Presos en la mesa

LA CONCESI?N por parte del Ministerio. del Interior del tercer grado penitenciario a cuatro reclusos que cumplen condena por su relaci¨®n con ETA -y que han acreditado su desvinculaci¨®n con la banda- es plenamente coherente con el principio constitucional de favorecer la reinserci¨®n de los presos. Ello parece indicar una postura m¨¢s flexible del Gobierno en su pol¨ªtica penitenciar¨ªa, y desde luego el abandono del maximalismo del cumplimiento ¨ªntegro de las penas. Una de las derivaciones del objetivo de reinserci¨®n es la recomendaci¨®n de mantener al penado en c¨¢rceles pr¨®ximas a su medio vital, a fin de evitar su desarraigo. Las formaciones vascas, reunidas en tomo a la Mesa de Ajuria Enea, intentaron ayer aproximar posturas sobre esta cuesti¨®n, permanente motivo de discrepancia desde hace dos a?os.Los nacionalistas consideran que el acercamiento es un derecho de los presos que el Gobierno no respeta, vulnerando con ello la ley. Otros partidos, y sobre todo el Ministerio del Interior, sostienen que se trata de un principio gen¨¦rico que admite diversas plasmaciones y que, en todo caso, debe aplicarse con car¨¢cter individualizado y de forma que no sea contradictorio con el objetivo de favorecer la reinserci¨®n (lo que puede implicar evitar la concentraci¨®n de etarras en un mismo penal). El radicalismo con que se plante¨® la cuesti¨®n, incluyendo la famosa amenaza de denunciar al Gobierno ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, ha resultado nefasta para la cohesi¨®n del frente democr¨¢tico. ETA trat¨® de explotar esa divergencia con el secuestro de Ortega Lara.

Sea un derecho reconocido por la ley o un principio contingente, parece haber acuerdo -al menos parec¨ªa haberlo antes del secuestro del funcionario- en que el acercamiento es deseable desde el punto de vista humanitario y, adem¨¢s, conveniente pol¨ªticamente: cuanto m¨¢s cerca est¨¦n, m¨¢s f¨¢cil ser¨¢ para las familias establecer una relaci¨®n con el recluso que no pase por los filtros del entorno de ETA. Se comprende que el secuestro de Ortega Lara dificultara dar pasos en ese sentido, y de hecho fue Arzalluz el primero en decir que hab¨ªa que paralizar cualquier iniciativa hasta que soltaran al funcionario. Pero, una vez liberado por la polic¨ªa, no se justificaba la falta de iniciativa de Interior. Ojal¨¢ que la concesi¨®n del tercer grado a esos cuatro reclusos anuncie una actitud menos r¨ªgida por su parte, y que ello favorezca un acuerdo que acabe con esta absurda pol¨¦mica que s¨®lo ha beneficiado a quienes secuestraron a Ortega Lara y asesinaron a Miguel ?ngel Blanco.