Blanco y negro
Mientras en Valladolid lloraban por Vicente Cantatore, Alfonso pas¨® por Triana, lustr¨® las botas blancas con grasa de pantera, pens¨® en la Recopa, y luego le enchuf¨® dos goles de durse a Koszta, el gigantesco portero del Vasutas de Budapest. Para evitar el desastre final, aquel pobre tipo apret¨® sus toscas mand¨ªbulas de campesino, tens¨® el esqueleto y se pas¨® el partido dando tumbos, comi¨¦ndose amagos y persiguiendo a un fantasma que conduc¨ªa el bal¨®n con unas relucientes zapatillas de baile. Parec¨ªa el primo destartalado del actor Burt Reynolds o, m¨¢s exactamente, uno de esos viejos y rudos luchadores de catch que, por exigencias de la programaci¨®n, siempre terminan perdiendo.-Ten¨ªamos enfrente a un rival complicado, con mucho oficio. Hasta que se cans¨® fue muy dif¨ªcil abrir el marcador, dijo Luis Aragon¨¦s en el protocolo de la conferencia de prensa.
Aquel primer gol, sin embargo, se hab¨ªa incubado muchos a?os atr¨¢s, cuando Pepe, padre de Iv¨¢n y Alfonso P¨¦rez Mu?oz, decidi¨® que sus hijos deber¨ªan manejar las dos piernas si quer¨ªan abrirse camino en Primera Divisi¨®n, as¨ª que les oblig¨® a repetir con la zurda todas las habilidades que demostraban con la derecha. Poco a poco, pudo duplicar el repertorio de los ni?os, y diez a?os despu¨¦s ten¨ªa en casa dos futbolistas sim¨¦tricos.
Ante el Vasutas, el mayor, Alfonso, abri¨® el librito de familia, control¨® con la derecha y dispar¨® con la izquierda. Superado por la pelota, Koszta se desplom¨® sobre la l¨ªnea de gol como un armario consumido por la carcoma.
Aunque se lo apuntaron a Alfonso, medio gol fue de Pepe P¨¦rez.
Unas horas antes, el Bar?a hab¨ªa vuelto de Newcastle con mal cuerpo. Convencido de que el pez chico s¨®lo puede ganar al grande por agresividad, Kenny Dalglish, el entrenador brit¨¢nico, reagrup¨® a sus jugadores, areng¨® a Asprilla, estudi¨® el dibujo de Van Gaal y le tir¨® encima una pira?a.
Cuando Dugarry y compa?¨ªa quisieron darse cuenta, llevaban tres goles en contra y estaban a punto de pillar una depresi¨®n de caballo. Hicieron un esfuerzo descomunal, pero finalmente no pudieron remontar. As¨ª se presentaron en Barcelona.
Horas m¨¢s tarde, Van Gaal reuni¨® a los periodistas y sac¨® la navaja cabritera.
-Vine aqu¨ª pensando que los jugadores espa?oles ten¨ªan casta. En el primer tiempo no los vi por ninguna parte, dijo en esperanto.
-Confieso que Gillespie pudo conmigo, reconoci¨® el pobre Sergi.
-Cuando te meten dos goles iguales te acuerdas de todo Dios, terci¨® Nadal.
-A veces, esto me recuerda a la ONU. Hoy en el entrenamiento el extranjero parec¨ªa yo. Ya no s¨¦ muy bien en qu¨¦ idioma hablamos, respondi¨® Abelardo, sin caer en la cuenta de que con semejantes palabras podr¨ªa complicar extraordinariamente el debate local sobre normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica.
Acto seguido, Louis Van Gaal, el holand¨¦s errante, dio dos d¨ªas de vacaciones a los muchachos, y ¨¦l se adjudic¨® seis por la cara. Mientras tanto, en Madrid, Sanz, un poco dimitido, dec¨ªa que quiere inyectar en su nueva directiva anticuerpos de Gaspart, en Valladolid vuelven a llamar a don Vicente y yo sigo llorando por Jorge Valdano.
Y muy lejos, en Colombia, todas las pira?as quieren llamarse Asprilla. Faustino Asprilla.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.