Venecia exhibe el colorido y la fuerza del mejor expresionismo alem¨¢n
El palacio Grassi expone 250 obras de 24 autores para explicar la primera parte del siglo
De matriz claramente alemana, el expresionismo, una de las corrientes art¨ªsticas m¨¢s importante de este siglo, surge art¨ªsticamente contra el impresionismo y, en sus temas y formas, ensalza una est¨¦tica violenta para acabar con una sociedad fundada en el materialismo y en el ego¨ªsmo. El palacio Grassi de Venecia, sede cultural de la Fiat, abre ma?ana al p¨²blico la muestra Expresionismo alem¨¢n: arte y sociedad 1909-1923, con 250 obras de 24 artistas, con las que se intenta dar una visi¨®n did¨¢ctica y aleccionadora de lo que signific¨® esa primera parte del siglo.
ENVIADO ESPECIALLa exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta hasta el 11 de enero se extiende por 25 salas del palacio Grassi, de Venecia. Pintura, escultura y obra gr¨¢fica se mezclan con la m¨²sica -Mahler, Arnold Sch?nberg, Alban Berg, Stravinski...-, y las reconstrucciones hist¨®ricas de los acontecimientos m¨¢s significativos que acompa?aron el desarrollo art¨ªstico del expresionismo en Alemania. A trav¨¦s de la multivisi¨®n se consigue la presencia del cine o de la arquitectura.Los rostros de grandes artistas expresionistas ocupan la galer¨ªa en la que arranca la exposici¨®n: son siete autorretratos de Dix, Heckel, Jawlensky, Kirchner, Meidner, Kokoschka y Schmidt-Rottluff. La violencia est¨¦tica y el agresivo colorido, que caracterizan este movimiento, est¨¢n recogidos en los semblantes de todos estos autores.
Stephanie Barron, una de las comisarias de la muestra, explicaba ayer que la singularidad de los expresionistas alemanes consiste en que es la primera vez que los artistas viven de verdad todo lo que ocurre fuera de sus estudios. No se encierran para crear de espaldas al mundo, sino que la tragedia y las injusticias de la calle se cuelan en sus lienzos.
"La t¨¦cnica tradicional del retrato", explica Barron, "es incompatible con el expresionismo. Las caras de los pintores reflejan un nuevo mundo social, el que ellos persegu¨ªan" Barron a?ade que son artistas j¨®venes e idealistas que aplauden entusiasmados la llegada de la I Guerra Mundial porque creen que con ella terminar¨¢n todas las guerras. Como sus colegas rusos, los alemanes eran muy activos pol¨ªticamente trabajan en todos los campos del arte: hacen escenograf¨ªas para el cine o el teatro; escriben poes¨ªa; montan exposiciones; componen m¨²sica o publican art¨ªculos en sus propias revistas.
Entorno social
La obra de la exposici¨®n intenta recoger el movimiento art¨ªstico dando una gran importancia a su entorno social. As¨ª, la muestra ha sido dividida en tres partes: los a?os anteriores a la guerra, la experiencia de la guerra y la revoluci¨®n de Octubre. El recorrido paralelo por el arte y la sociedad pasa, despu¨¦s de los autorretratos, por la ciudad. La ciudad es para ellos el lugar de concentraci¨®n de todo lo decadente, cuando podr¨ªa ser un para¨ªso: f¨¢bricas, caf¨¦s, prost¨ªbulos, y muchas mujeres solas y tristes ilustran este apartado en el que predomina la obra de Ernst Ludwig Kirchner.
La melancol¨ªa, el sentimiento que reina durante las v¨ªsperas de la primera gran guerra, es otro de los temas que tienen una mayor presencia en la muestra. Los artistas rechazan la moral ambigua dominante y consideran que la sociedad est¨¢ enferma.
Retratan la soledad y la tristeza sobre telas cubiertas de verdes, pardos y negros. Erich Heckel, Alexej Jawlensky o Karl Schmidt-Rottluff pintan ese estado de ¨¢nimo sobre edificios que se desploman, mujeres que miran al infinito y hombres que juegan a las cartas.
De la melancol¨ªa a la guerra y sus batallas, y al retrato detallado de sus consecuencias. Las cabezas reventadas que pinta Otto Dix o los monstruos humanos de George Grosz predominan en las salas dedicadas a mostrar los efectos reales que caus¨® la guerra.
Gritos
Las salas ocupadas por las esperanzas que estos artistas ten¨ªan en la revoluci¨®n son las m¨¢s coloristas del montaje. El rojo casi inunda las habitaciones de las que cuelgan las obras m¨¢s pan fletarias de la muestra. Georg SchoIz y Gert Wollheim firman obras llenas de gritos, banderas y sangre.
Al final del recorrido, viejas utop¨ªas y nuevas armon¨ªas. La guerra no fue una soluci¨®n, y las mujeres pasean su soledad por los bares y las calles desiertas, mientras que hombres sin piernas o brazos exhiben su desesperanza a trav¨¦s de rostros desdibujados. Otto Dix y Georg Grosz pintan de forma magistral el retorno a la desolaci¨®n m¨¢s absoluta.
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