Ullrich entra en la 'sant¨ªsima trinidad'
Bonn enloquece con el ganador del Tour y el equipo Telekom
Bonn, la por lo general comedida aldea federal, la peque?a ciudad en Alemania del maestro del g¨¦nero de espionaje John Le Carr¨¦, perdi¨® ayer los estribos para dar la bienvenida a Jan Ullrich y el equipo Telekom, los vencedores del Tour. La empresa telef¨®nica alemana, patrocinadora del equipo ciclista, tiene su sede en Bonn y en su moderno edificio central se congregaron ayer unas 1.000 personas para recibir a los gigantes de la ruta, qu¨¦ llegaron con 25 minutos de retraso sobre el horario previsto, pero todav¨ªa dentro de control. Jan Ullrich, el nuevo ¨ªdolo alem¨¢n, el primer deportista panalem¨¢n, nacido en la difunta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana e integrado con ¨¦xito pleno en el oeste, pasa a ocupar un lugar al lado de la sant¨ªsima trinidad del tenista Boris Becker, el corredor de formula 1 Michael Schumacher y el futbolista Franz Beckenbauer. Todo ello ocurr¨ªa el mismo d¨ªa en que el padre de la diosa del tenis, Steffli Graf, volv¨ªa a ingresar en prisi¨®n para cumplir el resto de su condena por defraudar al fisco.El lugar se convirti¨® en una org¨ªa amarilla. A la puertas de la Telekom, se?ores con panza considerable hab¨ªan llegado en bicicleta, calz¨®n de ciclista y maillot amarillo, sin el menor asomo de verg¨¹enza. Abundaban las banderitas con el logotipo de la Telekom, que ha conseguido lavar con el triunfo ciclista buena parte de su mala imagen por su mal servicio. Todo dur¨® poco m¨¢s de un cuarto de hora, con palabras del ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Klaus Kinkel, incluidas, quien repiti¨®, c¨®mo no, que los chicos del Telekom "son los mejores embajadores de Alemania". Lo mismo que el Real Madrid, en vida del difunto Caudillo.
Todo concluy¨® con una lluvia de rosas rojas sobre los ciclistas, que despu¨¦s siguieron en coche descubierto hasta el centro de la capital, donde en la plaza del Ayuntamiento les vitorearon unas 10.000 personas, v¨ªctimas de la fiebre amarilla que estos d¨ªas ha contagiado a casi toda Alemania.
Telekom ha conseguido por la m¨®dica suma de 10 millones de marcos anuales (850 millones de pesetas), que es la cantidad que dedica la compa?¨ªa telef¨®nica al mecenazgo del equipo cilcista, todo una org¨ªa publicitaria sin precedentes. Los expertos en imagen de la empresa se felicitan por haber transmitido el mensaje de la eficacia y del buen trabajo en equipo, algo que no se corresponde con la realidad de una empresa que todav¨ªa padece la esclerosis de los muchos a?os de monopolio y actitud funcionarial de sus empleados. M¨¢s de 12 millones de telespectadores siguieron el domingo el final del Tour, cifra muy superior a los casi nueve que presenciaron el Gran Premio automovil¨ªstico de Alemania.
La alcaldesa socialdem¨®crata de Bonn, Barbara Diekmann, abri¨® el tarro de las esencias, cuando compar¨® a los vencedores del Tour con Adenauer, Gorbachov y el mism¨ªsmo Papa y a?adi¨® que les reservaba un sitio en ese lugar para el a?o que viene. Deambulaba tambi¨¦n por all¨ª el jefe del grupo paralamentario socialdem¨®crata (SPD) en el Paralamento Federal (Bundestag), Rudolf Scharping, una aficionado al ciclismo de los de verdad, que subi¨® en bicicleta el Tourmalet y hace un par de a?os estuvo a punto de dejarse todas sus neuronas y casi la vida, en una carretera del Palatinado, cuando solo unos mil¨ªmetros le separaron hacer realidad lo de "bajar a tumba abierta". Scharping, que sigui¨® el Tour como comentarista deportivo del diario sensacionalista Bild Zeitung, expresaba la esperanza de que esta fiebre que vive estos d¨ªas el pa¨ªs no sea algo pasajero y el ciclismo se consagre como un deporte popular en Alemania.
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