El ruido
Perm¨ªtanme que sea el primero en felicitar a nuestro respetado se?or alcalde. Su concepto de ciudad rabiosamente contempor¨¢nea y con vistas a Maastricht va propag¨¢ndose en forma imparable por otros puntos de la geograf¨ªa espa?ola, su ejemplo cunde. Julio ha resultado ser un mes paradigm¨¢tico en esta irradiaci¨®n y a m¨ª me ha cabido la fortuna de contemplar de cerca c¨®mo, va arraigando por ah¨ª su impronta. Ni que decir tiene que en muchos momentos me sent¨ª pose¨ªdo por la emoci¨®n patri¨®tica madrile?a. A veces, hasta me cost¨® contener las l¨¢grimas.No tengo espacio para enumeraciones exhaustivas, mas quiero que sepan, al menos, que do?a Celia Villalobos, alcaldesa de M¨¢laga y copartidaria de don Jos¨¦ Mar¨ªa, ha anunciado a bombo y platillo que va a abrir en canal su ciudad, a lo largo y a lo ancho, para construir t¨²neles, aparcamientos privados y tal y resolver de una vez los problemas del tr¨¢fico... ?Les suena? Tambi¨¦n se ha gastado la mujer 1.135 millones de pesetas en la adquisici¨®n de aspiradoras ¨²ltimo modelo, fregadoras y camiones de basura, ?les suena? Do?a Celia pos¨®, en el acto de presentaci¨®n, para una foto un tanto freudiana, con unos ce?idos pantalones que realzaban sus encantos, acariciando una de las poderosas mangas succionadoras de una maquinona. Y es obvio que otros Ayuntamientos de menor cuant¨ªa, sin salir de la Costa del Sol, han accedido tambi¨¦n al progreso en forma de ruido y estragos, no iban a ser menos que do?a Celia y don Jos¨¦ Mar¨ªa. En el Sitio de Calahonda, Mijas Costa, nos enteramos de lo que vale un peine y de lo eficaces que son las sierras mec¨¢nicas cuando nos talapodaron los siete alt¨ªsimos y magn¨ªficos eucaliptos que ornaban el acceso al Zoco. Adi¨®s, sol ruboroso del atardecer tras sus ramas, adi¨®s, mir¨ªadas de estorninos aposent¨¢ndose en ellas para dormir, adi¨®s belleza, viva el fragor. Y lo m¨¢s asombroso de todo es que esta barbaridad fue como una se?al para que todas las urbanizaciones comenzasen a adquirir fren¨¦ticamente artilugios ruidosos para podar, segar a diario la yerba, convertida en skin-grass, absorber sus porci¨²nculas, etc¨¦tera.
Digo que es asombroso porque estas gentes vinieron hasta este rinc¨®n del mundo desde la lejana Escandinavia, la ex p¨¦rfida Albi¨®n (?oiga!, es que nosotros tambi¨¦n pertenecemos a la UE, ?o es que no sabe con qui¨¦n est¨¢ hablando?) y muchos etc¨¦teras en busca, no s¨®lo del sol, sino de los silencios incre¨ªbles que aqu¨ª existieron hasta anteayer. Resulta que ahora est¨¢n consiguiendo niveles de estruendo no menos incre¨ªbles, y se les ve felices como conejos. ?Hasta se les est¨¢ poniendo cara de, Maastricht!
Florecen, los manzanos.
Y por Madrid, ?qu¨¦ tal? L¨ªrica, resignada, muy triste era aquella canci¨®n que coreaban los milicianos de mono y alpargatas a su regreso del frente a la sitiada capital: "Cuando llegas a Madrid, lo primero que se ve, son los milicianos peras, metidos en los caf¨¦s, con cazadoras de cuero y pantalones tambi¨¦n...". A nuestros jerifaltes de hoga?o, sumidos en sus poltronas, ni siquiera los vemos, salvo en infinitas fotos triunfalistas e inaugurales. Lo que s¨ª veo yo, apenas entro en Madrid, es que las obras, y natural mente los ruidos, han proliferado a¨²n. Un importante tramo de la M-30 aparec¨ªa pintado de amarillo, o sea que se ha vuelto provisional despu¨¦s de haber sido definitivo durante tantos a?os, la calle Ram¨®n y Cajal parec¨ªa haberse quedado pre?ada frente al surtidor de la CAMPSA contiguo al parque de Berl¨ªn, en la confluencia de la Castellana y General Per¨®n, al que se supon¨ªa "acabado", los se?ores del Gas Madrid volvieron a abrir el pavimento y est¨¢n introduciendo tuber¨ªas, tambi¨¦n amarillas, creo que por en¨¦sima vez, y, en fin, se nota mucho que ya estamos en casa. "Home, sweet home, there's nothing like home que dicen los brit¨¢nicos, nuestros hermanos europeos.
Durante mi ausencia, me he ido enterando, a trav¨¦s de las cartas de los lectores, de las diversas amenidades urbanas. Tienen que haber sido estupendas las fiestas del Carmen, con sus mil ruidos, en medio del aquelarre checheno de Reina Victoria y San Francisco de Sales, tema del que informaba puntualmente do?a Carmen Racero. Estupendo el parto de los montes de la plaza del Marqu¨¦s de Salamanca, contado por don Erlend Mensing. Estupendas las 24 horas de juerga de Claudio Coello, que denuncia do?a Mar¨ªa Rosa Mart¨ªnez Bay¨®. En fin, que voy a tener que romper mi tregua unilateral.
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