La sombra de Antonio Angl¨¦s

Dos rostros centraron la atenci¨®n en torno al caso Alc¨¢sser en los ¨²ltimos d¨ªas de enero de 1993 tras una inicial confusi¨®n sobre el n¨²mero de detenidos y su posible participaci¨®n en el crimen: el de Antonio Angl¨¦s, el preso pr¨®fugo de 28 a?os con antecedentes por tr¨¢fico de drogas y por dar una paliza a una mujer que vend¨ªa estupefacientes para ¨¦l, y Miguel Ricart, entonces de 23 a?os y compinche habitual de sus correr¨ªas. Con el primero, hoy en paradero desconocido, Ricart el Rubio sigue siendo m¨¢s de cuatro a?os y medio despu¨¦s el ¨²nico juzgado por el triple crimen.Los restos de un volante hospitalario a nombre de Enrique Angl¨¦s, hermano de Antonio, encontrados cerca de la fosa donde fueron hallados los cad¨¢veres, condujeron a la Guardia Civil al domicilio de la familia en Catarroja (Valencia) la noche del 27 de enero de 1993. Enrique, que sufre esquizofrenia paranoide, varios de sus hermanos y Ricart fueron llevados a la 311 Comandancia de Valencia para ser interrogados. El tel¨¦fono de los Angl¨¦s hab¨ªa sonado durante el registro y una voz, que Ricart luego identific¨® como la de Antonio, dej¨® en el contestador un mensaje en clave para que El Rubio acudiera a una casa abandonada de Alborache (Valencia).

Ricart se limit¨® a descartar a Enrique como sospechoso. "Est¨¢ loco perdido", afirm¨® en su primera declaraci¨®n, y a rengl¨®n seguido explic¨® que, en cambio, Antonio Angl¨¦s, "s¨ª es agresivo". El perfil violento del fugitivo terminaron de dibujarlo sus familiares y las primeras pesquisas.

Su fuga, despu¨¦s de intensa persecuci¨®n, es una punzante espina que ha quedado clavada en el coraz¨®n de la Guardia Civil. Algunas pistas situaron a Angl¨¦s en Madrid y luego en Lisboa (Portugal), desde donde habr¨ªa viajado como poliz¨®n a Irlanda en marzo de 1993. Procesado como autor principal del triple crimen, su sombra ha planeado sobre el juicio.

Estancadas tambi¨¦n las investigaciones en torno a un tercer posible implicado, al que se describi¨® en su momento como un hombre de unos 50 a?os y pelo cano, Ricart se qued¨® s¨®lo. Antes de pasar a manos del juez, Ricart confes¨® el crimen a la Guardia Civil e intent¨® descargar la responsabilidad en el fugitivo Angl¨¦s, que sigue huido y el sumarlo contra ¨¦l, y tal vez nuevos sospechosos, contin¨²a de momento abierto en los juzgados de instrucci¨®n de Alzira.