Responsabilidad ante la humanidad
"?Es posible que el hecho de que la humanidad piensa s¨®lo en los l¨ªmites de lo que hay en su campo inmediato de visi¨®n y es incapaz de recordar lo que hay m¨¢s all¨¢, en el espacio y en el tiempo, sea consecuencia de su p¨¦rdida de certezas metaf¨ªsicas, de horizontes y objetivos?" "?Es posible que la crisis de responsabilidad respecto al mundo como un todo y su futuro sea consecuencia l¨®gica de la concepci¨®n del mundo como un complejo de fen¨®menos regidos por leyes cient¨ªficas identificables, es decir, una concepci¨®n que no busca razones de existencia y renuncia a todo tipo de metaf¨ªsica?".Semejantes interrogantes no se suelen escuchar en foros internacionales al uso y, sin embargo, eran absolutamente pertinentes cuando las plante¨® el presidente checo, Vaclav Havel, esta semana ante la audiencia reunida en Praga durante cuatro d¨ªas. Se hablaba de responsabilidad, o, mejor dicho, de la falta de la misma, en gobernantes y en ciudadanos, en los Estados y en las sociedades. Se trataba de establecer los motivos por los cuales la humanidad, que conoce los graves problemas a que se enfrenta en el nuevo milenio, no consigue reaccionar ante los mismos. Havel dej¨® claro que ve el origen de esta incapacidad para asumir responsabilidad y compromiso -de asumir deberes para con el pr¨®jimo y el entorno- en la desaparici¨®n de un sentido trascendente de la vida. Pr¨¢cticamente todos coincidieron en que la humanidad necesita una movilizaci¨®n ¨¦tica si quiere legar a las pr¨®ximas generaciones un mundo en el que merezca la pena vivir.
Dif¨ªcilmente otro jefe de un Estado tan peque?o como la Rep¨²blica Checa habr¨ªa podido convocar a tantos premios Nobel, m¨¢ximas autoridades religiosas, cient¨ªficos y personalidades de prestigio y autoridad moral para un encuentro de prop¨®sito tan vago como es el de "reflexionar sobre pasado, presente y futuro al fin del milenio". Y, por supuesto, a ning¨²n otro jefe de Estado se le hubiera ocurrido nunca hacerlo. Ha sido, una vez m¨¢s, Havel, con la invalorable colaboraci¨®n de otra de las conciencias de nuestro siglo, el escritor y premio Nobel de la Paz, Elie Wiesel, quien ha tomado una iniciativa perfectamente at¨ªpica, ha convocado el F¨®rum 2000 en el castillo de Praga y convertido esta ciudad milenaria durante unos d¨ªas en capital de la reflexi¨®n ¨¦tica sobre el futuro de la humanidad.
El Dalai Lama y Helmut Schmidt, ?scar Arias y Ralf Dahrendorf, Frederick W. de Klerk y Ramos Horta, Thor Heyerdahl y el cardenal Lustigar, Sim¨®n Peres y John Polanyi, el rabino Sirat y Richard von Weizsaecker, Wole Soyinka, Sergei Kovaliov, Raimon Panikkar y Patricio Aylwin son s¨®lo algunos del centenar largo de personalidades que han hablado de los lastres del pasado y de los peligros del futuro, pero ante todo de los retos del presente para paliar aqu¨¦llos y evitar ¨¦stos. El ex canciller alem¨¢n Helmut Schmidt insisti¨® en la necesidad de acabar con la hegemon¨ªa absoluta de los derechos sobre los deberes en la cultura moderna, demand¨® un reequilibrio y una Carta de la ONU sobre responsabilidades equivalentes a la de Derechos Humanos.
El F¨®rum 2000 intenta ser el embri¨®n de un movimiento en el que participen las grandes confesiones, cristianas, jud¨ªa y musulmana, y todos aqu¨¦llos que crean en la necesidad de la necesidad de una regeneraci¨®n ¨¦tica para afrontar los grandes problemas del mundo, desde la desigualdad a la destrucci¨®n del medio ambiente, desde la corrupci¨®n al tribalismo y el fanatismo religioso. Sin duda ser¨¢n muchos los c¨ªnicos que considerar¨¢n que la reuni¨®n de Praga ha sido una p¨¦rdida absurda de tiempo y de dinero. Los presentes, sin embargo, una gran selecci¨®n de hombres sabios de los cinco continentes, saldr¨¢n hoy de all¨ª convencidos de que puede, y debe, no haberlo sido.
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