EE UU entregar¨¢ a tres presuntos miembros del IRA al Reino Unido
Un juez federal de Estados Unidos orden¨® el lunes la extradici¨®n de tres ciudadanos de Irlanda del Norte que viv¨ªan en California tras fugarse de la prisi¨®n de Maze, en Belfast, en 1983. Los tres fueron detenidos en ese Estado entre 1992 y 1994, y posteriormente se les puso en libertad bajo fianza. El Reino Unido acusa a Kevin Artt, Pol Brennan y Terence Kirby de pertenecer al IRA, pero el juez de San Francisco Charles Legge determin¨® anteayer que la extradici¨®n es procedente, puesto que no hay peligro de que sean castigados por sus ideas pol¨ªticas al devolver su custodia a las autoridades brit¨¢nicas.Artt y Kirby ingresaron en la prisi¨®n de Maze por asesinato, mientras que Brennan hab¨ªa sido sentenciado por posesi¨®n de explosivos. Los tres escaparon en 1983, junto a otros 35 prisioneros, en lo que se considera la mayor fuga carcelaria en la historia brit¨¢nica.
El juez Legge escribi¨® en su decisi¨®n que los tres estaban en la c¨¢rcel "por haber cometido serios cr¨ªmenes, no por ser cat¨®licos o nacionalistas o republicanos", y agreg¨® que "un asesinato es un crimen, independientemente de la bandera que enarbole el criminal cuando mata".
El juez garantiz¨® la extradici¨®n por estimar que su "castigo" al regresar al Reino Unido no ser¨¢ por sus creencias, sino por los cr¨ªmenes que cometieron. Artt, Kirby y Brennan deber¨¢n entregarse en el acto a los agentes encargados de su libertad provisional.
Artt fue el primero en hacerlo, y dijo que estaba "total y absolutamente consternado" por la decisi¨®n judicial. "Acabar¨¦ muerto de un modo u otro", advirti¨®. Sus abogados recurrieron en el acto ante un tribunal de apelaci¨®n y denunciaron como "imperdonable" el hecho de que EE UU no haya estado presente en las audiencias sobre la extradici¨®n m¨¢s que en la figura de un fiscal que, en su opini¨®n, representaba los intereses brit¨¢nicos.
Artt fue condenado por matar a un alto funcionario de la prisi¨®n de Maze, pero, seg¨²n sus abogados, la ¨²nica prueba que existe es su confesi¨®n y el relato de otros testigos manipulados por el Reino Unido.
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