Las madereras involucradas en los fuegos de Malaisia buscan otras selvas para explotarlas
El Gobierno responsabiliza a las compa?¨ªas, pero coloca a sus familias en los consejos
Los bomberos han logrado sofocar 29 de los incendios m¨¢s extendidos en Sumatra. El coordinador de las tareas de extinci¨®n dijo ayer que persisten cuatro grandes focos en Borneo y tres en Sumatra. La continuidad del fuego en frentes de mil kil¨®metros es una cat¨¢strofe nacional para Indonesia. Pero al tiempo ha desvelado pr¨¢cticas de silvicultura salvaje de las grandes madereras, en cuyos consejos se sientan familiares y pol¨ªticos del Gobierno malaisio. As¨ª lo revela un informe de Grreenpeace entregado en Brasil, pa¨ªs al que se encaminan ahora en busca de m¨¢s madera.
Los incendios que han asolado los bosques h¨²medos en las islas de Borneo, Sumatra y Java han descubierto a la mirada del mundo otra imagen diferente de los para¨ªsos tropicales. Todas las islas que separan el continente chino de Australia llevan un mes cubiertas de una espesa capa de humo que se ha cobrado directa o indirectamente m¨¢s de 250 v¨ªctimas y p¨¦rdidas irreparables para el medio ambiente y la diversidad biol¨®gica del planeta, tan fecunda en esta regi¨®n.Unos a?os de sequ¨ªa acumulada y el retraso de las lluvias monz¨®nicas que normalmente llega en septiembre (no se espera este a?o hasta noviembre), han convertido a la regi¨®n en una gigantesca tea ardiente.
El tigre asi¨¢tico, como llaman en los mercados financieros internacionales a esta regi¨®n por su mete¨®rico desarrollo, yace axfisiado por el humo de tos incendios forestales. ?Qui¨¦n los azuz¨®? Los vientos y la sequ¨ªa. ?Quien los prendi¨®? Los agricultores y, fundamentamente, las compa?¨ªas madereras, seg¨²n se?alan las organizaciones conservacionistas y las propias autoridades, quienes han contabilizado ya 815.200 hect¨¢reas calcinadas (m¨¢s que toda la superficie de la Comunidad de Madrid). S¨®lo la d¨¦cima parte se atribuye a la combusti¨®n espont¨¢nea por acumulaci¨®n de desechos.
El resto son fruto en su mayor parte, de las quemas que practican las madereras para clarear el bosque y facilitar el acceso a las cortas. Este a?o, con unas condiciones meteorol¨®gicas adversas, se les ha ido la mano y ha descubierto sus m¨¦todos silv¨ªcolas y los estrechos v¨ªnculos que las unen con los grupos pol¨ªticos que gobiernan.
Un informe coordinado por la conservacionista Ana Ton? para Greenpeace, entregado recientemente al parlamento de Brasil y al que este diario ha tenido acceso, los detalla minuciosamente.
Brasil est¨¢ en el punto de mira de estas madereras. Buscan en sus todav¨ªa selvas v¨ªrgenes y en las de otros pa¨ªses del Tercer Mundo, sin resortes institucionales para controlar la explotaci¨®n sostenible de los bosques, nuevas concesiones porque han perdido productividad las de Malaisia e Indonesia. El informe de Greeripeace pretende alertar al parlamento brasile?o y al Instituto Brasile?o de Medio Ambiente (IBAMA) para que tome medidas e imponga a estas compa?¨ªas unos m¨ªnimos con el fin de evitar el expolio de sus bosques.
El 59% de las 32.960 millones de hect¨¢reas de la superficie de Malaisia son bosques; s¨®lo 4,6 est¨¢n protegidos. Cada a?o se talan 800.000 hect¨¢reas, lo que sit¨²a al pa¨ªs como el primer exportador del mundo de madera y due?o del 80% del mercado internacional de madera tropical (meranti, preferentemente)-
No a las urnas de cristal
Con esos vol¨²menes de explotaci¨®n, los bosques indonesios y malaisios han perdido productividad en los ¨²ltimos a?os. Varios grupos de ind¨ªgenas en Sawarak se han revelado ante la invasi¨®n ilegal de sus tierras por las madereras en busca de ¨¢rboles fuera de sus l¨ªmites concesionales. Aparentemente, las autoridades intentan frenar estas pr¨¢cticas."Dictan unas medidas proteccionistas muy rigurosas, denuncian las infracciones, pero en realidad lo ¨²nico que hacen es un lavado de imagen", dice Mario Rodr¨ªguez, de Greenpeace. "Son esas mismas autoridades las que toleran las extracciones incontroladas, empezando por el primer ministro, Mohamat Mohathir, dos de cuyos hijos ocupan puestos ejecutivos en los principales conglomerados madereros". Las relaciones entre estos grupo de, Malaisia e Indonesia con los pol¨ªticos en el poder son estrech¨ªsimas (ver ilustraci¨®n superior). Abarcan desde los hijos del primer ministro a responsables del partido que gobierna en la provincia de Sawarak, sede de las principales madereras del mundo y a familiares del presidente Suharto de Indonesia.
Greeripeace no pretende suspender la explotaci¨®n de los bosques, recalca Rodr¨ªguez. "No queremos bosques en urnas de cristal. Pretendemos una gesti¨®n forestal que garantice la supervivencia de unos bosques que han tardado miles de a?os en formarse. Hay que hacer talas selectivas. Creemos que es compatible una silvicultura cercana a la naturaleza".
En Malaisia, por cada tres ¨¢rboles que talan se derriban cinco. Se burlan las restricciones de cortas y se exporta a escondidas. El Gobierno ha decretado penas de 20 a?os de c¨¢rcel a los infractores y ha decidido introducir el c¨®digo ole barras para controlar las cortas, pero dado el aumento de los precios de la madera (un 75% entre 1990 y 1994 del meranti) se le escapa aplicar estas medidas.
Las extracciones anuales superan los 13 millones de metros c¨²bicos, un volumen que de seguir a ese ritmo acabar¨¢ en once a?os con el 60% de la madera extr¨ªble, seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional de Maderas Tropicales (ITTO).
Nuevas selvas a explotar
La ca¨ªda de productividad y las limitaciones a las explotaciones silv¨ªcolas descontroladas comienzan a hacer mella en Malaisia. De ah¨ª que las grandes madereras, cuyo accionariado es opaco a pesar de que muchas coticen en bolsa, busquen nuevas concesiones en Alaska, Brasil o pa¨ªses lim¨ªtrofes, donde las instituciones carecen de mecanismos eficientes de control.Para evitar que se reproduzcan las malas pr¨¢cticas en esos nuevos mercados, Greenpeace alerta en el informe remitido al parlamento brasileno para que otorge licencias s¨®lo a aquellas empresas que se someten a auditor¨ªas medioambientales. Pide que se establezcan cuotas m¨¢ximas de extracci¨®n y que se refuercen los instrumentos de vigilancia para asegurarse que, las madereras 'se ajustan a las concesiones.
La experiencia de su actividad en las islas Salom¨®n, Birmania, Vanuatu o Pap¨²a Nueva Guinea, donde funcionan a trav¨¦s de subsidiarias, demuestra que apenas reportan beneficios a los pa¨ªses que las acogen. "Ni siquiera figuran inscritas en los registros locales, tampoco en los de Malasia", dice el informe de Greenipeace citando a fuentes del sector maderero. No pagan impuestos.
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