Episodios censurados de la guerra sucia
Cien d¨ªas despu¨¦s de asumir el cargo el Gobierno laborista del primer ministro Tony Blair y su visi¨®n de un "nuevo Reino Unido" tropieza con impotencia ante las antiguas mordazas a la libertad de expresi¨®n que impiden llamar a los asesinatos y a las mentiras por su nombre.Un nuevo libro sobre las actividades del SAS (fuerzas de operaciones especiales), que sali¨® a la venta esta semana, es un interesante compendio hist¨®rico sobre los ¨¦xitos y fracasos de los comandos especiales brit¨¢nicos, pero que en el Reino Unido, por la draconiana fuerza de una vaga norma que ampara los secretos oficiales en el Reino Unido, omite convenientemente lo que en otros pa¨ªses ser¨ªa considerado un delito. En las librer¨ªas londinenses, el libro Guerras Secretas, del ex esp¨ªa Adrian Weale, es bastante codiciado. Weale acaba de ser expulsado del secreto Club de Fuerzas Especiales que existe en Londres, precisamente a ra¨ªz de su obra. El Club es tan secreto que uno de sus socios, consultado por EL PA?S, dijo: "Si te cuento lo que es el Club, en qu¨¦ consiste y qu¨¦ es lo que pensamos del libro de Weale, tendr¨ªa que matarte". Los lectores brit¨¢nicos del libro de Weale se han visto privados del episodio sobre la matanza de tres militantes del Ej¨¦rcito Republicano de Irlanda (IRA) en Coagh, Reino Unido, en 1991. Es un episodio interesante. Los comandos del SAS no les detuvieron. Les dejaron ir deliberadamente para que llegaran hasta el lugar donde estaban sus armas. Y cuando intentaron cogerlas fueron acribillados a balazos.
Fue, a todas luces, una celada. En los t¨¦rminos oficiales fue un acto "antiterrorista". Hubo un episodio similar en Gibraltar en la larga historia de persecuci¨®n y destrucci¨®n del IRA.
Hay otros ejemplos. Ah¨ª est¨¢ el celebra libro Spycatcher que el Gobierno conservador de Margaret Thatcher prohibi¨® porque "compromet¨ªa la seguridad de los servicios de espionaje brit¨¢nico", pero que en realidad expon¨ªa pr¨¢cticas mentirosas y corruptas que quedaban brutalmente al desnudo.
El cuestionamiento de la veracidad de los medios brit¨¢nicos sobre la cobertura de temas sensibles para el concepto de seguridad y dignidad nacionales no es nuevo. A menudo los autores de libros buscan canales mas all¨¢ del alcance de la censura brit¨¢nica. La pr¨®xima semana se publicar¨¢ en Espa?a otro ejemplo de las restricciones que en el nuevo Reino Unido de Blair, impiden, por ejemplo, la discusi¨®n del papel de la prensa brit¨¢nica en la antigua Yugoslavia. Es un tema que todav¨ªa es tab¨², y ning¨²n editor se atreve a publicar estudios que cuestionan la veracidad de versiones period¨ªsticas, ya que la ley les proh¨ªbe "sugerir la posibilidad de difamaci¨®n".
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