Jalabert acumula segundos
El franc¨¦s entra en la lucha por las bonificaciones y Wust gana un 'sprint' accidentado
Segundo a segundo... Que de una etapa llana y larga, sin tachuelas y sin curvas, sin m¨¢s premio que la necesidad de llegar para refugiarse del sol de plomo que cay¨® sobre el Alentejo y el Algarve, que en una etapa as¨ª uno de los grandes favoritos logre capturar un bot¨ªn de tres segundos no es asunto despreciable. Y menos para Jalabert, el rey del asunto. Y menos si se comparan con el bot¨ªn del l¨ªder, Michaelsen, una buena cantidad de moratones sufridos en su cuerpo al tragarse una valla en los ¨²ltimos metros. La ca¨ªda, producida por el exceso de velocidad en una curva de amplio arco (escupidos contra las vallas se vieron varios corredores con Michaelsen, el que inici¨® el derrapaje, Bettin, Balducci y Rosatto), fue beneficiosa, por lo menos, para una persona, para el alem¨¢n Marcel Wust (Festina), el mejor colocado en la curva, que vio c¨®mo la mayor¨ªa de los rivales quedaban cortados. Es ya un debate gastado el de las ca¨ªdas en los sprints. Un riesgo ya asumido por unos corredores que se ven inmersos en un torbellino de velocidad: su potencia les permite alcanzar una rapidez tal que sus reflejos y dominio de la m¨¢quina se ven desbordados.Cuando Jalabert, el impaciente, gan¨® la Vuelta del 95 acumul¨® casi minuto y medio en bonificaciones. Este a?o ya lleva siete segundos. Es una t¨¢ctica leg¨ªtima dadas las oportunidades que ofrece la Vuelta (12, 8 y 4s en la meta de todas las etapas, salvo las contrarreloj, y 3, 2 y 1 en cada meta volante). Una forma de ganar segundos al mismo tiempo que una advertencia a los rivales. Una forma de autoafirmaci¨®n mediante la exhibici¨®n. Un estilo para imponerse dentro del equipo. Un gasto de fuerzas en un momento m¨ªnimo que puede producir, adem¨¢s, interesantes situaciones de carrera. En la meta volante de Beja, una de las dos en que el franc¨¦s afan¨® segundos, el pelot¨®n qued¨® moment¨¢neamente cortado en dos por el impulso de la ONCE. La cosa no continu¨®, pese al viento de costado, porque los hombres de Manolo S¨¢iz se volvieron y vieron que no hab¨ªan dejado a ning¨²n favorito fuera de juego. En la siguiente volante, Olano ya entr¨® en el juego, aunque sin excesiva convicci¨®n. Tampoco puede pedir al equipo que le prepare la cuesti¨®n.Jalabert ya se siente l¨ªder ¨²nico en la ONCE. O por lo menos ese mensaje han recibido sus compa?eros de equipo y sus rivales. "La clav¨ªcula ya no me duele", dec¨ªa un risue?o Alex Z¨¹lle en la salida. "El que me hace da?o es ¨¦ste", se?alando a Jalabert con una carcajada. "Jalabert est¨¢ impresionante", dec¨ªa tambi¨¦n en la salida Abraham Olano. "Esta claro que por ahora es la rueda buena".
Otra consecuencia indirecta de la lucha por las bonificaciones fue, curiosamente, el triunfo final de Wust. El veterano sprinter alem¨¢n, conocido en Espa?a por los tres triunfos que le dio al equipo Castellblanch en la Vuelta del 95 -"lo primero que aprend¨ª a decir en espa?ol fue 'de puta madre"", dice-, ten¨ªa una misi¨®n dentro del dispositivo del Festina: meterse en la lucha por las metas volantes para restarle posibilidades a Jalabert en beneficio de su compa?ero Dufaux. Tan bien se vio en los cortos sprints, tanta confianza ten¨ªa en su capacidad, que le pidi¨® a su director, Bruno Roussel, que pusiera al equipo a trabajar para ¨¦l. Por aquel entonces (a 90 kil¨®metros de meta), el franc¨¦s Jacky Durand, el escapado del d¨ªa, llevaba una ventaja de 14 minutos. 60 kil¨®metros despu¨¦s era capturado despu¨¦s de que el pelot¨®n se desperezara bajo el impulso del equipo franc¨¦s. Pocas veces sale la jugada, pero con la ca¨ªda, todo se anduvo.
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