Simplemente, no soy yo
La cr¨ªtica acompa?a, afortunadamente, a los que nos dedicamos, siquiera de pasada, a la actividad pol¨ªtica. Resulta a ratos estimulante y ofrece impagables ocasiones de rectificar. En otras, sin embargo, invita al desconcierto a quien se ve interpelado -casi siempre con calibre superior al habitual- por hechos o dichos de los que no se reconoce autor. Suele ocurrir, de modo particular, cuando el cr¨ªtico practica el escol¨¢stico arte de hablar de o¨ªdas o comentar comentarios.La columna del tantas veces ponderado Santos Juli¨¢ -C¨ªnica desfachatez-, del domingo 7 de septiembre, pertenece a este g¨¦nero. Despu¨¦s de atribuirme cuanto le pete, me llama -en pleno paroxismo- funcionario (lo soy, en efecto, desde hace cinco lustros; en la universidad, donde sigo trabajando) y adem¨¢s de mi partido (no s¨¦ qu¨¦ quiere decir; no ocupo puesto relevante en ninguno de sus ¨®rganos, ni a nivel provincial). Mi ¨²nico cargo pol¨ªtico ha sido el de diputado, por reiterada elecci¨®n de mis conciudadanos, a propuesta de mi partido, extremos ambos de los que me siento particularmente honrado). Mi deb¨² parlamentario, hace ya 11 a?os, fue precisamente defendiendo una proposici¨®n de ley sobre la elecci¨®n de los jueces miembros del Consejo General del Poder Judicial, que yo mismo hab¨ªa elaborado. Hay, pues, en mi postura a?eja convicci¨®n y no ocurrencia aleatoria o consigna dictada.
La foto (especialmente adecuada para la ocasi¨®n), que acompa?a a la columna, inmortaliza a un elegante caballero con una cartera de notable prestancia. ?sta es la que me ha liberado de mi perplejidad, confirmando mi sospecha: Juli¨¢ habla de otra persona. Nunca he tenido una cartera de esas caracter¨ªsticas, de lo que me resulta f¨¢cil colegir (la foto se las trae ... ) que, aunque su pie -intentando rimar con el texto- se empe?e en lo contrario, su protagonista, simplemente, no soy yo- .
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