Amenazas a la libertad religiosa en Rusia
La Iglesia ortodoxa queda situada en una posici¨®n de privilegio
La Ley sobre la Libertad de Conciencia y las Asociaciones Religiosas, aprobada el pasado viernes en la Duma (C¨¢mara baja del Parlamento), incluye al "cristianismo", sin m¨¢s especificaciones, como una de las confesiones tradicionales de Rusia. Ello no implica, sin embargo, que, por ejemplo, cat¨®licos y protestantes vayan a poder desarrollar sus actividades sin restricciones. Mucho depender¨¢ de c¨®mo se aplique una legislaci¨®n que nace viciada por el deseo de situar a la religi¨®n ortodoxa en una situaci¨®n de privilegio.El sacerdote Vadim Shaiki¨¦vich, vicario de la parroquia moscovita de los Santos Ap¨®stoles Pedro y Pablo, asegura que la opini¨®n negativa de la jerarqu¨ªa cat¨®lica respecto a la primera redacci¨®n de la ley se mantiene, ya que el nuevo articulado "da todo el poder" al funcionario encargado de registrar a las diversas confesiones. En cuanto a Yuri Sipk¨®, vicepresidente de la Uni¨®n Evang¨¦lica de Cristianos Baptistas, se?ala que la alianza de comunistas y ortodoxos "ha devuelto a Rusia al Estado totalitario", y que ni se respeta la libertad de conciencia ni la igualdad ante la ley de todas las creencias.
El texto, que a¨²n debe ser aprobado por la C¨¢mara alta antes de que pase a la firma del presidente Bor¨ªs Yeltsin, admite que "ninguna religi¨®n puede ser definida como estatal u obligatoria", pero reconoce "el papel especial jugado por la Iglesia cristiano-ortodoxa en la historia de Rusia" y "en la edificaci¨®n y desarrollo de su espiritualidad y cultura".
El propio l¨ªder del Kremlin da ya en la pr¨¢ctica un trato m¨¢s que especial a la Iglesia ortodoxa, alguno de cuyos templos ha inaugurado junto al patriarca Alejo II, convertido en un poder f¨¢ctico con el que ning¨²n l¨ªder pol¨ªtico se atreve a enfrentarse.
La nueva ley establece una serie de limitaciones para las iglesias que no puedan demostrar su existencia legal en territorio ruso durante al menos 15 a?os. Una barrera que, seg¨²n y como se aplique, puede afectar no s¨®lo a las sectas, sino tambi¨¦n al catolicismo y a numerosas confesiones protestantes que no tuvieron reconocimiento oficial durante el r¨¦gimen comunista.
Algunos an¨¢lisis se?alan, por ejemplo, que 75 de las 200 iglesias protestantes que actualmente funcionan en Mosc¨² (cerca de 4.000 en toda Rusia) podr¨ªan perder su registro si la legislaci¨®n se aplica, de forma restrictiva. Una amenaza que pende tambi¨¦n sobre cat¨®licos, mormones, testigos de Jehov¨¢ e incluso ortodoxos disidentes de la rama principal.
Seg¨²n la interpretaci¨®n m¨¢s pesimista, estas confesiones estar¨ªan obligadas a registrarse anualmente, hasta alcanzar el requisito de los 15 a?os, para pasar de "grupo" (sin acceso a escuelas y hospitales p¨²blicos, ni permiso para editar o importar publicaciones o crear escuelas) a "organizaci¨®n", ya con todos los derechos.
El hecho de que el "cristianismo" figure entre las religiones que "constituyen una parte inalienable de la historia de los pueblos de Rusia" (junto al islamismo, el juda¨ªsmo y el budismo) abre la puerta a la esperanza, aunque siguen justificadas todas las dudas. Mucho depender¨¢ de c¨®mo se aplique la ley, lo que introduce un peligroso elemento de incertidumbre y deja un margen exagerado de acci¨®n al poder civil. Ahora mismo parece pol¨ªticamente indefendible que un texto dise?ado en teor¨ªa para defender al pueblo llano de sectas peligrosas, como la japonesa de la Verdad Suprema, consagre la falta de libertad religiosa. El vicejefe del Gabinete del presidente, Mija¨ªl Komissar, asegur¨® ayer que se trata de proteger a los ciudadanos y el Estado, pero "todo el mundo podr¨¢ practicar su propia religi¨®n".La aprobaci¨®n por la Duma de la primera versi¨®n del texto provoc¨® una oleada de protestas internacionales, desde la del Papa a la del Senado norteamericano, que amenaz¨® con cortar la ayuda econ¨®mica a Rusia. Yeltsin puso entonces su veto, al estimar que conten¨ªa aspectos inconstitucionales, pero la nueva redacci¨®n (por una comisi¨®n especial que ¨¦l mismo cre¨®) no ha resuelto el problema.
El l¨ªder del Kremlin dif¨ªcilmente podr¨¢ dejar ahora de firmar la ley, y los perjudicados ya est¨¢n preparando recursos para frenar su aplicaci¨®n. Los ortodoxos, entretanto, se frotan las manos de satisfacci¨®n porque creen que se frenar¨¢ el proselitismo de cat¨®licos y protestantes, acelerado tras la desaparici¨®n de la URSS, hace seis a?os. En cuanto a la reacci¨®n internacional, lo m¨¢s probable es que sea intensa, sobre todo en Estados Unidos. Ya el pasado jueves, un d¨ªa antes de la aprobaci¨®n del texto, Jesse Helms, presidente del Comit¨¦ de Relaciones Exteriores del Senado, y otros 13 miembros de esa, C¨¢mara, enviaron una carta a Yeltsin en la que le exig¨ªan una ley que "proteja y no da?e" a la libertad de conciencia.
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