Siete de cada 10 brit¨¢nicos consideran que la reina Isabel II est¨¢ desfasada
Siete de cada 10 brit¨¢nicos consideran que la reina Isabel vive fuera de la aut¨¦ntica realidad del Reino Unido, seg¨²n una encuesta publicada ayer por The Sunday Times y que fue realizada una semana despu¨¦s de la muerte de Diana. El 30% cree que la reina deber¨ªa abdicar del trono dentro de cuatro a?os, cuando cumpla 75. Otro 23% plantea que la renuncia sea inmediata. El sucesor, para la mayor¨ªa de los encuestados (60%), tendr¨ªa que ser Guillermo, y no su padre, Carlos, que cosecha la mitad del apoyo de su primog¨¦nito (s¨®lo un 31%).
La necesidad de un cambio en las formas, puesta de manifiesto durante la pol¨¦mica que rode¨® a los funerales de Diana de Gales, es apoyada por el 58%, que cree que la monarqu¨ªa en su forma actual no pervivir¨¢ otros 30 a?os. Un 30% de los encuestados reconoce que ahora tiene una peor opini¨®n de la familia real que antes de la muerte de Diana. Un 60% dice que lo sucedido en los ¨²ltimos 15 d¨ªas no les ha influido y s¨®lo un 9% admite que su estima por el trono ha aumentado. El 55% no discute la f¨®rmula mon¨¢rquica, pero desea una familia real menos formalista y m¨¢s pr¨®xima al pueblo. ?sa es, ahora, la prioridad del primer ministro, el laborista Tony Blair, afianzado por su r¨¢pida reacci¨®n en el fallecimiento de la princesa y por la abrumadura victoria del s¨ª en el refer¨¦ndum de Escocia.Dos semanas despu¨¦s de la muerte de Diana Spencer, pasada la tremenda convulsi¨®n que sufri¨® la sociedad brit¨¢nica, empiezan a o¨ªrse las primeras voces cr¨ªticas. En Londres, el l¨ªder conservador, William Hague, rompi¨® ayer el tab¨² y arremeti¨® contra Tony Blair -autor de la c¨¦lebre etiqueta la princesa del pueblo-, al que acus¨® sin rodeos de apropiarse de su memoria en beneficio propio. "Es una mala pol¨ªtica capitalizar la muerte de la princesa de Gales en beneficio del partido en el poder".
La actuaci¨®n de Blair, su alta cotizaci¨®n en las encuestas, y sus proyectos revolucionarios de cambio para el trono, han irritado a Hague. "No es de recibo filtrar los supuestos consejos dados a la reina para quedar bien. Es como si la familia real fuera propiedad del Partido Laborista", se?al¨® en un programa de gran audiencia de la BBC. Sin embargo, el l¨ªder conservador parece olvidar la excelente relaci¨®n entre Blair y el pr¨ªncipe Carlos, y que muchas de esas filtraciones han estado destinadas a afianzar la paup¨¦rrima imagen p¨²blica del pr¨ªncipe de Gales.
Para a?adir m¨¢s pol¨¦mica, la revista estadounidense Time informa en el n¨²mero que se pone hoy a la venta que la princesa estaba embarazada de seis semanas en el momento de su muerte. La informaci¨®n procede de los labios de la propia Diana. Se lo dijo a uno de los m¨¦dicos que la atendieron en el momento del accidente en Par¨ªs. La misma revista norte americana a?ade que Dodi Fayed, ¨²ltimo compa?ero sentimental de Diana, revel¨® a su t¨ªo, Hasaan Yaseen, que pensaba casarse con ella.
?ste es un as unto que ayer agit¨® en Irlanda del Norte el reverendo ultra lan Paisley. El l¨ªder del Partido Dem¨®crata del Ulster (UDP) fue muy lejos en sus ataques al decir que lo sucedido demuestra la "bancarrota moral y el vac¨ªo espiritual" del pa¨ªs.
Otros ultras unionistas irlandeses no se esconden ni siquiera en los eufemismos. El reverendo Ivan Foster, seguidor de Paisley y l¨ªder de su movimiento pol¨ªtico-espiritual la Iglesia Libre de los M¨¢rtires Presbiterianos, en Fermanagh, escribi¨® en La Zarza Ardiente, el ¨®rgano del fanatismo unionista, que Diana Spencer era una oportunista hip¨®crita y "una ad¨²ltera que retozaba en el campo de las delicias carnales". Paisley, encaramado en el p¨²lpito de su iglesia en Belfast, entusiasm¨® a su. audiencia de fieles con ataques furibundos y el recuerdo de detalles escabrosos, ya olvidados, de la azarosa vida de la princesa. Al cantante Elton John lo calific¨® sin piedad de "sodomita. confeso". Su p¨²blico, tan radical como ¨¦l mismo, recibi¨® esos calificativos atronadores con ?aleluyas! de entusiasmo. Tanto Paisley como Foster no han hecho otra cosa que reflejar el formidable estallido de disgusto de muchos integristas de Irlanda del Norte.
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