La influencia del Sol en el clima
El calentamiento observado en el ¨²ltimo siglo puede deberse al ciclo solar
La culpa de la subida de las temperaturas terrestres en el ¨²ltimo siglo se est¨¢ achacando a menudo a la civilizaci¨®n, con su secuela de generaci¨®n de gases de efecto invernadero, pero otro culpable est¨¢ emergiendo r¨¢pidamente: el Sol. Durante siglos, los cient¨ªficos han sabido que el Sol es menos estable de lo que parece. Tiene estaciones y tormentas y ritmos de actividad. Sus manchas y erupciones aparecen en ciclos que duran unos once a?os. Pero s¨®lo en la ¨²ltima d¨¦cada se han relacionado estos y otros tipos de variaciones solares con los cambios clim¨¢ticos.En la actualidad, un n¨²mero creciente de cient¨ªficos afirma que las variaciones solares pueden rivalizar con la contaminaci¨®n humana como factor en el cambio clim¨¢tico. Y algunas investigaciones, aunque todav¨ªa incompletas y discutidas, sugieren que la variabilidad solar podr¨ªa ser la causa de pr¨¢cticamente todo el calentamiento global medido hasta la fecha.
Otros expertos descartan esta posibilidad incluso aunque piensen que el factor solar debe ser estudiado m¨¢s profundamente. El Sol se aproxima ahora a un periodo tormentoso en su ciclo de 11 a?os, lo que promete una gran cantidad de nuevos datos (y posiblemente temperaturas m¨¢s altas) que ayuden a resolver el enigma.
En los ¨²ltimos a?os, los detectives clim¨¢ticos del Sol y la Tierra se han centrado, sobre todo en poner al descubierto lazos estad¨ªsticos entre factores como las fluctuaciones a largo plazo de la temperatura global y la longitud de los ciclos de las manchas solares, que var¨ªan entre ocho y 15 a?os, con 11 a?os de media. Estas relaciones se consideran firmes hoy en d¨ªa. Adem¨¢s, los cient¨ªficos est¨¢n tratando de descubrir los mecanismos f¨ªsicos subyacentes. Esto se considera un paso crucial porque las correlaciones pueden ocurrir por azar.
Los expertos est¨¢n estudiando detenidamente tres variables solares como agentes posibles de cambios terrestres: el brillo total del Sol que puede afectar a las temperaturas; los rayos ultravioleta del Sol, que pueden afectar a los vientos y a la producci¨®n de ozono en la alta atm¨®sfera, y las tormentas solares de campos magn¨¦ticos y part¨ªculas subat¨®micas que pueden afectar a las lluvias y a la cantidad de nubes.
Muchas piezas del rompecabezas, se?ala el f¨ªsico de la atm¨®sfera Brian Tinsley, de la universidad de Texas, se est¨¢n r¨¢pidamente "encajando para sugerir un panorama fascinante". Sallie L. Baliunas, astrof¨ªsica en Harvard, dice que el avance clave en este ¨¢rea de conocimiento puede ocurrir ma?ana "o podr¨ªamos esforzarnos durante d¨¦cadas". El inter¨¦s por este ¨¢rea est¨¢ aumentando r¨¢pidamente y muchos lo achacan a la entrada de f¨ªsicos, astr¨®nomos y astrof¨ªsicos en un campo tradicionalmente ocupado por meteorol¨®gos y cient¨ªficos de la atm¨®sfera. En el pasado estas Incursiones multidisciplinares han resultado fecundas, como cuando los ge¨®logos y los astr¨®nomos se apoyaron en los bombardeos c¨®smicos para explicar las extinciones en masa ocurridas la Tierra, yendo mucho m¨¢s all¨¢ de las teor¨ªas de los paleont¨®logos.
El hecho central que llama la atenci¨®n de todos los cient¨ªficos que investigan el cambio global es que las temperaturas globales medias parecen estar aumentando de forma gradual: medio grado cent¨ªgrado desde 18.80. La cuesti¨®n es por qu¨¦.
La mayor parte de los cient¨ªficos dicen que no est¨¢n seguros de qu¨¦ parte del calentamiento observado se debe a causas naturales y qu¨¦ parte procede de actividades humanas. La sabidur¨ªa convencional se?ala que los gases que atrapan el calor, como el di¨®xido de carbono, que es parte de la atm¨®sfera pero tambi¨¦n es emitido por los autom¨®viles, las f¨¢bricas y la quema de combustibles f¨®siles, juega un papel significativo. Los niveles de ¨¦ste y de otros gases de efecto invernadero est¨¢n aumentando y se cree que est¨¢n calentando el planeta al atrapar la luz del sol que de otra forma se reflejar¨ªa de nuevo hacia el espacio.
Con este panorama, todos los pa¨ªses del mundo se van a reunir en diciembre en Kioto (Jap¨®n) para tratar de negociar reducciones en las emisiones de los gases de efecto invernadero. No es sorprendente, dado lo que todav¨ªa ignora la ciencia y las dificultades pol¨ªticas de limitar el crecimiento industrial, que se plantee la conveniencia de establecer estas limitaciones.
Adem¨¢s del brillo solar, los cient¨ªficos est¨¢n mirando la posible influencia en las temperaturas de los rayos ultravioleta que, adem¨¢s del calentamiento directo influyen, por ejemplo, en romper las mol¨¦culas de ox¨ªgeno para formar ozono, lo que puede influir en las temperaturas y en las rutas de las tormentas invernales. Pero la suma de estos dos efectos no explicar¨ªa del todo el aumento observado de las temperaturas. El tercer posible mecanismo es el viento solar, que cambia mucho a lo largo del ciclo solar y que podr¨ªa tener efectos indirectos, ya que el viento solar intenso bloquea algunos de los rayos c¨®smicos procedentes del espacio lejano, lo que provoca cambios en la producci¨®n de ¨¢tomos radiactivos en la alta atm¨®sfera con posibles repercusiones en la generaci¨®n de nubes y de lluvia, factores muy importantes en el clima.
Copyright The NYT News Service.
Manchas en el siglo XVII
La correlaci¨®n mayor entre el tiempo meteorol¨®gico y la actividad solar tuvo lugar hace siglos, cuando disminuy¨® mucho el n¨²mero de manchas solares entre 1640 y 1720 y la Tierra se enfri¨® m¨¢s de un grado cent¨ªgrado. El norte de Europa sufri¨® especialmente. Aumentaron sus glaciares y la longitud del invierno.Al principio, este enfriamiento no ten¨ªa sentido para la ciencia moderna. Despu¨¦s de todo, las manchas solares son oscurecimientos magn¨¦ticos del Sol cuyas temperaturas son relativamente bajas. Parecer¨ªa que su desaparici¨®n durante casi un siglo marcar¨ªa un tiempo de mayor brillo solar y por tanto, si acaso, temperaturas m¨¢s altas en la Tierra y no al contrario.El misterio empez¨® a resolverse a finales de los a?os setenta a medida que los sat¨¦lites sobrepasaron la atm¨®sfera para observar el Sol directamente. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, hab¨ªa veredicto. En contra de la intuici¨®n, el Sol era m¨¢s brillante cuando abundaban las manchas solares y menos brillante cuando desaparec¨ªan. La raz¨®n era simple, por lo menos retrospectivamente. Lo que se encontr¨® es que las estructuras brillantes llamadas f¨¢culas, que acompa?an a las manchas solares en el ciclo solar de 11 a?os, pueden m¨¢s que la p¨¦rdida de brillo causada por las oscuras manchas. Este brillo mayor del Sol se ha observado ahora ya dos veces por sat¨¦lite y todo sugiere que el ritmo es antiguo y variable.
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