La princesa Diana encabeza una misi¨®n oficial laborista a Bosnia
Con pleno apoyo del Gobierno laborista, la princesa Diana de Gales se embarca hoy en una de las m¨¢s audaces empresas de la "nueva Gran Breta?a" del primer ministro Tony Blair: condenar y desterrar para siempre del globo terr¨¢queo la infame maldici¨®n de las minas.Lo har¨¢ con su altamente simb¨®lica visita al t¨¦trico escenario de Bosnia. Su desplazamiento hacia el escenario de las m¨¢s recientes y brutales tragedias europeas era ayer tema de agitado debate. ?No est¨¢ acaso la princesa desafiando riesgos innecesarios a fin de promover una campa?a de amplio espectro pol¨ªtico en el Reino Unido? ?Hay quiz¨¢ algo m¨¢s detr¨¢s de la visible preocupaci¨®n de Diana por convertirse en la campeona de la causa antiminas y en hero¨ªna nacional?
Diana tiene proyectado visitar primero Travnik como embajadora de la organizaci¨®n que agrupa a numerosas v¨ªctimas de las minas. Luego piensa ir a Sarajevo. En ese empe?o no har¨¢ sino subrayar su dedicaci¨®n -profusamente fotografiada durante su anterior visita a los campos minados de Angola este a?o a la causa de la eliminaci¨®n global de las minas. Tambi¨¦n ir¨¢ a Zenica, del brazo de por lo menos dos hombres mutilados por minas que transformaron el paisaje de la ex Yugoslavia en uno de los lugares m¨¢s peligrosos del mundo, incluso despu¨¦s del fin de la guerra.
Imagen humanitaria
Los organizadores del viaje trataban ayer de asegurar a los brit¨¢nicos, preocupados por la seguridad de la princesa, que no hay raz¨®n para temer una tragedia. Pero existen al menos tres factores que pueden contribuir a que la expedici¨®n de Diana brinde m¨¢s de un sobresalto: uno, minas de verdad las hay y en abundancia. Dos, las tensiones entre los enemigos de la reciente guerra se mantienen latentes. Tres, el resentimiento de los serbios hacia Londres, tras la operaci¨®n de comandos brit¨¢nicos que culmin¨® con la captura de militares leales a Belgrado y acusados de genocidio, es m¨¢s fuerte que nunca.Finalmente, no hay que ignorar el riesgo diplom¨¢tico de esta empresa. Si bien Londres est¨¢ decididamente en favor de la prohibici¨®n absoluta del uso, fabricaci¨®n y exportaci¨®n de minas, su m¨¢ximo aliado, los EE UU, no comparte esa preocupaci¨®n por los estragos que causan tales artefactos, a?os despu¨¦s de su aplicaci¨®n y justificativo militar. Invocando la necesidad de mantener a raya a los comunistas de Corea del Norte, Washington dice que la existencia de campos minados es esencial.
Cr¨ªticos de Diana por supuesto no faltan. Muchos de ellos sostienen que despu¨¦s de ofrecer un retrato de frivolidad, posando recientemente ante los fot¨®grafos brit¨¢nicos en el yate del controvertido millonario egipcio Mohamed Al Fayed en la Ribera francesa el mes pasado, Diana busca adquirir una imagen "humana y ben¨¦fica" y que precisamente para eso est¨¢ una expedici¨®n piadosa a Bosnia.
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