El Papa encuentra en Brasil una sociedad seducida por evang¨¦licos y santeros
Detener el alarmante transfuguismo de la grey cat¨®lica hacia las iglesias evang¨¦licas y la charlataner¨ªa milagrera constituye uno de los prop¨®sitos del tercer viaje de Juan Pablo H a la naci¨®n con mayor concentraci¨®n de cat¨®licos del mundo: el 80% de sus 155 millones de habitantes. Millones de los bautizados usan condones, utilizan anticonceptivos, defienden el divorcio, toleran el aborto, no practican el culto e ignoran los dogmas de Roma, tenidos como caducos.
La feligres¨ªa de las agrupaciones evang¨¦licas, y de los sinverg¨¹enzas encaramados en p¨²lpitos y capillas garantizando el reino de los cielos previo tal¨®n bancario, ha pasado de 4,8 millones de personas a quince millones desde 1980, a?o de la primera visita papal. Juan Pablo II lleg¨® ayer R¨ªo de Janeiro, y hasta este domingo se alojar¨¢ en una residencia del arzobispado cercana a un monte de chabolas y delincuentes tomado por el Ej¨¦rcito. A su llegada, en el aeropuerto, el Papa defendi¨® los valores de la familia, las culturas ind¨ªgenes y manifest¨® su esperanza en un desarrollo "ordenado de conformidad con los principios de la justicia y la caridad cristiana".Juan Pablo II arriba a Brasil con un mensaje renovador, capaz de contener las deserciones registradas entre los cat¨®licos, y muy atento a las preocupaciones sociales de este pa¨ªs de contrastes, injusta distribuci¨®n de la riqueza y sincretismo religioso. El padre Jes¨²s Hortal, te¨®logo y profesor, adivina las causas del crecimiento de los evang¨¦licos, cuyos pastores adoctrinan al reba?o con un lenguaje directo, pretendidamente espont¨¢neo, ¨¢gil, acorde con el esp¨ªritu brasile?o, distante del escaso dinamismo en la pastoral y en la comunicaci¨®n demostrado por la Iglesia cat¨®lica. "La extrema miseria obliga al pueblo a buscar remedios inmediatos, y es ah¨ª donde intervienen los pentecostales, que prometen milagros para los problemas materiales". Hortal lamenta que cuando las otras religiones "se contentan con abrir un botiqu¨ªn de urgencia, la Iglesia prefiere construir un bloque de apartamentos".
La rigidez de la jerarqu¨ªa cat¨®lica en cuestiones como el aborto, el divorcio o la planificaci¨®n familiar, casi sin admitir excepciones, pasa factura. "Quien contesta la moral vigente es la clase media. En lo que me consta, no son las madres solteras, ni tampoco los homosexuales quienes emigran en masa hacia otras religiones", precisa Hortal. "Es el pueblo necesitado el que est¨¢ siendo captado por la teolog¨ªa de la prosperidad practicada por los pentecostales". Fecundo en almas y d¨®lares es el serm¨®n de Edir Macedo, la buena nueva del sumo sacerdote de la Iglesia Universal de Reino de Dios, due?o de una cadena de televisi¨®n en Brasil, y de una mansi¨®n de ensue?o de Los ?ngeles. "M¨¢s de dos o tres ignorantes le han dejado toda su fortuna",, destaca un corresponsal extranjero con 17 a?os de residencia en R¨ªo. No siendo santo de su devoci¨®n el creso pont¨ªfice, el periodista lo equipara con el difunto ganster de Chicago Al Capone pero con biblia en la sobaquera.
La capacidad de convocatoria de los evang¨¦licos es grande. Qued¨® de manifiesto en la clausura, hace una semana, del Congreso Mundial de la emergente Asamblea de Dios, desarrollada en S?o Paulo con m¨¢s de medio mill¨®n de fieles en las gradas, seg¨²n la polic¨ªa. Acudi¨® el presidente, Fernando Henrique Cardoso, m¨¢s ateo que creyente, pero aspirante a un segundo mandato en las elecciones de a?o pr¨®ximo. El gobernante se mostr¨® feliz entre tanto votante. Y aunque Macedo y otros jefes instan a la calma del extremismo evang¨¦lico, sus falanges m¨¢s activas amenazan con cubrir la ciudad de panfletos contra "el Anticristo" y hostigar los actos masivos de adhesi¨®n al Papa, que clausura el Segundo Encuentro Mundial de las Familias y refrenda las reuniones en R¨ªo de Janeiro del Congreso Teol¨®gico Pastoral y el Consejo Episcopal Latino-Americano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.