Soplahojas

En mi barrio, la Alameda de Osuna, hay muchos ¨¢rboles. Pero ese don quedar¨¢ neutralizado en pocas semanas: cuando las hojas comiencen a caer surgir¨¢ la barbarie municipal para hacernos purgar semejante beneficio. Aparecer¨¢n unos hombres, probablemente sometidos a un tipo de contrato que les disuade de suscitar reclamaciones laborales llevando a su espalda un pesado y ruidoso compresor que expedir¨¢ por una manguera un chorro de aire mediante el que acumulan las hojas ca¨ªdas en la calle para que otro enorme y tambi¨¦n ruidoso aparato las aspire y cargue en un cami¨®n.El chorro de aire levanta las hojas, pero tambi¨¦n levanta polvo, bacterias, hongos, restos de heces caninas, p¨®lenes y qui¨¦n sabe qu¨¦ m¨¢s. Todo ello en medio de los transe¨²ntes para que podamos alabar la eficacia de los servicios municipales. Pero como intu¨ªmos que puede ser insano, huimos de las calles donde act¨²a tal brigada de limpieza. Los perros, que tienen mejor instinto, no huyen ante la brigada, se muestran absolutamente agresivos porque les aterra tama?a barbaridad. Cuando coinciden en una calle la brigada de cazafantasmas, como les conocemos, la ballena aspiradora, el cami¨®n de carga, un autob¨²s, varios coches y alg¨²n perro, el esc¨¢ndalo que se produce resultar¨ªa c¨®mico si no fuera por lo que subyace: desprecio a unos ciudadanos sometidos a respirar porquer¨ªa y o¨ªr un ruido atronador, y a unos trabajadores sometidos a lo mismo continuamente y sin apenas protecci¨®n, m¨¢s un peso en la espalda que, por su vibraci¨®n, debe resultar inaguantable durante una jornada laboral.

He denunciado este m¨¦todo de limpieza en varios organismos p¨²blicos encargados de salud medioambiental o laboral, pero todos se escabullen con inconsistentes argumentos sobre competencias.-