Un viaje en soledad a la tragedia
El Teatro Romano emeritense se llen¨® hasta la bandera para arropar en medio de una noche calurosa a una veintena de j¨®venes y excelentes bailarines del Bolshoi de Mosc¨², encabezados por una maravillosa estrella nueva, Marianna R¨ªshkina, y capitaneados por Serguei Bobrov, de 31 a?os, que esta vez no nos, dej¨® ver su refinado y potente baile personal, sino su faceta de creador.Bobrov abre su aparato coreogr¨¢fico sin temores, con sentido de lo coral y de lo tr¨¢gico en ballet, una cuerda que la coreograf¨ªa ruso-sovi¨¦tica ha desarrollado y en especial su maestro, Grigor¨®vich, que part¨ªa a su vez de Mak¨¢rov y del tan vilipendiado Jacobson. Hora era, y es claramente la de la recuperaci¨®n de una vitalidad cor¨¦utica que se hab¨ªa aletargado y que poco tiene que ver con el inmovilismo y estatismo teatral de occidente. En Bobrov est¨¢n las buenas influencias del buen Grigor¨®vich, porque hay que ser justos: si bien se le tilda de asesino de los cl¨¢sicos, por otra parte, el maestro representa el puente generacional de esas creaciones ¨¦picas, heroicas, comprometidas y concebidas en tutti. Ahora Bobrov se inserta en una prolongaci¨®n de ese puente renovador.
Ballet del Gran Teatro Bolshoi de Mosc¨²
Ant¨ªgona. Ballet en dos actos basado en S¨®focles. Coreograf¨ªa: Serguei Bobrov; m¨²sica: Mark Pekarski y su Orquesta de Percusi¨®n; escenograf¨ªa y vestuario: Teodoro Teszhik. Festival de TeatroCl¨¢sico de M¨¦rida. Teatro Romano, 26 de julio.
La m¨²sica en directo, interpretada por un solvente grupo de percusionistas moscovitas, le da al montaje un empaque singular y positivo. La partitura de Pekarski se basa en la iron¨ªa -algo que no falta en la obra misma- y as¨ª usa una entrada mel¨®d¨ªca del Romeo y Julieta de Prok¨®fiev, al que sigue despu¨¦s literalmente en otros pasajes. Los m¨²sicos participan activamente en el gui?ol y ejercen de maestros de ceremonia del ritual. Son los elementos uniformados de un orden con el que se lucha, a veces en contra, a veces a su lado.
La l¨ªnea de la estrella
La bailarina Marianna R¨ªshkina posee dotes excepcionales de actriz, pues su danza es ya virtuosa y, precisa. Su pie, la l¨ªnea alargada de sus piernas, su arrojo y su control su a¨²nan a su ataque, que es violento y valiente cuando debe. Ella da en sus solos una lecci¨®n de entereza en la desesperaci¨®n, de entrega al r¨ªo tr¨¢gico del que sabe que es parte y del que s¨®lo se escapa con la muerte, y as¨ª lo dice con sus saltos. No puede dejar de mencionarse a Julianna Malhacians, bailarina de car¨¢cter de profundos acentos terrenales en la bruja, donde sus' evoluciones hacen un gui?o sutil a la bailarina callejera de Don Quijote y a la memoria expresiva de An¨ªsimova, una leyenda a no olvidar en esas lides.Los dise?os de Teodoro Teszhik, que viene del mundo del cine, son excelentes en su dibujo y en su realizaci¨®n; se imbrican tambi¨¦n en lo que se podr¨ªa llamar "la, senda Virsaladze", ese camino expresivo que empez¨® el genio de Tbilisi y que ha hecho del estilo moscovita una referencia -guste a veces, o no- de la est¨¦tica del ballet del siglo XX.
Teszhik vuelve a la simple tela pintada a mano en rasgos abstractos, al toque sesgado de oro, a la reducci¨®n de los elementos corp¨®reos y al maquillaje de pro fundo car¨¢cter teatral. El resultado ayuda much¨ªsimo a las partes m¨¢s positivas de la obra coreogr¨¢fica, que no es perfecta y a veces hace baches en su propio ¨¢mbito o registro. El p¨²blico se arranc¨® varias veces en aplausos tras las pausas, y al final se puso en pie para dar bravos, en lo que ha sido, sin duda, el ¨¦xito m¨¢s rotundo del festival de este a?o.
La Ant¨ªgona de Bobrov se podr¨¢ ver el 1 de agosto en el Teatro Jovellanos de Gij¨®n, el d¨ªa 2 en el Castillo de Alca?iz; despu¨¦s, los d¨ªas 5 y 6 en el Patio del Conde Duque de Madrid y finalmente el d¨ªa 8 en el Festival de Niebla de Huelva.
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