El Partido Comunista Chino se enfrenta al reto de la reforma pol¨ªtica en el primer congreso sin Deng
El Partido Comunista Chino (PCCh) inicia hoy, de forma oficial, la era pos-Deng Xiaoping. El XV Congreso, que comienza con el informe del secretario general, Jiang Zemin, deber¨¢ responder a tres preguntas esenciales: el poder real del actual l¨ªder y su capacidad de arroparse con hombres de su confianza, el grado de apertura pol¨ªtica y hasta d¨®nde llegar¨¢ el proceso de privatizaci¨®n de las empresas estatales -contemplado esta vez de manera firme-, pero que puede poner en peligro la estabilidad social y los fundamentos del "socialismo con caracter¨ªsticas chinas" de Deng.Nadie duda de que Jiang ser¨¢ reelegido como secretario general del partido, cargo que ostenta desde 1989, pero en la v¨ªspera de la cita no parecen tan resueltas muchas de las cuestiones que hace apenas unas semanas se daban por zanjadas, como por ejemplo el ascenso de nuevos hombres de su confianza al ejecutivo del partido, el llamado Comit¨¦ Permanente del Politbur¨®, integrado hasta ahora por siete dirigentes y que se rumorea que puede ser ampliado a nueve. "Los ¨²ltimos dos congresos tuvieron una enorme importancia, pero ¨¦ste puede tener una trascendencia mayor", opina un diplom¨¢tico europeo.
Rejuvenecimiento de cuadros
El XIII congreso, celebrado en 1987, signific¨® el impulso de la reforma econ¨®mica y el rejuvenecimiento de los cuadros dirigentes, incluido el abandono de casi todos los cargos del anciano l¨ªder fallecido en febrero; el XIV, por contra, que tuvo lugar en 1992, se desarroll¨® bajo el trauma a¨²n reciente de los sucesos de Tiananmen, en 1989, y marc¨® el lanzamiento del desarrollismo, causante luego de un fuerte desequilibrio inflacionista sobre la apertura pol¨ªtica.
"El partido concede gran importancia a la reforma pol¨ªtica. Adem¨¢s de seguir profundizando en la econ¨®mica, es necesario continuar y avanzar en la modernizaci¨®n del sistema pol¨ªtico", explic¨® ayer Xu Guangchun, portavoz oficial del congreso. Pero el funcionario se detuvo all¨ª y no entr¨® a pormenorizar qu¨¦ medidas ser¨¢n aprobadas por los 2.048 delegados durante los siete d¨ªas de trabajo.
En las ¨²ltimas tres semanas se han escuchado voces de intelectuales del partido defensores de que la reforma pol¨ªtica vaya a la par que la econ¨®mica, idea ¨¦sta que ya sosten¨ªa antes de su defenestraci¨®n, a ra¨ªz de Tiananmen, el ex secretario general Zhao Ziyang. Y otros acad¨¦micos de cierto nivel han hablado lisa y llanamente de modificar la Constituci¨®n del pa¨ªs con objeto de que el, Ejecutivo y el Legislativo puedan ser elegidos democr¨¢ticamente.
Lo que s¨ª ha sido ya anunciado es que los delegados aprobar¨¢n una serie de enmiendas para reformar los estatutos del PPCh. Los observadores creen que ser¨¢n basadas, en gran parte, en un reglamento para castigar con mayor severidad la corrupci¨®n, que sigue siendo rampante. A nadie se le escapa el efecto psicol¨®gico que ha tenido en v¨ªsperas del c¨®nclave el anuncio a bombo y platillo de la expulsi¨®n de militancia, as¨ª como procesamiento y eventual condena a la pena capital del que fuera hasta 1995 secretario general provincial y ex alcalde de Pek¨ªn, Chen Xitong, involucrado en uno de los mayores esc¨¢ndalos financieros de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas.
El pleno del Comit¨¦ Central, que ha tenido lugar antes del congreso, ha revelado que lo que parec¨ªa bien atado para Jiang Zemin no lo est¨¢ tanto. Hay luchas entre los reformistas y los ortodoxos conservadores, mal llamados izquierdistas, por el reparto del poder.
Asimismo, ser¨¢ interesante conocer en qu¨¦ se resumir¨¢ la reforma del sector p¨²blico, algo que que parece ya inaplazable: m¨¢s de 100.000 empresas estatales, de las cuales m¨¢s de la mitad en quiebra o semiquiebra, donde trabajan m¨¢s de 100 millones de personas y cuya privatizaci¨®n suscita la resistencia del n¨²cleo duro.
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