Un 'aurresku' para V¨ªctor Mendes
Un aurresku le dedicaron a V¨ªctor Mendes antes de empezar la funci¨®n en homenaje a su despedida. V¨ªctor Mendes se retira del toreo despu¨¦s de una digna e intensa carrera, y esta corrida era la ¨²ltima que iba a torear en Bilbao.El aurresku fue con la puerta de cuadrillas abierta, en el umbral los tres espadas liado el capote de paseo, detr¨¢s los toreros de plata. Se acerc¨® el dantzari, acompa?ado de txistularis, hizo una reverencia a V¨ªctor Mendes y le bail¨® el aurresku con todos sus tiempos sin faltar uno.
La ceremonia, realmente ins¨®lita en una, plaza de toros, result¨® muy bonita y emotiva. La melod¨ªa nost¨¢gica de los txistus, el trenzado siempre evocador de los pies danzantes, ten¨ªan al p¨²blico absorto y a los toreros admirados.
Pablo Romero / Mendes, S¨¢nchez, Higares
Toros de Pablo Romero, con trap¨ªo y bonita l¨¢mina, sin fuerza, varios inv¨¢lidos, aborregados.V¨ªctor Mendes: estocada corta ladeada y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio); tres pinchazos, bajonazo descarado, cinco descabellos -aviso-y cuatro descabellos (silencio). Sergio S¨¢nchez: estocada atravesada y descabello (palmas); dos pinchazos, estocada corta, rueda de peones, tres descabellos -aviso- y, dos descabellos (silencio). Oscar Higares: cuatro pinchazos, estocada corta ladeada, rueda de peones -aviso- y se echa el toro (aplausos y sale a los medios); cinco pinchazos -aviso- y dos descabellos (palmas). Plaza de Vista Alegre, 24 de agosto. 9? y ¨²ltima corrida de feria. Dos tercios de entrada.
A alguno del sur se le advert¨ªa tambi¨¦n en la expresi¨®n el pasmo, porque seguramente jam¨¢s habr¨ªa imaginado que en el momento de empezar la corrida, cuando alguien de las cuadrillas da la voz de alarma, y viene el escalofr¨ªo propio de la hora de la verdad, y todos ajustan paquete, y por el port¨®n en franqu¨ªa ya se ve el despejado redondel, aparecer¨ªa all¨ª un joven vestido de blanco, txapela roja, y se pondr¨ªa a ejercitar complicada danza, piernas arriba y abajo, tirabuz¨®n y mudanza, paso lateral, tornapaso, giro grave, equilibrios en pedicoj, patada a la luna.
El dantzari expres¨® las albricias en sus ¨²ltimos movimientos, le brind¨® la txapela a V¨ªctor Mendes, le dio un abrazo, y el p¨²blico les dedic¨® una ovaci¨®n a los dos. Lo mejor habr¨ªa sido justo entonces que p¨²blico y toreros nos march¨¢ramos en comandita a celebrarlo tomando unas copas. Porque la funci¨®n result¨® insoportable. Da pena recordarlo, con la ilusi¨®n que llevaban los aficionados por ver tres valientes frente a la esperada corrida del hist¨®rico hierro de Pablo Romero.
Saltaban a la arena los Pablo Romero y eran una hermosura; cuajados y serios, musculosos bajo sus bonitas capas c¨¢rdenas. No es que la afici¨®n ponderara su tama?o. Precisamente el m¨¢s grande, que pesaba la barbaridad de 697 kilos, es el que llam¨® menos la atenci¨®n. Ese toro entr¨® en el redondel levantando polvareda y pronto pudo comprobarse que no era nadie. Acudi¨® al caballo y ni lo movi¨®.
El torazo de 697 kilos no ten¨ªa fuerza y sus hermanos tampoco. La mayor¨ªa estaban lisiados y se ca¨ªan. Llegaban a la muleta y se comportaban como borregos. Expertos matizar¨ªan que tra¨ªan aires de morucho y parecer¨¢ fr¨ªvolo decirlo, pero de ser ese el caso quiz¨¢ la lidia no hubiese resultado tan aburrida.
Porque los Pablo Romero no es que sacaran ni moruchez, ni mansedumbre: es que se quedaban pasmarotes: como si se hubieran vuelto lilas de repente. Por excepci¨®n, alguno embisti¨® despacito, cuidadoso, sin molestar, y extra?a: que el torero de turno no aprovechara para redondear faena y cortarle las orejas.
?scar Higares tuvo a su disposici¨®n dos toros de esos, preferentemente el que hac¨ªa tercero, y les sac¨® lo mejores muletazos de la tarde -unas tandas de redondos con empaque, gusto y lar gura-, mas al natural no se acoplaba, prosegu¨ªa sin fundamento los trasteos y mat¨® fatal.
Mendes y Sergio S¨¢nchez, que banderillearon con mediocridad, muleteaban voluntariosos. En realidad no hab¨ªa nada que muletear. Presentaban la pa?osa, exclamaban ?je!, y era perder el tiempo: los toros ni se mov¨ªan. La tauromaquia cl¨¢sica carece de recursos para dar fiesta a los toros pasmarotes y se impone implantar una nueva t¨¦cnica que les alegre y d¨¦ gusto a la afici¨®n. Por ejemplo, tirar los trastos y bailarles un aurresku.
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