La izquierda afronta con temor el ensayo de la coalici¨®n electoral
El pr¨®ximo d¨ªa 19 se ver¨¢ si el olivo arraiga en la tierra de las meigas y los carballos. La coalici¨®n formada por el Partido Socialista de Galicia, Esquerda Galega y Os Verdes iba a ser la avanzadilla de una nueva forma de entender la izquierda en Galicia, semejante al Olivo italiano. Ese experimento, si triunfase, se exportar¨ªa luego a Catalu?a, como pretende Pasqual Maragall; al Pa¨ªs Vasco y a toda Espa?a. ?se era el plan del PSOE. Julio Anguita, coordinador general de IU, lo ha hecho a?icos. La escisi¨®n entre Izquierda Unida y Esquerda Galega, tras pactar ¨¦sta una candidatura conjunta con los socialistas para enfrentarse a Manuel Fraga, ha dinamitado una idea que ser¨¢ sometida a refer¨¦ndum en las urnas gallegas.
Dirigentes nacionales del PSOE atribuyen directamente a Felipe Gonz¨¢lez la idea de difuminar poco a poco el PSOE como ¨²nico gran referente electoral de la izquierda, en favor de sumar colaboradores entre los simpatizantes de otros partidos progresistas, organizaciones sindicales y sociales. Ese proyecto, que Gonz¨¢lez estimula ahora desde una fundaci¨®n, dio germen al pacto gallego entre el PSG-PSOE, Esquerda Unida-Esquerda Galega y Os Verdes. A esta coalici¨®n han adherido sus impulsos las ejecutivas de los sindicatos UGT y CCOO. Los socialistas so?aban, para ganar a la derecha, con que esa amalgama fraguara, e ilusionara y atrajera los 50.000 votos que recibi¨® IU en las anteriores elecciones auton¨®micas, y retuviera muchas de las m¨¢s de 200.000 papeletas que recibe el PSOE en las elecciones legislativas y que se quedan en casa en los comicios locales. S¨®lo la suma de todas esas hip¨®tesis podr¨ªa aupar al aspirante socialista, Abel Caballero, a la presidencia de la Xunta.
Las perspectivas, ahora, son otras. Las encuestas les conceden la mitad de los antiguos votos simpatizantes de IU; la participaci¨®n se atisba no superior a la de otras elecciones auton¨®micas, y de la iusi¨®n inicial que Abel Caballero y Anxo Guerreiro -l¨ªderes del PSG y de EG, respectivamente destacan emocionados en sus mitines, queda la esperanza. A Guerreiro le da pavor, adem¨¢s, que se asocie esta inusual alianza progresista con una "probeta, experimento o laboratorio" de otras cosas. No en vano, los anguitistas tachan a Guerreiro y sus afines, sobre todo, de traidores. Un estigma. Sus socios en la coalici¨®n le siguen, naturalmente, ese juego.
Pero les traicionan sus palabras. El que en Galicia se ensayase "una de las primeras experiencias europeas de coalici¨®n entre partidos de progreso" fue precisamente lo que impuls¨® a Nicol¨¢s Sartorius, seg¨²n sus propias palabras, a regresar activamente a una campa?a electoral. Alfonso Guerra fue a¨²n menos metaf¨®rico: "Lo de aqu¨ª es propio para Galicia, pero tendr¨¢ reflejo e influencia en toda Espa?a".
Pese a todos estos inconvenientes, pese a que los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos y muchos medios privados de Galicia les ignoran, y pese a que el Gobierno y el PP usan todo su poder para que cale la imagen de que esta coalici¨®n es una "ensalada de siglas" y una "sopa de letras", Abel Caballero s¨®lo contempla, oficialmente, la victoria. El candidato socialista propone un gobierno de la coalici¨®n, incluso en minor¨ªa, con ayuda del BNG para sacar adelante cada a?o los Presupuestos. Pero en el entorno del candidato socialista, y de manera oficiosa, el triunfo no se vislumbra ni remotamente y se teme el ¨ªmpetu del Bloque, tanto si se produce el sorpasso como si la fuerza que lidera Xos¨¦ Manuel Beiras se queda a uno, dos o tres diputados del PSOE.
Un BNG acerc¨¢ndose a los socialistas forzar¨ªa unas negociaciones de poder a poder, que a Caballero y al sector que manda en el PSOE, afin al alcalde de A Coru?a, Francisco V¨¢zquez, se le har¨ªan ideol¨®gica y personalmente indigestas. Y eso que el radicalismo del BNG no es ni sombra de lo que fue y que su candidato, Xos¨¦ Manuel Beiras, ense?¨® econom¨ªa a Caballero en la Universidad de Santiago. Aquel contacto entre profesor y alumno no fue malo, pero dej¨® asignaturas pendientes. Hace ocho a?os que no se hablan. S¨®lo si los resultados electorales lo aconsejasen, Almunia mediar¨ªa entre ambos en busca de un acuerdo para relevar a Manuel Fraga en la presidencia de la Xunta.
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