Tercer Milenio

Seg¨²n se aproxima ¨¦l tercer milenio, los medios de comunicaci¨®n, el mundo editorial y la imaginer¨ªa popular centran cada vez mas su atenci¨®n en ese acontecimiento henchido de significados. Incluso el Vaticano ha considerado que esa singular efem¨¦ride era merecedora de una carta apost¨®lica -la Tertio milennio adveniente, fechada en 1994- con vistas a preparar a los fieles cat¨®licos para ese tr¨¢nsito milenario mediante un jubileo se?alado para el a?o 2000. Pero, ?cu¨¢l es el momento en que se sit¨²a realmente el paso del segundo al tercer milenio de la era cristiana? Es un tema que ha interesado a m¨¢s de un lector a ra¨ªz de alguna informaci¨®n sobre la cita con el siglo XXI. Y que merece tratarse. Si no es posible evitar los previsibles brotes de histeria milenarista, contribuyamos al menos desde los medios de comunicaci¨®n a mantener el rigor del calendarioUn lector de Madrid, Eulogio Vila, ha cuestionado una informaci¨®n que fijaba el cambio de milenio en el a?o 2000. El Defensor del Lector le contest¨® que se trataba de un tema controvertido y el lector le replic¨® que "no existe controversia alguna, aunque s¨ª mucha confusi¨®n e ignorancia sobre la cuesti¨®n". Tiene raz¨®n. La confusi¨®n y la ignorancia alcanzaron en esta ocasi¨®n al Defensor del Lector. Como es posible que, de no establecerse unas pautas para un correcto tratamiento informativo del tema, la confusi¨®n y la ignorancia persistan e incluso se acent¨²en, el Defensor del Lector ha cre¨ªdo conveniente tratarlo p¨²blicamente. As¨ª, adem¨¢s de contribuir al rigor y a la exactitud siempre exigibles al buen periodismo, resolver¨¢ un peque?o problema a quien sea su sucesor entonces.

El periodista cient¨ªfico Manuel Toharia, a quien el Defensor del Lector ha solicitado su punto de vista, rnanifiesta que "nadie puede defender, a no ser que niegue una evidencia elemental, que el siglo XXI y el tercer milenio de la era cristiana comienzan en el a?o 2000; ese a?o es precisamente el ¨²ltimo del siglo XX. El primer siglo termin¨® en el a?o 100. El siglo II comenz¨® en el a?o 101 y termin¨® en el a?o 200. Y as¨ª sucesivamente hasta el siglo XX, que termina en el a?o 2000. El siglo XXI comienza el 1 de enero del 2001 (por cierto, la novela de Clarke y la posterior famosa pel¨ªcula de Kubrik se llamaban 2001, una odisea en el espacio, y no 2000, porque el milenio empieza, claro, en el 200l)".

Con otras palabras sostiene el mismo punto de vista el lector de Madrid que ha protestado contra el error de considerar el a?o 2000 como el primero del siglo XXI. "Para que se pudiera considerar, dice, el a?o 1999 el ¨²ltimo del siglo actual, habr¨ªa sido necesario que la era cristiana hubiera comenzado en el a?o 0. ?Y conocemos alg¨²n n¨²mero significativo que sea 0? Nuestro sistema numeral comienza en el 1, y el 0 solamente se utiliza para a?adir a cualquir d¨ªgito del 1 al 9". Es cierto que un calendario es algo completamente arbitrario, es decir, un intento imperfecto de cuadricular el ritmo del planeta Tierra alrededor del Sol (hay otros calendarios que tienen a?os diferentes: el ¨¢rabe, el jud¨ªo, el chino), pero, se trata de una convenci¨®n com¨²nmente aceptada. En este sentido se ha pronunciado el Instituto Geogr¨¢fico Nacional, al que el Defensor del Lector ha formulado una consulta oficial. "En respuesta a su consulta, afirma el director general de dicho organismo, ?ngel de Castro, "le informo de que el tercer milenio de la era cristiana comenzar¨¢ el d¨ªa 1 de enero del a?o 2001. La raz¨®n de que sea el 2001 y no el 2000 es que en el c¨®mputo de nuestro calendario no hubo a?o 0 y, por consiguiente, los 2.000 primeros a?os terminar¨¢n el 31 de diciembre del a?o 2000".

Otra cuesti¨®n relacionada con el cambio de milenio, y sobre la que tambi¨¦n se ha planteado alguna duda, es si el a?o 2000 es o no bisiesto. Alg¨²n lector ha salido al paso de informaciones de EL PA?S que se pronunciaban a favor de ese car¨¢cter. En esta controversia, el Defensor del Lector se inclina por la opini¨®n de la corresponsal cient¨ªfica de EL PA?S, Mal¨¦n Ruiz de Elvira, que mantiene que el a?o 2000 es bisiesto. "Lo es", dice Ruiz de Elvira, "porque responde a una excepci¨®n a la excepci¨®n de la regla general, tras la reforma gregoriana del calendario en el siglo XVI. Son bisiestos todos los a?os cuyo n¨²mero de orden es m¨²ltiplo de cuatro, con la excepci¨®n de los que adem¨¢s son m¨²ltiplos de 100 (corno 1700, 1800 o 1900), pero esta excepci¨®n tiene la excepci¨®n de los que son m¨²ltiplos de 400 (como 2000). De esta forma, seg¨²n la bula papal de Gregorio XIII del a?o 1582, se compensa la diferencia de 0,78 d¨ªas por siglo, o 3,12 d¨ªas cada 400 a?os, del a?o de 365,2422 d¨ªas que se fij¨® entonces y sigue vigente ahora, frente al a?o natural de 365,242199 d¨ªas". El a?o 2000 ser¨¢, pues, un bisiesto raro, pero a?adir¨¢ un d¨ªa m¨¢s al mes de febrero. O sea, que si se quiere evitar errores, bueno es saber que el siglo XXI comienza en el a?o 2001 y que el a?o 2000 ser¨¢ bisiesto. Otra cosa es que el a?o 2000 -una cifra redonda y sonora y, por tanto, muy period¨ªstica- se convierta en la referencia informativa de los m¨²ltiples significados y expectativas asignados al cambio de milenio.

Pecado de omisi¨®n

Hay que tener cuidado con omitir datos relevantes en una informaci¨®n. Para el cronista parlamentario de EL PA?S lo eran los votos en contra de la Ley de Videovigilancia, aprobada el pasa do d¨ªa 17 en el Congreso. Ello se deduce de su inclusi¨®n en la entradilla de la informaci¨®n. Pero eran datos incompletos. Adem¨¢s de Izquierda Unida, Eusko Alkartasuna y Partit per la Independ¨¨ncia, votaron en contra los diputados del Bloque Nacionalista Galego (BNG). Estos votos no fueron computados en la informaci¨®n. Algunos lectores de Galicia han tomado pie en esa omisi¨®n para manifestar su sospecha -infundada pero alimentada por esos imperdonables olvidos- de que El PA?S silencia deliberadamente la actividad parlamentaria del BNG.

Romeu se explica

La historieta de Romeu del pasado domingo 13 de julio en El Pa¨ªs Semanal ha molestado a lectores enfermos de diabetes y a familiares. No han apreciado que se relacione la situaci¨®n de los diab¨¦ticos con la de los drogodependientes. En este espacio siempre se ha recordado el deber del periodista de no usar palabras, frases o cualquier otro recurso gramatical o literario que puedan resultar ofensivos para un colectivo. Pero los lectores tambi¨¦n deben aprender a distinguir entre lo que se dice en una informaci¨®n y en una historieta te?ida de humor. ?Qu¨¦ ha querido decir en la suya Romeu? "Digamos que mi humilde pretensi¨®n", afirma el humorista, "era la de hacer un s¨ªmil entre los drogodependientes y los insulinodependientes, sin menoscabo de la enorme diferencia que hay entre el que no tiene m¨¢s remedio que depender y el que, haciendo un considerable esfuerzo, puede abstenerse. Al margen, a?adir¨ªa que nadie es independiente del ox¨ªgeno, el carbono y el hidr¨®geno. Y que jam¨¢s ha pasado por mi imaginaci¨®n faltarle al respeto a nadie, que no es mi estilo, y que si alguien se ha. sentido ofendido, lo siento, no era mi intenci¨®n".El Defensor del Lector, con motivo de sus vacaciones, interrumpir¨¢ su contacto con los lectores hasta septiembre.