Hasta enterrarlos en la mar
La autora reclama coherencia, firmeza y unidad absoluta a los dem¨®cratas frente al terrorismo y afirma que ha llegado el momento de desterrar, el miedo y plantar cara a ETA.
Hace dos a?os por estas fechas, la Mesa de Ajuria Enea no se reun¨ªa porque Jaime Mayor Oreja, capitaneando la oposici¨®n del PP, exig¨ªa previamente un posicionamiento a favor del cumplimiento ¨ªntegro de las penas de los presos etarras. Despu¨¦s no se reun¨ªa porque los partidos nacionalistas PNV y EA, con la inestimable y ocasional ayuda de IU, quer¨ªan imponer que en ese foro se hablara de autodeterminaci¨®n.Despu¨¦s, hace menos de un mes, y ante el drama del secuestro y anuncio de ejecuci¨®n de Miguel ?ngel Blanco, se volvi¨® a reunir la Mesa. Y el mensaje fue claro, duro y un¨ªvoco. Totalmente coherente con lo que cientos de miles de ciudadanos nos ped¨ªan en las calles. Pero ?cu¨¢nto va a durar?, ?cu¨¢nto ha tardado Arzalluz en empezar a "recordarnos" c¨®mo y para qu¨¦ interpreta ¨¦l que se constituy¨® la Mesa?, ?cu¨¢nto han tardado Anguita y Madrazo en empezar a pedir, que se "aproveche" la coyuntura para traer a los presos? y ?cu¨¢nto han tardado -los mismos- en romper el consenso dermocr¨¢tico en el Ayuntamiento de Mondrag¨®n?
?Nos hemos vuelto locos o qu¨¦? Mientras nosotros -representantes de la mayor¨ªa de los vascos- nos agotamos en est¨¦riles debates, llegando al absurdo de contabilizar ya varias definiciones de cada una de las palabras t¨®tem del momento (l¨¦ase autodeterminaci¨®n, acercamiento y/o concentraci¨®n de presos, negociaci¨®n y/o di¨¢logo, etc¨¦tera), esa mayor¨ªa a la que decimos representar observa alucinada el espect¨¢culo que les brindamos. ?Tanta gente, tan seria, y qu¨¦ poco sentido com¨²n sumamos entre todos! ?Cu¨¢ndo nos vamos a dar cuenta de que los vascos, la inmensa mayor¨ªa, no est¨¢n por esos extremos que impiden que le plantemos cara al terror?
Claro que se me podr¨ªa decir que tambi¨¦n son vascos los que en las encuestas dicen -si se les pregunta- que apoyar¨ªan el di¨¢logo para acabar con el terrorismo. Pero ?qu¨¦ dir¨ªan si se les preguntara otra cosa, como, por ejemplo, si apoyar¨ªan la decisi¨®n de que form¨¢ramos un frente com¨²n para acabar con ETA? S¨ª, he dicho un frente. Sin complejos y sin ret¨®rica. ?Acaso no se constituy¨® en su d¨ªa la Mesa de Ajuria Enea para eso? Habr¨¢ quien diga que no, que la Mesa es para lograr la normalizaci¨®n y la pacificaci¨®n de Euskadi, como el propio Acta Fundacional recoge. Pero ?se puede lograr esa "normalizaci¨®n" sin acabar con ETA?
Por eso, tambi¨¦n en este tema, ya ser¨ªa hora de que llam¨¢ramos a las cosas por su nombre. Ya ser¨ªa hora de que los nacionalistas del bloque democr¨¢tico dejaran de hacer c¨¢lculos sobre lo que les cuestan electoralmente las posiciones de firmeza contra los terroristas. Ya ser¨ªa hora de que los dirigentes del PP se pusieran a construir consenso sobre lo importante, sin condicionar tanto su posici¨®n a la suma de cinco votos en sus leyes sobre el f¨²tbol o las plataformas digitales.
Ya ser¨ªa hora, por fin, de que nos comport¨¢ramos en coherencia con lo que decimos cuando no nos oyen los periodistas: aceptando que tenemos -los vascos- un gran problema entre manos y que tenemos que solucionarlo nosotros solitos. S¨ª, solitos. Porque, m¨¢s all¨¢ del necesario apoyo internacional en la lucha antiterrorista, m¨¢s all¨¢ de la necesaria eficacia -siempre deseable y siempre mejorable- de la Ertzaintza y de las Fuerzas de Seguridad del Estado para detener a los terroristas, m¨¢s all¨¢ de la necesaria diligencia del poder judicial -siempre deseable y siempre mejorable- para juzgarles y condenarles, m¨¢s all¨¢ de todo eso, ha de estar nuestro compromiso. El compromiso de los que nos declaramos vascos y estatutarios -el 90%, quiero recordar-, el compromiso de los que nos negaremos siempre a que unos pistoleros fascistas nos impongan c¨®mo debemos vivir.
Y, si queremos cumplir con ese compromiso, habremos de desterrar el miedo. Deberemos mirarles a la cara con desprecio y con firmeza. Deberemos plantarles cara; si plantarles cara y enfrentarnos a ellos hasta que sepan que no vamos a ceder, hasta que sepan que van a perder.
Y, cuando dejen de matar porque la eficacia policial lo impida y/o sean capaces de comprender que nunca vamos a resignarnos a convivir con ellos, entonces seremos generosos. Y nos sentaremos a hablar para resolver los problemas de los presos, de sus familiares, de todo su entorno. Y habr¨¢ un final dialogado, como dice el Pacto.
?se es el final dialogado que esta sociedad vasca, plural, libre y generosa podr¨¢ ofrecerles. Ning¨²n otro.
Claro que para que eso se produzca hace falta, entre otras cosas, que Egibar deje de preguntarse en alto "?qu¨¦ hay que negociar cuando dejen de matar? . No vaya a ser que los que matan lo interpreten como una de ¨¢nimo para conseguir sus objetivos... matando.
Y tambi¨¦n hace falta que alg¨²n jefe de la polic¨ªa vasca deje de hacer declaraciones f¨¢cilmente manipulables sobre la "imprescindible negociaci¨®n". No vaya a ser que quienes arriesgan cada d¨ªa su integridad f¨ªsica para defendernos de los terroristas tengan la tentaci¨®n de dejar de hacerlo, habida cuenta que su propio jefe lo considera in¨²til.
Y, finalmente, ser¨ªa imprescindible que algunos dejaran de "comprenderles" a la vez que condenan sus actos. No vaya a ser que retrocedamos de golpe 15 a?os y volvamos a aquella lamentable circunstancia en la que alg¨²n alto dirigente del PNV -el m¨¢s alto- nos espet¨®, dirigi¨¦ndose a ETA, aquello de que "compartimos [¨¦l y su partido] los fines, aunque no los medios". ?A qu¨¦ viene tanto empe?o en teorizar sobre la autodeterminaci¨®n, la soberan¨ªa o la negociaci¨®n? ?Qu¨¦ diferencia hay entre esas reiteradas reivindicaciones tan de actualidad en cada comparecencia de un dirigente del PNV y las pancartas de HB cuando se manifestaban frente a la casa de Delclaux o frente a los pacifistas? ?No ser¨ªa entendible que HB se confundiera y mandara el recado?
Urge una respuesta. Urge el consenso de los dem¨®cratas. Urge que recordemos que los vascos s¨®lo estamos divididos por una raya imaginaria: a un lado, los dem¨®cratas; al otro, los terroristas.
?Tan dif¨ªcil es decirlo en alto? Creo que no. S¨®lo hace falta que volvamos a reafirmar un viejo compromiso democr¨¢tico: nunca seremos neutrales ante la intolerancia y el fascismo. Y el ¨²nico fascismo al que tenemos hoy que enfrentamos se llama ETA.
Pues, ¨¢nimo y, como dice el poema d¨¦ Alberti: "?A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en la mar!".
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