El par¨¢clito de J. M.
?Ya ustedes saben qu¨¦ cosa es el par¨¢clito? Si no lo saben es una de las formas que adopta el Esp¨ªritu Santo como intercesor de los fieles. En este caso la fidelidad se llama felicidad de la literatura que conserva y mantiene Javier con verdadero ah¨ªnco. Mar¨ªas es, sobre todas las cosas, un escritor y la prosa a su servicio- es de las m¨¢s logradas del idioma. Es tambi¨¦n un artista.Conoc¨ª a Javier como el joven en el trapecio volante que amaba a una trapecista americana. Por su parte Juan Benet contaba c¨®mo en el centro de Madrid a horas santas practicaba Mar¨ªas el arte nonsanto de la cabriola, el volant¨ªn y la maroma. Eso ocurri¨® hace a?os. Pero pr¨¢cticamente ante mis ojos el volatinero se convirti¨® en el traductor de uno de los m¨¢s dif¨ªciles, por su idiosincracia, de los escritores ingleses, Laurence Sterne. Luego vinieron sus novelas de enorme ¨¦xito dondequiera. (En Alemania, por ejemplo, su Coraz¨®n tan blanco se convirti¨® en un ¨¦xito de p¨²blico y de cr¨ªtica). No s¨¦ qu¨¦ alabar m¨¢s, si sus traducciones, sus libros de cuentos y ensayos o sus novelas, que lo han convertido en un wunderkind que ha crecido. De los escritores ingleses, de su favorito, Sir Thomas Browne, ha tomado una frase que ha hecho du divisa: "Un caballero es un hombre ¨ªntegro, entero, a whole man". Sucede, curiosamente, que un tomo de Browne parece retratar a sus detractores que han proliferado ante sus libros. Son una Pseudodoxia epid¨¦mica. Que se puede traducir como el error de los vulgares. Mientras, Mar¨ªas se ba?a en sus ¨¦xitos, que son de todos sus lectores y, sobre todo, de sus amigos, entre los que me cuento.
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