague guarder¨ªas y un sueldo a las amas de casa. La mayor¨ªa de las madres de, familia ya recibe una compensaci¨®n monetaria y no monetaria por su important¨ªsimo trabajo y, si no fuera as¨ª, se abstendr¨ªa. Esas subvenciones supondr¨ªan impuestos adicionales y una forma indirecta e ineficaz de reducir el sueldo de los varones para aumentar el n¨²mero de mujeres con empleo remunerado. Lo directo es que no haya tantos trabajadores poco productivos con contratos indefinidos y blindados: las mujeres podr¨ªan competir con salarios m¨¢s bajos, que as¨ª ir¨ªan aumentando. La discriminaci¨®n entre los sexos no est¨¢ en las diferencias de salarios, sino en las medidas legislativas que impiden a las mujeres competir con los varones, lo que se trasluce en ese inaceptable paro femenino.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.