Armas y alcohol
EL CONSEJO de Ministros aprobar¨¢ en breve la remisi¨®n al Congreso del Anteproyecto de Ley Org¨¢nica de R¨¦gimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas, del que ya ha informado favorablemente el Consejo General del Poder Judicial. La principal novedad del nuevo r¨¦gimen disciplinario militar, que sustituye al vigente desde 1986, es el endurecimiento de las sanciones previstas para el consumo de alcohol en los cuarteles. El caso Miravete -la muerte de un cabo por el disparo de un sargento presuntamente ebrio el pasado abril en el destacamento de Candanch¨²- ha tenido un efecto directo en la redacci¨®n del nuevo c¨®digo.El impacto que tuvo este suceso en la opini¨®n p¨²blica, sobre todo porque el mismo sargento ya mat¨® a otro compa?ero en circunstancias similares a?os atr¨¢s, ha llevado al Ministerio de Defensa a extremar la persecuci¨®n de estas conductas, hasta el punto de prever la m¨¢xima sanci¨®n posible, la expulsi¨®n de las Fuerzas Armadas, para quienes se embriaguen habitualmente. El texto aclara que se considera que existe embriaguez habitual cuando se producen tres o m¨¢s episodios de este tipo en dos a?os.
En realidad, la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de este precepto, que puede parecer riguroso en exceso, resulta en extremo dif¨ªcil, ya que debe existir constancia objetiva de tales casos de embriaguez. Lo importante, en todo caso, es el mensaje que encierra: el consumo de alcohol en altas dosis resulta absolutamente incompatible con la profesi¨®n militar. A tal efecto, es mucho m¨¢s eficaz, por m¨¢s f¨¢cilmente aplicable, la tipificaci¨®n como falta leve (hasta un mes de arresto) y grave (hasta dos meses de arresto) del consumo de alcohol en acto de servicio o llevando armas, respectivamente. Si nadie discute que conducir un veh¨ªculo bajo los efectos del alcohol constituye una temeridad, que se castiga con gravosas multas en el c¨®digo de circulaci¨®n, no resulta menos explosiva la mezcla del alcohol con las armas de fuego.
Naturalmente, el razonamiento no vale s¨®lo para los militares, a los que se aplicar¨¢ la nueva ley disciplinaria, sino tambi¨¦n para los miembros de las, Fuerzas de Seguridad, tanto las estatales como las auton¨®micas y locales. Lo l¨®gico es que normas similares se extiendan a medio plazo a los miembros de cualquier colectivo autorizado a llevar armas.
En todo caso, no ser¨¢ s¨®lo con medidas represivas como se resuelva este problema. La realizaci¨®n de controles psicof¨ªsicos, peri¨®dicos y rigurosos, a los miembros de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de seguridad -como m¨ªnimo, con motivo de la pr¨®rroga de la licencia de armas, que no debe ser autom¨¢tica como sucede ahora- o una regulaci¨®n estricta de la venta de alcohol en las instalaciones militares servir¨ªan probablemente m¨¢s que la multiplicaci¨®n de las sanciones.
Por otro lado, la nueva ley disciplinaria castiga, con mayor dureza que el consumo de alcohol, el de drogas y estupefacientes. Nada hay que objetar a ello, por las mismas razones ya explicadas, salvo, quiz¨¢, que el mayor celo puesto en perseguir estas sustancias evidencia la resistencia que todav¨ªa existe a homologar la situaci¨®n del toxic¨®mano con la del alcoh¨®lico.
El problema de fondo est¨¢ en una cultura de tolerancia e incluso exaltaci¨®n del consumo excesivo de alcohol, que est¨¢ profundamente enraizada en la sociedad espa?ola y, en particular, en el estamento castrense. Por eso, quiz¨¢ el mayor acierto del nuevo c¨®digo consiste en sancionar con id¨¦ntico rigor tanto a los que beban en circunstancias en que est¨¦ prohibido hacerlo como a quienes consientan que otros lo hagan.
Respecto a la tipificaci¨®n como falta grave de las conductas contrarias a la "libertad sexual", constituye una traslaci¨®n a la ley castrense del lenguaje utilizado en el nuevo C¨®digo Penal y una actualizaci¨®n obligada del anterior precepto, que sancionaba los "actos deshonestos" como si el bien a proteger fuera una determinada moral y no la libertad individual de los miembros de un Ej¨¦rcito que, a medio plazo, estar¨¢ formado exclusivamente por profesionales, tanto hombres como mujeres.
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