La Real recurre a De Pedro
Hay partidos cuya vida interior es un cat¨¢logo, m¨¢s breve o m¨¢s extenso, de jugadores que est¨¢n por encima del nivel del encuentro y gratifican al respetable con los ingredientes que el colectivo o los esquemas no alcanzan. En Anoeta se dieron cita un pu?ado de jugadores que construyeron una tarde de f¨²tbol agradable. Los entrenadores, Krauss (el deseado) y Marcos (el discutido), pasaron a un segundo plano.El partido era muy peque?o para un futbolista como Javi L¨®pez, un ejemplo contundente de que delicadeza y fortaleza no son t¨¦rminos incompatibles en el f¨²tbol. Y era un partido inmensamente peque?o para De Pedro, que lleva el f¨²tbol y el bal¨®n cosidos a su zapato izquierdo. Y junto a ellos sobresal¨ªa el desparpajo de un jovenzuelo, L¨®pez Rekarte, la finura de Conte o la destreza del guardameta Alberto.
Ellos socorrieron a un partido herido al principio hasta convertirlo en un acto ameno y emotivo a ra¨ªz del gol de Luis P¨¦rez. El cabezazo del delantero fue perfecto, pero el ejercicio t¨¦cnico de De Pedro le redimi¨® de las asperezas con el p¨²blico. El f¨²tbol de este jugador se mide por cent¨ªmetros: un par de ellos le bastan para sacarse un centro de rosca que invalide la actividad del portero.
Al Racing, que sali¨® autoritario, le perdi¨® su banda derecha. El uruguayo Tais era una invitaci¨®n al peligro permanente en su porter¨ªa y Billabona, renqueante, tampoco acud¨ªa en su auxilio. Por ah¨ª encontr¨® la Real su lugar en el campo y encontr¨® el gol, a fin de cuentas, al filo del descanso.
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