Muere Georg Solti, un director total
La "pasi¨®n laboriosa" del m¨²sico brit¨¢nico termina en el sur de Francia a los 84 a?os
El director de orquesta brit¨¢nico de origen h¨²ngaro sir Georg Solti falleci¨® en la madrugada de ayer, a los 84 a?os, en la localidad francesa de Antibes, donde se encontraba de vacaciones con su familia. Con su muerte desaparece un director total desde el podio y la grabaci¨®n hasta el ¨²ltimo momento. En junio inaugur¨® el Festival Verdi del Covent Garden, con Sim¨®n Bocanegra y Kiri Te Kanawa, y el pr¨®ximo viernes estaba anunciado en el Royal Albert Hall de Londres con el R¨¦quiem de Verdi. El tenor Luciano Pavarotti dijo ayer en Londres que era un honor trabajar con Solti.
Se nos fue "el viejo Solti" y lo hizo con la sencillez con que mov¨ªa todos sus gestos, sus acciones, sus mismos conceptos. Como Manuel de Falla, se durmi¨® una noche para no despertar jam¨¢s: un regalo de los dioses. Estaba en su residencia de Antibes, en el sur de Francia, all¨ª donde hace a?os muri¨® otro maestro de su misma generaci¨®n: Igor Markevich. Ambos y Leinsdorf formaban el gran tr¨ªo de directores nacidos en 1912.El p¨²blico espa?ol, especialmente el de las grandes capitales, hab¨ªa frecuentado el contacto con Solti durante los ¨²ltimos lustros. Vino con la Sinf¨®nica de Chicago, la del Concertgebouw de Amsterdam, la Filarm¨®nica de Londres y la del Tonhalle, de Z¨²rich. Mostraba su talante humano en las conferencias de prensa o en las reuniones sui generis de la Residencia de Estudiantes, en las que nos dec¨ªa mucho de su largo saber y de su excelente sentido del humor. Cuando est¨¢bamos cerca de Solti pod¨ªamos calcular, m¨¢s o menos, su edad octogenaria; luego, a la hora del concierto, cuando casi saltaba al podio, parec¨ªa rejuvenecido, ¨¢gil, animoso, sonriente y cordial.
Quien comenz¨® siendo un toscaniniano, atento sobre todo al rigor puntual de la ejecuci¨®n, acab¨® por convertirse en un afectivo transmisor de las grandes obras del repertorio rom¨¢ntico, posrom¨¢ntico o moderno: la precisi¨®n se tornaba naturalidad, el orden r¨ªtmico y m¨¦trico, p¨¢lpito del coraz¨®n. Siempre hizo m¨²sica desde una imaginaci¨®n sonora muy peculiar y acentuada. De ah¨ª sus fascinantes versiones de la M¨²sica para celesta o el Mandar¨ªn maravilloso, de Bartok, o la cegadora iluminaci¨®n con que narraba las grandes sinfon¨ªas de Mahler.
Trabajador infatigable, confesaba que para ¨¦l no hab¨ªa nada m¨¢s apasionante en m¨²sica que trabajarla. "Trabaj¨¦ enormemente con las orquestas, y en Chicago, la Sinf¨®nica y yo nos entendimos muy pronto, desde el primer d¨ªa de ensayo, por coincidencia en esa pasi¨®n laboriosa".
Singular biograf¨ªa
La biograf¨ªa de sir Georg Solti (su verdadero nombre era Georg Stein) -en 1972 adquiri¨® la nacionalidad brit¨¢nica y la reina lo ennobleci¨®- es la de un profesional de potente impulso y ambiciosas perspectivas. Naci¨® en Budapest el 21 de octubre del citado a?o de 1912 y recibi¨® la primera formaci¨®n en la academia Franz Liszt, con el conservador Dohn¨¢nyi y los renovadores Zoltan Kodaly y Bela Bartok, y a los 18 a?os ya era asistente en la ¨®pera de la capital h¨²ngara. Entre 1934 y 1939, es su director.
En los a?os preludiales de la gran conflagraci¨®n mundial, esto es, en 1936-37, asiste a Arturo Toscanini en el Festival de Salzburgo. El encuentro ser¨ªa decisivo para templar la personalidad del gran conductor que Solti iba a ser, a pesar del corte que supuso la contienda, durante la cual se refugi¨® en Z¨²rich y volvi¨® a su piano. Con mucho ¨¦xito, por cierto, pues conseguir¨ªa el primer premio en el concurso internacional de Ginebra en 1942.
Si la vocaci¨®n y el pr¨®logo hab¨ªan sido lo suficientemente significativos, la carrera real del director Solti se inicia despu¨¦s de calladas las armas, como director general de M¨²sica en M¨²nich (1947-1951) y Francfort (19521961), desde donde pasa al Covent Garden de Londres, en el que realizar¨ªa una important¨ªsima tarea de renovaci¨®n hasta 1971. Veinte a?os antes hab¨ªa montado Idomeneo y otros t¨ªtulos de Mozart en Salzburgo, y al comenzar la d¨¦cada de los sesenta registra su primera versi¨®n de la tetralog¨ªa wagneriana: el director oper¨ªstico se suma as¨ª al sinf¨®nico para formar un todo indivisible gracias a la constante interrelaci¨®n de ambos g¨¦neros.
Llegados a este punto hay que resaltar c¨®mo uno de los valores definitorios del arte, de Solti fue el de su inteligente y expresiva explotaci¨®n de los registros sonoros, en los que alcanzar¨ªa un nivel tan esplendoroso como natural, del que no hab¨ªa entonces m¨¢s antecedente importante que el de Leopoldo Stokowsky.
Por aquellos a?os, concretamente en 1961, Solti es nombrado director de la Filarm¨®nica de Los ?ngeles, pero rescinde el contrato al enterarse de que hab¨ªa recibido el nombramiento de asistente, sin siquiera consultarle, un joven de 25 a?os: se llamaba Zubin Mehta.
'Tetralog¨ªa' en Bayreuth
Ocho a?os despu¨¦s se pone al frente de la Sinf¨®nica de Chicago, primer¨ªsima entre las de Am¨¦rica, en cuyo pupitre permanece hasta 1991, lo que no le impide aceptar durante algunos periodos la direcci¨®n de la Orquesta de Par¨ªs y la de la ?pera cuando la reg¨ªa Rolf Liebermann. Nuevo cap¨ªtulo: la titularidad de la Filarm¨®nica de Londres; nuevo acontecimiento: la direcci¨®n en Bayreuth de la Tetralogia, en 1983. A la muerte de Karajan, Solti asume la direcci¨®n del Festival de Pascua de Salzburgo y, por supuesto, prosigue su continua labor en el mundo de la m¨²sica grabada. "Yo vine a este mundo para ser director.. de orquesta, de f¨¢brica o de colegio, pero director", hab¨ªa dicho.
Sin ser un especial beato de la contemporaneidad, Solti tampoco eludi¨® la m¨²sica y los autores de su tiempo, desde Boris Blacher, Von Einem, Rolf Liebermann o Andr¨¦ Pafnufnik hasta Lutoslawsky, Werner Henze, Tippet, Gilbert Arny o Iannis Xenakis.
La desaparici¨®n de sir Georg Solti deja un gran vac¨ªo en muchas direcciones del hecho musical, compensado, en parte, por la valios¨ªsima herencia de sus grabaciones, evocaci¨®n del pasado inmediato y lecci¨®n perdurable ante el futuro. Solti no fue s¨®lo un magn¨ªfico conductor, sino un maestro en toda la m¨¢s exigente significaci¨®n del t¨¦rmino.
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