Barcelona se volc¨® en la boda de la infanta Cr¨ªstina con I?aki
Barcelona luci¨® espl¨¦ndida y la boda fue perfecta. La infanta Cristina de Borb¨®n, hija menor de los reyes de Espa?a, don Juan Carlos y do?a Sof¨ª, contrajo ayer matrimonio con I?aki Urdangar¨ªn en un d¨ªa radiante y en medio del clamor popular. El s¨ª de la novia en el interior de la catedral se amplific¨® en la calle en una prolongada exclamaci¨®n de j¨²bilo. M¨¢s de 200.000 personas se agolparon a lo largo del recorrido nupcial para contemplar a los novios y su cortejo mientras el resto de la ciudad se reclu¨ªa ante el televisor. Las calles vac¨ªas, los mercados sin colas y el escaso tr¨¢fico delataban que la ciudad viv¨ªa un gran acontecimiento.
Era la segunda boda de la familia real espa?ola, tras el enlace en Sevilla de la Infanta Elena con Jaime de Marichalar. El programa se cumpli¨® con precisi¨®n, y, poco antes de las once de la ma?ana, el Rey lleg¨® con la Infanta a la puerta de la catedral. Precedido de la Reina y del pr¨ªncipe Felipe, don Juan Carlos acompa?¨® a su hija hasta el altar ante los representantes de 40 casas reales, de todas las instituciones del Estado, del cuerpo diplom¨¢tico y numerosas personalidades de la sociedad civil.Pese a la solemnidad de la ceremonia, retransmitida a 1.000 millones de telespectadores, ni los novios ni la familia real ocultaron su emoci¨®n. En su homil¨ªa, el cardenal Ricard Maria Carles transmiti¨® a los novios palabras c¨¢lidas, pero, en un contexto que se parec¨ªa mucho a un cuento de hadas, el arzobispo de Barcelona no quiso eludir la realidad: ante un auditor¨ªo repleto de personas adineradas y responsables pol¨ªticos, pidi¨® a los novios que, no olviden que todav¨ªa hay demasiados pobres a causa de un reparto injusto de la riqueza.
Los novios respondieron con serenidad a las preguntas rituales, y el Rey, visiblemente emocionado, dio el consentimiento a su hija para que diera el "s¨ª, quiero" a I?aki Urdangar¨ªn. Al redoble de campanas le sigui¨® el clamor de la multitud, que lleg¨® hasta el interior de la catedral. Contra lo previsto, los novios hicieron todo el recorrido hasta el palacio de Pedralbes en coche descubierto.
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