Las pe?as de San Lorenzo se quedan sin reses para tirar de sus carretas
Las pe?as que participan en la romer¨ªa de la Virgen de Gracia lo tienen dif¨ªcil para encontrar bestias que arrastren sus carretas. Bueyes ya no hay. Tienen que alquilar vacas de tiro y, aun as¨ª, es caro y complicado. S¨®lo cinco de los 75 carros del cortejo romero. de ayer eran de tracci¨®n animal, a pesar de que se les subvenciona con 60.000 pesetas. Las reses cobran m¨¢s de 100.000, transporte aparte. Miles de personas disfrutaron el domingo en San Lorenzo de esta fiesta considerada de inter¨¦s tur¨ªstico nacional.
Anta?o eran bueyes y remolcaban casi todas las carretas, pero hoy d¨ªa les han sustituido las vacas de tiro y ya s¨®lo se ocupan de cinco de ellas. El campo se ara con tractor y los agricultores y ganaderos consideran que un macho que ni trabaja ni cr¨ªa es un animal in¨²til. Marquesa y Cordera, las dos reses que arrastran parsimoniosamente la carroza de la Virgen de Gracia, encontraron tan singular empleo hace 11 a?os. Bajan desde Cercedilla y cobran 130.000 pesetas por una jornada que comienza con el alba y termina al anochecer."Su due?o las conserva casi ¨²nicamente para uncirlas al carro de nuestra Virgen. Las tiene encerradas todo el invierno y en verano las pasea por las calles de su pueblo para que se acostumbren al jolgorio", explica Javier Callejo, de 47 a?os, mayordomo de la Hermandad de Romeros. "Hay quien piensa que est¨¢ loco, pero no es m¨¢s que un buen hombre que ama esta tradici¨®n", a?ade.
El entrenamiento es necesario. Miles de personas se agolpaban ayer en la lonja del Monasterio para ver partir a la comitiva. Las obras de la calle de Juan de Borb¨®n, donde se colocan habitualmente, desplazaron las carretas hasta las faldas mismas del monumento.
M¨¢s dif¨ªcil que la hermandad lo tiene la agrupaci¨®n Familia Yag¨¹e y Amigos, que desde 1961 acompa?a a la Virgen al Parque de la Herrer¨ªa, donde pasan la jornada comiendo, bebiendo y bailando jotas. Tra¨ªan las bestias de Navas, pero hace cinco a?os se murieron de viejas. Como quer¨ªan conservar el "sabor original" de esta fiesta, organizaron una expedici¨®n a ?vila para buscar, pueblo por pueblo, un lugare?o que tuviera un par de reses de laboreo. Lo encontraron, pero a 90 kil¨®metros. La tradici¨®n les sale por un pico. Enrique Mart¨ªn, de 70 a?os y vecino de Valdemorillo, es el timonero de las bestias que arrastran la re producci¨®n del Arco de Convalecientes elaborada por el centenar largo de miembros de la pe?a La Posada. Han invertido en su maqueta las horas libres de un mes y medio mill¨®n de pesetas de sus bolsillos. Tanto a la ida como a la vuelta, todas las carretas pasan por este arco. En la suya, como si se tratara de un juego de mu?ecas rusas, la carroza de la Virgen atraviesa el arco de madera tirada por dos bueyes de papel, ¨¦stos s¨ª, machos. No han olvidado un detalle: pa?os bordados con hilos de oro sobre los lomos de las reses, flores en el trono, y una lluvia de p¨¦talos de rosa como la que de verdad recibe a la Virgen cuando los romeros le cantan la salve con el monasterio iluminado de fondo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.