La muchacha que pudo ser Emmanuelle (9)
La dolce vitaPor MANUEL V?ZQUEZ MONTALB?N
A VIEJA ESTABA TAN RESTAURADA que parec¨ªa hecha de piel de tambor. No ayudaba nada a su aspecto una calvicie que no consegu¨ªa disimular. Todo en La Dolce Vita era viejo y ol¨ªa a orines de gato viejo, tal vez porque el local estaba lleno de gatos viejos. La mujer los se?al¨®.-Ya son los ¨²nicos clientes. Qui¨¦n lo ha visto y qui¨¦n lo ve. Lo sabes muy bien Pep, lo sabes muy bien. S¨ª, recuerdo a Helga, a Helga Singer como se hac¨ªa llamar, de nombre art¨ªstico, como le gustaba decir a ella. Lleg¨® con muchos humos. Que si hab¨ªa trabajado con Mirtha Legrand, que si Alberto Closas hab¨ªa dicho que era la dama joven m¨¢s prometedora del teatro argentino. Ni dama, ni joven, ni Closas. Aqu¨ª nena, le dije, se viene a trabajar para comer. Esto no es el Covent Garden, maca. Ella ten¨ªa una buena colecci¨®n de fotos, eso s¨ª, pero apenas can taba, apenas bailaba, ya empezaba a te ner celulitis en las piernas y las tetas no las pod¨ªa ense?ar porque ya no eran de recibo. ?Que hac¨ªa? Pues seg¨²n ella dec¨ªa el tango, los tangos se dicen, no se cantan, sosten¨ªa. Recitaba, eso lo hac¨ªa bien, re cordaba un poco a las hermanas Singerman, aunque ella aseguraba que su modelo era Nacha Guevara. No tan exagerada como Berta Singerman. Yo hab¨ªa hecho giras como telonera de la Singerman cuando ven¨ªa a darse un garbeo por Es pana. ?Quieres que te la describa en aquella ¨¦poca? ?Y por qu¨¦ no te paso un v¨ªdeo de promoci¨®n que filmaron aqu¨ª a finales de los ochenta y que no ha servido para nada, reiet? Esto lo van a derribar la se mana que viene o lo van a acondicionar, qu¨¦ se yo, para instalar una universidad. Creo que se llama Pompeu Fabra, Universidad Pompeu Fabra. A saber qui¨¦n era el carota ¨¦se. ?Mira que llamarse Pompeu!
Y del pasado brotaron, despu¨¦s de la actuaci¨®n de un ventr¨ªlocuo y de una valenciana vestida de huertana y sorprendida en la situaci¨®n de cantar Valencia es la tierra de las flores, las im¨¢genes de una Helga muy ajada y mal vestida, engordada por descuido, en mitad del escenario recitando:
-Respetable p¨²blico, de la gran poetisa chilena, Gabriela Mistral: Verg¨¹enza.
Si t¨² me miras yo me vuelvo hermosa como la hierba a la que baj¨® el roc¨ªo y desconocer¨¢n mi faz gloriosa las altas ca?as cuando baje al r¨ªo.
Tengo verg¨¹enza de mi boca triste de mi voz rota y mis rodillas rudas. Ahora que me miraste y que viniste, me encontr¨¦ pobre y me palp¨¦ desnuda Ninguna piedra en el campo hallaste m¨¢s desnuda de voz en la alborada que esta mujer a la que levantaste porque o¨ªste su canto, la mirada.
A Biscuter le gustaban los comentarios en off de Pepita de Calahorra, La Gran recreadora de la Jota, mientras Helga en la pantalla presum¨ªa de recitadora, pero no sab¨ªa conformarse con la Emmanuelle ya destruida por el tiempo y antepon¨ªa sobre la imagen vencida la que pudo ser Emmanuelle argentina sentada en el sill¨®n filipino. La o¨ªa recitar desde la cinta de video... Yo callar¨¦ para que no conozcan mi dicha los que pasan por el llano en el fulgor que da a mi frente toscal y en la tremolaci¨®n que hay en mi mano.
La aplaud¨ªan escasamente, pero ella saludaba por aclamaci¨®n.
-Y ahora, respetable p¨²blico, les cantar¨¦, es decir, les dir¨¦, porque los tangos se dicen, no se cantan, Ingenuidad. Maestro, ?Va por Vd.!
Al viejecillo pianista ni le iba ni le ven¨ªa la dedicatoria de la que ¨¦l consideraba una mera cupletista gorda: T¨² me dijiste que eras doncella pero lo eras de una madame que te hizo puta sin preguntarte si era por gusto o por estufar.
Pidi¨® Biscuter que terminara la transmisi¨®n porque se sent¨ªa cada vez m¨¢s triste y Pepita de Calahorra le complajo para contagiarse de su melancol¨ªa. Lloraban la vieja y Biscuter ya cinco minutos cuando acordaron aclararse por qu¨¦ lloraban.
-Lloro por la triste vida de la muchacha que pudo ser Einmanuelle.
-Yo porque ya estamos entre ruinas. La semana que viene la piqueta acabar¨¢ con todo esto y La Dolce Vita pasar¨¢ a ser historia. Tambi¨¦n seremos historia todos cuantos trabajamos aqu¨ª dentro y ?qu¨¦ quiere decir ser historia? Pues poco menos que una mierda. Ser historia significa estar m¨¢s muerto que carracuca.
-La calle de las Tapias ya no existe.
-Y con ella desaparece una se?a de identidad de la ciudad.
Opin¨® la vieja y prosigui¨®.
-Por aqu¨ª vienen muchos intelectuales estos d¨ªas y da gusto o¨ªrles. Casi todos viven por los barrios altos, pero son muy solidarios con todo esto, forma parte de su memoria hist¨®rica o sentimental, me dicen. Quieren montar una ONG o una Conga, no se qu¨¦ leches, en defensa de las putas viejas en las ciudades viejas. Yo pienso en las pobreticas que se ganaban la vida con el co?o por estas calles, ?ad¨®nde han ido a parar esas vidas, esos co?os? A parte alguna, se?or. Porque las que se ganaban la vida por aqu¨ª no tienen sitio entre el puterio se?oritingo de los relax. Y las alternadoras de La Dolce Vita ?Qu¨¦? Ni siquiera van al paro, ni pueden jubilarse, porque ya me dir¨¢ Vd. qu¨¦ chica de alterne ha cotizado en aut¨®nomos y las que a¨²n se arrastran por la dolce vita se tienen que contener las hernias con cemento armado.
-?Hizo la calle Helga S¨ªnger?
-Alterne hizo.
-?Te habl¨® alguna vez de su hijo?
-Eso era muy extra?o. Cuando estaba sobria dec¨ªa que hab¨ªa tenido un ni?o, pero que hab¨ªa nacido muerto. Cuando estaba borracha se pon¨ªa a ladrar como una perra de luto reclamando al hijo que le hab¨ªan quitado.
Se abraz¨® con Biscuter y le pidi¨® que viniera siempre que quisiera llorar con ella. Que no se preocupara si derribaban La Dolce Vita porque ella ir¨ªa todas los atardeceres de su vida hasta aquel lugar, hasta aqu¨ª, hasta donde me ves los pies, pongan lo que pongan, construyan lo que construyan. Yo nunca he tenido amo, como las gatas, Pep, pero ¨¦sta era mi casa, yo ten¨ªa casa. Sali¨® Biscuter y casi se estrella contra un hombre gordo que examinaba la fachada del local como si quisiera comprarla.
-Disculpe se?or. ?Esta es La Dolce Vita, cierto?
?Otro argentino! Dio un paso atr¨¢s Biscuter para adquirir perspectiva del volumen completo del gordo y le indic¨® el r¨®tulo.
-Claro, ya lo he le¨ªdo, pero como no veo gente, como no hay vida en los alrededores. Por cierto este Barrio Chino parece Dresde, o lo est¨¢n bombardeando o se lo llevan a otra parte. ?Recuerdo aquellos a?os cuarenta en que yo he pillado farras aqu¨ª en compa?¨ªa de Manolo Caracol y Lola Flores! Yo estudiaba en Espa?a, era muy jovencillo, pero de noche me gustaban las farras. Era muy mujeriego, ten¨ªa alma de bac¨¢n. Bac¨¢n quiere decir chulo de putas ?se?or?
-Plegamans, Josep Plegamans BetrIu.
Biscuter apenas pudo asir - con su manita la punta de los dedos del hombre, gruesos como los habanos que a veces se fumaba Carvalho.
-Aquiles Canetti, diplom¨¢tico.
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