Sin noticias de Rodrigo
El Madrid gana su trofeo con los suplentes en un partido falto de inter¨¦sEn el partido de presentaci¨®n del equipo, el Madrid present¨® a los suplentes. Qu¨¦ lejos aquellos d¨ªas en los que llegaban el Milan, el Ajax y el Palmeiras con todo, a veces con demasiado. De aquellos partidos, el Madrid sal¨ªa fortalecido -aquella noche memorable frente al Palmeiras de Rivaldo, Edmundo, Roberto Carlos y C¨¦sar Sampaio- o se quedaba en estado depresivo para toda la temporada, como sucedi¨® tras el meneo que recibi¨® del mejor Milan de Sacchi. O sea, de Van Basten, Rijkaard, Baresi y Gullit. Para algunos, como Jaro, el efecto fue devastador. No se volvi¨® recuperar en su carrera como madridista.
Ahora se preparan partidos ligeros, como ¨¦ste frente a la Portuguesa. Y problamente as¨ª debe ser en v¨ªspera del comienzo del campeonato, con el Atl¨¦tico llamando a la puerta. Los grandes nombres atendieron al encuentro como espectadores. Hierro fue la excepci¨®n. Hierro sali¨® en el eje de la defensa y volvi¨® a emplearse con una autoridad admirable. Dio la impresi¨®n de que quer¨ªa medir las cualidades del joven Rodrigo, del que se ocup¨® personalmente en varias fases.
La gente quer¨ªa ver a Rodrigo, que lleg¨® con buena fama para ser escrutado por los t¨¦cnicos del Madrid y por la cr¨ªtica. Se dice que tiene condiciones para la media punta, pero da la pinta de segundo delantero.Apenas se retras¨® para enlazar con los medios y participar en la elaboraci¨®n, y nunca dio un paso para defender. Por lo tanto, est¨¢ m¨¢s cerca de la posici¨®n de Ra¨²l o de Mijatovic que de cualquier otro sitio.
A Rodrigo se le juzg¨® m¨¢s por lo que pareci¨® que por lo que hizo. Apenas cuatro o cinco detalles sirvieron para dar la impresi¨®n de que es un jugador de clase, elegante, con menos participaci¨®n de la que debiera por su tendencia ap¨¢tica, zurdo, con buena salida por los perfiles y con una pegada limpia, muy considerable. Fueron apuntes m¨¢s que nada, porque Rodrigo no tuvo peso en el partido.
El p¨²blico fue escaso y atendi¨® al juego con desinter¨¦s, con la actitud mortecina que cab¨ªa suponer en este partido liger¨ªsimo. Hab¨ªa poco que vigilar en las filas madridistas. Sanchis jug¨® como medio centro. No tuvo ninguna influencia. El Madrid interpret¨® su papel de manera esforzada y sin demasiados recursos.
Ninguno de los nuevos -Canabal y Morientes- dijo mucho. Canabal se apunt¨® el gol en un remate de cabeza, pero no parece ajustarse a las exigencias del Madrid. Como medio de enlace, no enlaz¨® nunca. Tiene alg¨²n sentido para la llegada, en cualquier caso no parece una cualidad suficiente como para tener alguna oportunidad en un equipo de esta magnitud. Morientes intervino en tres ocasiones, dos de ellas en balones altos que gan¨® con cierta autoridad. Fuera de eso, pas¨® desapercibido.
Para otra gente, como Secretario y Fernando Sanz, el partido fue un tanto dificil. Definitivamente Secretario est¨¢ fuera de lugar en el Madrid. Frente a un equipo que vino a tocar y no hacer da?o, Secretario estuvo inh¨¢bil y un tanto violento. Los brasile?os no merec¨ªan llevarse ninguna patada. Secretario est¨¢ un poco pasado de vueltas.
Fernando Sanz es otro asunto. Est¨¢ sometido a una exigencia extraordinaria, bajo una tensi¨®n que evidentemente le afecta. Y el p¨²blico tiene un punto de crueldad cuando le reprocha con cierta vehemenencia sus errores. Fernando Sanz har¨ªa bien en proseguir su carrera en otro equipo de Primera, pulir sus cualidades y medir si tiene las posibilidades de regresar. En el estado actual, es un futbolista destinado al sufrimiento.
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