El atajo de la arbitrariedad

En una reflexi¨®n de car¨¢cter general sobre la sociedad espa?ola con ocasi¨®n de una intervenci¨®n parlamentaria en 1904, Antonio Maura identific¨® como uno de los peores vicios del pa¨ªs la falta de respeto por el derecho y la tendencia de los poderes p¨²blicos a deslizarse por lo que ¨¦l calificaba como "el atajo de la arbitrariedad". En el mundo del derecho no valen los atajos, a?ad¨ªa Maura, y cuando se recurre a ellos el remedio suele acabar siendo peor que la enfermedad.Tras casi 20 a?os de vigencia ininterrumpida de la Constituci¨®n y tras m¨¢s de 10 de integraci¨®n en la Uni¨®n Europea (y tras todo lo que ha llovido en el pa¨ªs desde 1904), parece que cab¨ªa esperar que la tentaci¨®n de sucumbir a la arbitrariedad, que nunca puede desaparecer por completo, s¨ª habr¨ªa quedado al menos reducida a l¨ªmites compatibles con la existencia. de una democracia digna de tal nombre.

Poco m¨¢s de un a?o despu¨¦s de la investidura de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar como presidente del Gobierno hay indicios m¨¢s que preocupantes de que la derecha espa?ola vuelve a las andadas y de que nos estamos deslizando de nuevo por "el atajo de la arbitrariedad".

Y de que nos estamos deslizando, adem¨¢s, de la peor de las maneras posibles. Pues la arbitrariedad en el ejercicio del poder no se est¨¢ circunscribiendo a la esfera p¨²blica, sino que se est¨¢ extendiendo tambi¨¦n a la esfera privada.

Mal est¨¢ que se haya puesto al frente de RTVE a quien se ha puesto. Mal est¨¢ que se haya puesto a Fungairi?o como fiscal jefe de la Audiencia Nacional. Mal est¨¢ que el portavoz del Gobierno amenace a empresarios privados. Mal est¨¢ que se haya aprobado un decreto-ley para "castigar" a un grupo de comunicaci¨®n "inc¨®modo". Mal est¨¢ que se haya aprobado una ley contra la advertencia de la Comisi¨®n Europea de que viola Derecho Comunitario. Mal est¨¢ que se aprueben normas retroactivas sabiendo que no pueden no ser anticonstitucionales.

Todo esto est¨¢ mal. Pero no es nada comparado con la "politizaci¨®n" de Telef¨®nica evidenciada en la compra de Antena 3.

El Estado democr¨¢tico descansa en una regla no es crita, mucho m¨¢s importante que las reglas escritas, por que es el fundamento de todas ellas. Se trata de la separaci¨®n del poder pol¨ªtico de la propiedad privada. Aqu¨ª radica la superioridad, tanto moral como funcional, de la democracia sobre todas las dem¨¢s formas pol¨ªticas conocidas. Ni un Gobierno puede tomar partido por una estrategia empresarial frente a otras ni una decisi¨®n empresarial puede estar al servicio de la estrategia de un partido pol¨ªtico frente a otros. La estrategia pol¨ªtica y la empresarial tienen que ser aut¨®nomas. No pueden confundirse. Cuando este l¨ªmite se traspasa, se afecta al n¨²cleo esencial de la sociedad democr¨¢tica.

?ste es el l¨ªmite que el Gobierno no ha tenido empacho en traspasar. Tras comprobar que ni con "juicios pol¨ªticos" en la Audiencia Nacional ni con leyes digitales o futbol¨ªsticas aprobadas con la ayuda de IU consigue ganar una guerra que, por lo dem¨¢s, nadie le ha declarado, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar ha decidido pasar el Rubic¨®n que nunca se debe pasar en democracia: utilizar una: empresa, reci¨¦n privatizada y todav¨ªa dependiente por v¨ªas indirectas del BOE, para perseguir objetivos pol¨ªticos exclusivamente partidistas.

?Nadie se ha parado a pensar en las consecuencias que puede tener para Espa?a la "politizaci¨®n" de una compa?¨ªa como Telef¨®nica? ?Se va a seguir el mismo camino con Endesa?