La acusaci¨®n popular en el 'caso Alc¨¤sser' resalta las contradicciones de Ricart

Virgilio Latorre, letrado de la acusaci¨®n popular en el caso Alc¨¤sser, present¨® ayer su informe final, en el que destac¨® el intento de Miguel Ricart -para quien pide 245 a?os de c¨¢rcel- de reducir su implicaci¨®n la la de "sujeto pasivo" que no impidi¨® el crimen y lo consinti¨® por temor a su c¨®mplice, el pr¨®fugo Antonio Angl¨¦s. Acorralado por sus propias contradicciones, Ricart rectific¨® hasta ofrecer, seg¨²n Latorre, un relato "pormenorizado" del suceso.

Miguel Ricart escuch¨® ayer de nuevo que sus declaraciones autoinculpatorias cumplieron "todas las garant¨ªas legales". Latorre, que representa a la Asociaci¨®n Clara Campoamor y solicita para Ricart 245 a?os de prisi¨®n, desmenuz¨® sus confesiones, subray¨® los detalles que facilit¨® y que considera que s¨®lo pod¨ªa conocer el procesado, y explic¨® la primera autoinculpaci¨®n de Ricart, que responde a la "construcci¨®n" de un delito que ya conoc¨ªa el procesado.Aunque luego cambi¨® de versi¨®n varias veces, Ricart no neg¨® toda participaci¨®n en el suceso hasta julio de 1995, poco despu¨¦s de que se conociera que los an¨¢lisis biol¨®gicos no le implicaban, record¨® el abogado. Las supuestas torturas de la Guardia Civil que esgrime ahora para rechazar sus confesiones no las denunci¨® hasta octubre de 1996. No las mencion¨® en ninguna de sus m¨²ltiples declaraciones judiciales y escritos dirigidos a los jueces desde 1993, destac¨® Latorre en un detallado an¨¢lisis que puso en evidencia las contradicciones del procesado.

El letrado resalt¨® que las coartadas de Ricart han sido desmontadas, y repas¨® las declaraciones y datos de las autopsias que concuerdan con las autoinculpaciones. Latorre ahond¨®, adem¨¢s, en la cr¨ªtica que realiz¨® el fiscal a las intervenciones del perito de la acusaci¨®n particular Luis Frontela, y en el rechazo a los juicios paralelos.

Finalmente, advirti¨® que las calificaciones de las acusaciones particulares, en nombre de dos de las familias de las v¨ªctimas, suponen una "vulneraci¨®n flagrante" del principio acusatorio.