La polic¨ªa moscovita es acusada de pr¨¢cticas racistas con extranjeros

Tener la piel oscura o los ojos rasgados no es delito en Rusia, ni en ninguna parte, pero puede acarrear problemas en Mosc¨², donde la, polic¨ªa efect¨²a rutinarios y dudosamente legales controles de identidad -que derivan con frecuencia en extorsi¨®n, violaci¨®n de domicilio, malos tratos y hasta expulsi¨®n- sobre quienes sospecha que no son moscovitas.La organizaci¨®n Human Rights Watch/Helsinki ha aprovechado que Mosc¨² celebra el 850? aniversario de su, fundaci¨®n, y el hecho de que a los espectaculares fastos han llegado decenas de miles de visitantes, para denunciar el acoso a que son sometidos otros hu¨¦spedes, de segunda categor¨ªa, procedentes de regiones diversas de Rusia y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

Pese a que los viajeros de la CEI no necesitan visado para Rusia, y aunque la Constituci¨®n proclama la libertad de movimientos para los rusos por todo el pa¨ªs, el actual alcalde, Yuri Luzhkov, que hace y deshace a su antojo en la capital, ha impuesto un sistema similar al de la antigua propiska de los tiempos sovi¨¦ticos.

La obligaci¨®n de registrarse en un plazo de 24 horas desde la llegada a Mosc¨² -y la imposici¨®n de una tasa, de unas 7.000 pesetas, a los visitantes de la CEI-, no tendr¨ªa por qu¨¦ conducir a mayores abusos. Sin embargo, seg¨²n la citada organizaci¨®n, el sistema da v¨ªa libre a la violencia y el soborno: "La polic¨ªa les caza literalmente con criterios racistas, les fuerza a pagar multas que estar¨ªan mejor descritas como extorsiones y los detiene de forma rutinaria".

Estas pr¨¢cticas tienen tambi¨¦n mucho que ver con que estos d¨ªas, mientras la ciudad muestra la mejor de sus caras al mundo, sea poco visible esa otra Mosc¨² de los40.000 sin techo y los centenares de miles de visitantes indeseados por Luzhkov.