42 reclusos mueren en un ajuste de cuentas en un penal venezolano de m¨¢xima seguridad
La legendaria c¨¢rcel de El Dorado, un penal, de m¨¢xima seguridad situado a 700 kil¨®metros al sur de Caracas, se convirti¨® ayer en un infierno. Al menos 42 reclusos murieron y otros 22 quedaron malheridos tras una reyerta con pinchos y armas de fuego entre grupos rivales de presos, que fue sofocada a tiros por la Guardia Nacional. "No hay m¨¢s detalles, la prisi¨®n no tiene tel¨¦fono y la radio no funciona", se excus¨® el ministro venezolano de Justicia, Hilari¨®n Cardozo, antes de volar hacia la selva amaz¨®nica. "Es el peor lugar que se pueda imaginar", explicaba ayer un antiguo guardi¨¢n de El Dorado. All¨ª estuvo una vez encarcelado Henri Charrier. M¨¢s conocido por Papill¨®n. Se escap¨®.
El enfrentamiento entre presos de alta peligrosidad y un clan de 40 internos ind¨ªgenas de La Guajira estall¨® hacia las 5.30 de la ma?ana de ayer (las 11. 30 en Madrid). Fuentes oficiales informaron que fueron los internos m¨¢s antiguos los que desataron la lucha, en un intento de demostrar a los reclusos de un grupo ind¨ªgena llegados m¨¢s tarde su autoridad dentro del penal.El sacerdote espa?ol Hermenegildo Viceo, capell¨¢n de El Dorado-, hab¨ªa salido de la prisi¨®n poco antes de que se desencadenara la pelea. S¨®lo vio dos muertos, acuchillados con objetos punzantes. "El ambiente era muy tenso, todos los presos estaban en los patios, desnudos y rodeados por la Guardia Nacional", relat¨® Viceo.
El ministro de Justicia declar¨® que la tragedia surgi¨® cuando un grupo de internos recluidos en el recinto de m¨¢xima seguridad llamado Casa Amarilla abri¨®, un boquete y penetr¨® en otro sector del penal donde se encontraban reclusos guajiros trasladados tras un sangriento mot¨ªn en la c¨¢rcel de La Sabaneta (este de Venezuela). Esta banda, de la etnia wayuu, procedente del norte, se defendi¨® con chuzos y chopos (cuchillos de fabricaci¨®n casera). Los reclusos de la etnia wayuu ,sufren un rechazo generalizado en los penales venezolanos por su ferocidad.
. Cuando comenz¨® la lucha era la hora del desayuno en El Dorado y hab¨ªa que demostrar a los carceleros qui¨¦n mandaba en esa c¨¢rcel, situada junto al r¨ªo Cuyuni, rico en yacimientos de oro. De ah¨ª el nombre de la c¨¢rcel, en homenaje al mito de la ciudad de la riqueza. Construido en, 1948, El Dorado es un centro penitenciario, ubicado a 100 kil¨®metros al sur de Puerto Ordaz o Ciudad Guayana., en el Estado de Bol¨ªvar, en plena selva amaz¨®nica. Las aguas del Cuyuni est¨¢n infestadas de pira?as y caimanes. En El Dorado estuvo internado el c¨¦lebre experto en fugas Henri Calirrier, Papillon.
La causa del mot¨ªn no fue, en principio, hacinamiento. Seg¨²n el Ministerio de Justicia, el censo de reclusos era en ese momento de 420 internos, por de-bajo de su capacidad m¨¢xima, seg¨²n datos oficiales.
En Venezuela existen 32 centros penitenciarios con capacidad para albergar a unos 12.000 presos. Pero las cifras de la realidad desbordan las previsiones y las c¨¢rceles de hecho acogen a 26.000 internos. Algunos de -los penales superan el 200% de su capacidad, como fue el caso del centro caraque?o de Catia, que fue dinamitado por el Gobierno en febrero pasado. Cuatro reclusos mueren cada semana en las c¨¢rceles venezolanas, donde una cuarta parte de sus internos sigue a la espera de una condena judicial, que suele tardar a?os en llegar.
La fama de la violencia carcelaria venezolana empez¨® en julio de 1963, cuando se produjo el primer mot¨ªn en la naciente democracia, en el penal de La Planta, que se sald¨® con 53 muertos. Durante la batalla campal se fugaron 700 presos. Una cantidad similar de muertos volvi¨® a registrarse en febrero de 1992 en el ret¨¦n de Catia, durante el primer intento de golpe de Hugo Chavez.
Rechazo ancestral y rivalidad ind¨ªgena
El rechazo ancestral que los presos venezolanos tienen a los ind¨ªgenas guajiros de la etnia wayu¨² por sus extra?as costumbres pudo haber desencadenado la pelea sangrienta en la c¨¢rcel de El Dorado.Y es que los antecedentes que tra¨ªan los nuevos inquilinos del penal eran muy dif¨ªciles para que los aceptaran los miembros de la banda m¨¢s antigua que no estaba dispuesta a ceder espacio a los reci¨¦n llegados.
En 1993 los wayu¨² hab¨ªan quemado cuatro pabellones de la c¨¢rcel de Sabaneta en la que murieron 150 presos calcinados y varios decapitados. Por orden de los ministerios de la Defensa y de Justicia, los culpables de la matanza fueron trasladados a El Dorado en donde rivalizaron de inmediato con los presos m¨¢s antiguos.
La banda que domina el lugar organiz¨® un plan para liquidar a los nuevos. Tan pronto los guardias pasaran lista a los reclusos a las 5.30 de la ma?ana abrir¨ªan un boquete en la Casa Amarilla donde estaban los guajiros para empezar la pelea.
Los guajiros, conocidos por su tradici¨®n de vengar y cobrar a sus muertos, adem¨¢s de sus costumbres piromaniacas, se enfrentaron con cuchillos y pu?ales a la banda rival. Sin embargo, salieron perdiendo en la pelea pues 12 muertos de su tribu fueron quemados y dos fueron decapitados de acuerdo a sus propias leyes.
Las v¨ªctimas de la pelea fueron llevadas al hospital de Tumeremo, a 45 minutos del penal, la zona del oro en el Estado de Bol¨ªvar, para determinar la causa real de las muertes, una vez que la guardia nacional hab¨ªa conseguido controlar la situaci¨®n.
Aunque la cifra de presos muertos por motines, ri?as y ajustes de cuentas ha ido bajando en los ¨²ltimos a?os, los datos son escalofriantes. En 1993 se produjeron m¨¢s de 300 fallecidos. En 1994 fueron 245 y en 1996 224, seg¨²n el Ministerio de Justicia.
Las fotos del penal de La Planta, situada en el centro de Caracas, con 25 prisioneros calcinados tras un violento mot¨ªn sofocado por la polic¨ªa y el Ej¨¦rcito dieron la vuelta al mundo el a?o pasado. A pesar del esc¨¢ndalo internacional y de las denuncias sobre hacinamiento y mal trato que han hecho las organizaciones de los derechos humanos, la matanza de La Planta qued¨® en la nada. Los culpables nunca fueron procesados y ni siquiera hubo una investigaci¨®n en profundidad, de manera que no se lleg¨® a saber si los autores de las muertes fueron los guardias o los mismos delincuentes del penal.
Ante cada revuelta el Gobierno venezolano saca a relucir los planes que tiene para construir nuevos penales y reformar el sistema penitenciario. Pero las promesas siempre quedan en el olvido hasta que vuelve a ocurrir otra matanza como la de El Dorado.
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