Internet y ETA
C¨®mo informar sobre el terrorismo -esa vieja cuesti¨®n replanteada de nuevo con fuerza, entre otras, tras el movimiento popular desencadenado contra ETA y sus c¨®mplices pol¨ªticos a ra¨ªz del asesinato del concejal del Partido Popular en Ermua, Vizcaya, Miguel ?ngel Blanco, hace ahora dos meses- ha seguido mereciendo la atenci¨®n de los lectores durante el mes de agosto. El correo acumulado sobre la mesa del Defensor del Lector a la vuelta de las vacaciones veraniegas as¨ª lo atestigua. En general, las observaciones de los lectores a la columna publicada el domingo 20 de julio con el t¨ªtulo ?C¨®mo informar del terrorismo? son contrarias al silencio, pero reclaman para el terrorismo y el entorno que lo sustenta un tratamiento informativo, si cabe, m¨¢s riguroso que para otro tipo de noticias.Pero el tema de hoy est¨¢ relacionado con la movilizaci¨®n desplegada entre los usuarios de Internet contra la violencia terrorista a ra¨ªz, igualmente, del asesinato del concejal de Ermua. De proporciones parejas a la de la calle, esa reacci¨®n mereci¨® un art¨ªculo de El Pa¨ªs Digital por entender que ten¨ªa un inter¨¦s informativo evidente. Pero el art¨ªculo que daba cuenta de esa reacci¨®n inclu¨ªa referencias al servidor en el que se alojaba Herri Batasuna (HB), a las propias p¨¢ginas que all¨ª manten¨ªa HB y a la p¨¢gina de links (enlaces) vascos que ofrec¨ªa la propia coalici¨®n. El mismo art¨ªculo tambi¨¦n fue publicado en algunas ediciones de EL PA?S del 15 de julio con el t¨ªtulo Los internautas se movilizan contra ETA. El Pa¨ªs Digital retir¨® poco despu¨¦s esas referencias al constatar que el bombardeo masivo de que estaban siendo objeto los correos electr¨®nicos de los servidores que alojaban p¨¢ginas de HB y otras direcciones que, por su contenido, pod¨ªan ser razonablemente calificadas de proetarras provocaba de paso serios problemas al resto de organizaciones y personas que utilizaban el mismo servidor y que nada ten¨ªan que ver con HB y el entorno de ETA.
Algunos lectores de EL PA?S, usuarios de Internet, cuestionaron casi simult¨¢neamente ante el Defensor del Lector el acierto de publicar esas referencias por los efectos indeseables que podr¨ªan producir a terceros. Sus observaciones coincidieron con la decisi¨®n de El Pa¨ªs Digital de retirar las susodichas referencias del art¨ªculo en cuesti¨®n. Pero, a lo largo del mes de agosto, otros lectores han escrito al Defensor del Lector refiri¨¦ndose a este tema. Uno de ellos, Miguel ?ngel Diez Ferreira, periodista que redacta un art¨ªculo sobre lo sucedido para la revista World, quiere saber qu¨¦ opina el Defensor del Lector de todo ello. El Defensor del Lector opina como Maril¨® Ruiz de Elvira, responsable de El Pa¨ªs Digital, que orden¨® la retirada de todas las referencias al servidor de HB y a sus diferentes buzones electr¨®nicos en el instante mismo que se comprob¨® que el bloqueo de ese servidor imped¨ªa tambi¨¦n el acceso a p¨¢ginas absolutamente ajenas a ETA y su entorno. Y ello en virtud de la elemental consideraci¨®n de que EL PA?S ni ninguno de sus productos pueden constituirse, ni siquiera indirectamente, en inductores involuntarios ni aun de una forma de violencia meramente inform¨¢tica, que en este caso propiciaba, adem¨¢s, que pagasen justos por pecadores. Es cierto que otros medios de comunicaci¨®n informaron tambi¨¦n sobre el servidor que alojaba a HB. Pero ninguna de esas informaciones alcanz¨® la repercusi¨®n de la de El Pa¨ªs Digital, debido, seguramente, al gran n¨²mero de usuarios de Internet que contactan diariamente sus servicios.
La "bomba virtual", o mailbombing, por la actitud que revela en el que la lanza de hacer da?o a la informaci¨®n o al servicio, no debe usarse ni siquiera contra quienes utilizan bombas de verdad en la vida real o apoyan estos m¨¦todos criminales para imponer sus objetivos pol¨ªticos. Javier Sol¨¢, director de la Asociaci¨®n de Usuarios de Internet, al que el Defensor del Lector ha solicitado una reflexi¨®n sobre el tema, subraya que "tambi¨¦n en Internet es posible ser violento". "Los c¨®cteles m¨®lotov", a?ade, "son reemplazados por otros tipos de bombas virtuales destinadas a da?ar la informaci¨®n o paralizar los servicios o el funcionamiento interno de la v¨ªctima. La filosof¨ªa del terrorismo electr¨®nico es la misma: creer que la violencia es una forma v¨¢lida de expresar opiniones; el conocido principio de te vas a enterar. La pena es que no s¨®lo los malos. de la vida realcaen en la tentaci¨®n del terrorismo cibern¨¦tico; tambi¨¦n pecan internautas que en la vida real no ser¨ªan capaces de matar una mosca". Y Maril¨® Ruiz de Elvira matiza, por su parte, que "lo mismo que ha ocurrido con la publicaci¨®n de los correos electr¨®nicos del servidor que ten¨ªa alojadas p¨¢ginas afines a ETA, que se ha visto bloqueado por mensajes de protesta, puede suceder con aquellos servidores que ofrecen pornograf¨ªa, apolog¨ªas racistas o recetas para fabricar artefactos explosivos. La responsabilidad es, sin duda, de las, empresas que se prestan a albergarlas, y contra ellas pueden proceder los tribunaless de justicia. El problema est¨¢ en que, al quedar bloqueado el servicio, se paraliza el acceso a todas aquellas p¨¢ginas que nada tienen que ver con esas ofertas. Y aqu¨ª reside nuestra responsabilidad como usuario! de Internet, ya que, evidentemente, da?amos a organismos, empresas y particulares ajenos a actividades delictivas".
Lo sucedido ha servido, sin duda, para aclarar responsabilidades en el mundo de Internet. A partir de ahora ya no podr¨¢ alegarse desconocimiento sobre a qui¨¦nes albergan algunos servidores o con qui¨¦nes se codean algunos usuarios de la red. Un lector de San Sebasti¨¢n se?ala que la p¨¢gina de la que inform¨® El Pa¨ªs D¨ªgital era "un directorio de recursos vascos de Internet". S¨ª, pero con direcciones proetarras en su interior. Javier Sol¨¢ hace una atinada reflexi¨®n sobre el car¨¢cter de "elemento clave de la democracia" que ha ido adquiriendo Internet. "En entornos democr¨¢ticos", subraya el directivo de la Asociaci¨®n de Usuarios de Internet, "todo el mundo tiene el derecho a expresar sus creencias en p¨²blico. Con Internet no s¨®lo se tiene el derecho, sino tambi¨¦n la posibilidad f¨ªsica de hacerlo a un coste razonable. La desventaja de esta gran herramienta es que tambi¨¦n posiciones extremistas -que normalmente no encuentran eco en nuestros medios de comunicaci¨®n tradicionales- pueden utilizar este nuevo medio para intentar diseminar sus creencias. Evitanto entrar en el juego de la violencia (forzar, mediante terrorismo inform¨¢tico, a que se retire la informaci¨®n), existen formas de enfrentarse a esas situaciones, tales como el uso de la ley, la diseminaci¨®n de informaci¨®n clara y el no hacer publicidad de la existencia de informaciones que consideramos nocivas".
La respuesta de la Asociaci¨®n de Usuarios de Internet a la existencia de puntos de desinformaci¨®n en la red tras el asesinato del concejal Miguel ?ngel Blanco fue, se?ala Sol¨¢, "el no comentar el tema, a la vez que a?ad¨ªamos un lazo azul a nuestras p¨¢ginas". "Los lectores de nuestras p¨¢ginas en Internet", concluye, "saben lo que pensamos... lo siguen sabiendo... pero hace tiempo que han olvidado que, en alg¨²n lugar de Internet, existen informaciones desde un punto de vista contrario, porque nosotros, y muchos m¨¢s, hemos ejercido el derecho a olvidarlo".Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector o telefonearle al n¨²mero 91 / 337 78 36.
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