Sobre el hospital Gregorio Mara?¨®n
He tenido la desgracia de ser ingresado en los servicios de urgencias del hospital Gregorio Mara?¨®n debido a una arritmia cardiaca. Pues bien, teniendo en cuenta que cotizo a la Seguridad Social desde los 14 a?os, y tengo 66, es decir, 51 a?os cotizando, yo cre¨ªa que alg¨²n derecho ten¨ªa adquirido, pero, ?qu¨¦ va!; no esperaba lo que me encontr¨¦ en la noche en que estuve siendo tratado en el citado servicio.Describir lo que sucede me resulta dif¨ªcil de creer a m¨ª mismo, pese a haberlo sufrido. En la sala a donde fui llevado, una vez pasadas ?m¨¢s de diez horas!, en los llamados boxes de urgencias, la doctora que me atendi¨®, amabil¨ªsima por cierto, decidi¨® que, para poder dar un diagn¨®stico, tendr¨ªa que ser visto en el servicio llamado Sala de Observaciones de urgencia, ya con una cama que, al menos, era relativamente c¨®moda, y no como la camilla en la que estuve tantas horas.
Pues bien, llevar¨ªa una media hora instalado en el citado servicio y empez¨® la pesadilla. Dos enfermos que estaban enfrente de m¨ª fumaban como descosidos, teniendo en cuenta que a uno le cubr¨ªa una mascarilla de ox¨ªgeno; por supuesto, las enfermeras pretend¨ªan imped¨ªrselo, y entonces estos individuos empezaron con un coro de insultos e improperios a cu¨¢l m¨¢s bestial. En la cama contigua a la m¨ªa hab¨ªa otro que se sum¨® al coro de insultos y, de pronto, de la cama contigua a ¨¦sta se levant¨® otro que tal cual y se lanz¨® sobre mi vecino de cama y, claro, se arm¨® la marimorena. Las tortas ca¨ªan a mi alrededor y los pobres enfermeros/as no pod¨ªan con aquellos bestias y tuvieron que llamar a los guardas jurados, que acudieron en n¨²mero de cuatro o cinco. Bueno, pues el esc¨¢ndalo, las voces, las bofetadas volaban por los aires. Una vez acabado (?) el cirio, y una vez que los beligerantes fueron, unos, sacados de esa sala; otros, atados de pies y manos a la propia cama, parec¨ªa que el esc¨¢ndalo remit¨ªa, pero, qu¨¦ va... Otro de los asilados en el otro extremo de la sala irrumpi¨® en insultos a Dios y a los progenitores/as de los que nos atend¨ªan. Semejante jolgorio dur¨® hasta casi las seis de la madrugada.
En aquellos momentos anunci¨¦ al personal que me atend¨ªa que yo, a la ma?ana siguiente, me ir¨ªa a mi casa, ya que no entend¨ªa que la Comunidad de Madrid permitiera aquellos desaguisados: primero, con personas enfermas y, despu¨¦s, con ciudadanos que pagan las atenciones que se les prestan, pero que, quiz¨¢ por ahorrarse dinero, no establecen un servicio con personal adecuado y, sobre todo, lejos de ciudadanos que, como yo, el ¨²nico delito que han cometido ha sido el de ponerse enfermos y ser llevados a un sitio en el cual mi persona no puede estar.
Por el contrario, el personal del centro se merece un 10, ichapeau!, pero se les destina a una sensaci¨®n de soledad, de abandono, de desprotecci¨®n, que no s¨¦ c¨®mo lo aguantan. Gracias a todos ellos, y un env¨ªo de que se vayan a la m... los que rigen la salud y la sanidad en nuestro pa¨ªs. Se?or Aznar, Espa?a no va bien, por lo menos la Espa?a democr¨¢tica que muchos deseamos. ?Esto es una canallada! No se puede mezclar a enfermos normales con los que no lo son.-
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