Fase de despegue
EL PROCESO de b¨²squeda de una paz negociada en el Ulster ha empezado a despegar. Pero, como para los aviones, ¨¦sta es la Pase m¨¢s delicada de la operaci¨®n. Era importante llegar a este punto, aunque se desconozca el desenlace. Ahora lo que cuenta es que la negociaci¨®n misma vaya disolviendo las desconfianzas rec¨ªprocas, y para ello los interlocutores necesitan que las minor¨ªas terroristas les den un respiro.El moderado Partido Unionista del Ulster, de David Trimble, no ha ca¨ªdo en la trampa tendida por la potente bomba que hizo explosi¨®n el martes pasado en el sur de Belfast, y que vino a recordar las dificultades de un proceso cuyo desarrollo depende en parte de la buena voluntad de unos fan¨¢ticos. Claramente, la bomba estaba destinada a reventar las negociaciones de paz que acaban de empezar. El IRA se desmarc¨® inmediatamente del atentado, reafirmando su compromiso con la tregua decretada el 30 de julio pasado.
No obstante, esa bomba demostr¨® que el IRA no es capaz de controlar a los grup¨²sculos terroristas republicanos desgajados de sus filas en las sucesivas crisis de los a?os setenta y ochenta. Incluso es de temer que la tregua misma sea un factor que favorezca la disidencia, como ha ocurrido otras veces. Sin embargo, ese factor era un dato conocido de antemano y no deber¨ªa ser un factor que paralizase el proceso.
Los protestantes moderados de Trimble han acudido al castillo de Stormont, sede de las negociaciones a las afueras de Belfast. De momento, rechazan reunirse cara a cara con los representantes del Sinn Fein, brazo pol¨ªtico del IRA. Es previsible que las conversaciones se produzcan de forma bilateral entre la presidencia -ejercida por el ex senador estadounidense George Mitchell- y cada una de las partes, antes de llegar a negociaciones directas y y multilaterales.
En esta situaci¨®n, es urgente fomentar un clima que haga impopular la tentaci¨®n de volver a la violencia terrorista y sectaria. Probablemente, como pide John Hume, l¨ªder del moderado Partido Laborista Socialdemocr¨¢tico (cat¨®lico), estas medidas de confianza deben comenzar por un trato igual a los presos protestantes que a los republicanos -pues es a ¨¦stos a los que el Gobierno brit¨¢nico ha con cedido ventajas para atraer al Sinn Fein a la mesa de negociaciones-, as¨ª como por un intercambio de informaci¨®n sobre los desaparecidos en los enfrentamientos sectarios.
Sin embargo, ser¨¢ dif¨ªcil que se genere confianza si no se empieza pronto el proceso de entrega de armas por parte de los terroristas, republicanos y protestantes. En una declaraci¨®n conjunta, Londres y Dubl¨ªn declararon, para satisfacer a los protestantes, que "les gustar¨ªa" que esta entrega comenzara durante las negociaciones. Pero a esto es justamente a lo que se neg¨® el IRA al afirmar que s¨®lo entregar¨¢ su arsenal cuando se llegue a un acuerdo que considere satisfactorio. Lo cual vendr¨¢ no s¨®lo a dificultar el eventual aterrizaje del proceso de paz, sino incluso la estabilidad del propio vuelo. M¨¢s all¨¢ de una soluci¨®n eventual sobre el estatuto de Irlanda del Norte que someter a refer¨¦ndum, la cuesti¨®n de las armas parece situarse en el centro de los debates en Stormont. Como era de suponer.
La labor de Mitchell va a ser ardua, aunque se apoye en Londres y Dubl¨ªn. Para evitar la eternizaci¨®n de las negociaciones o su embarrancamiento en cuestiones de procedimiento, ambos Gobiernos han puesto una fecha tope, en mayo, para el acuerdo. En realidad, lo principal es que la tregua se mantenga lo suficiente como para permitir pasar a la discusi¨®n propiamente pol¨ªtica: la b¨²squeda de un estatuto para Irlanda del Norte que, aun no siendo del todo aceptable para ninguna de las partes, no sea inaceptable para ninguna de ellas. El resto lo har¨¢ la paz misma.
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