Kondr¨¢tiev
La previsiones del Fondo Monetario Internacional anuncian que la econom¨ªa mundial se dispone a entrar en un periodo de bonanza, con elevadas tasas de crecimiento que pueden mantenerse durante m¨¢s de un decenio. ?Demasiado bonito para ser verdad? Existen signos que parecen confirmarlo como la in¨¦dita contenci¨®n de la inflaci¨®n, que se mantiene en unas cifras inusitadamente bajas, sobre todo en esa Europa mediterr¨¢nea (el club m¨¦d) hasta hace poco condenada a un inflacionismo end¨¦mico al que se de c¨ªa naturalmente predestinada. Y algo an¨¢lago sucede con el ciclo norteamericano de negocios, cuyo reloj anta?o pendular parece congelado desde hace m¨¢s de un lustro en una estable etapa de reactivaci¨®n sin inflaci¨®n.As¨ª parece cumplirse la hip¨®tesis de Kondr¨¢tiev sobre las ondas largas de la econom¨ªa. Seg¨²n este economista sovi¨¦tico depurado por Stalin, el capitalismo funciona por ciclos de largo plazo (en torno a 50 a?os), compuestos de una fase A de auge sostenido, a la que sigue una ominosa fase B de quiebra, conflicto y depresi¨®n. Con arreglo a este modelo, la ¨²ltima etapa dorada del capitalismo (de 1948 a 1973) supuso la fase A del cuarto ciclo de Kondr¨¢tiev, cuya fase B se inici¨® con el shock del petr¨®leo.
Pues bien, de seguir todo as¨ª, en 1997 deber¨ªa concluir esa fase B, inici¨¢ndose la nueva fase A correspondiente al quinto ciclo de Kondr¨¢tiev. Y de ser esto cierto, estar¨ªamos en puertas de un nuevo milagro econ¨®mico, en alguna medida comparable al desarrollismo de aquellos a?os cincuenta y primeros sesenta que alumbraron la sociedad de la abundancia.
Si tal ¨¦poca de vacas gordas estuviese a punto de llegar, ?qu¨¦ consecuencias cabr¨ªa esperar? Excuso decir que a los equipos gobernantes hoy en el poder tal perspectiva debiera parecerles enormemente halag¨¹e?a. ?Quiere eso decir que tenemos Aznar para rato, mientras el ciclo de Kondr¨¢ tiev vaya bien? Cabe dudarlo. Lo cierto es que los electores son cada vez menos economistas o cada vez m¨¢s sabios, y se resisten a agradecerle al Gobierno de turno una bonanza cuyo m¨¦rito no le reconocen. Adem¨¢s, el optimismo econ¨®mico favorece las tendencias socialdem¨®cratas del p¨²blico, como demuestran los progresistas a?os sesenta. As¨ª que un quinto ciclo de Kondr¨¢tiev podr¨ªa provocar la ca¨ªda del neoliberalismo y el retorno triunfal de Keynes, devolviendo el socialismo al poder.
Y si los efectos pol¨ªticos no est¨¢n claros, los efectos econ¨®micos todav¨ªa son m¨¢s dudosos. Quiero decir que probablemente nuestro primer problema, que es el desempleo masivo (y el trabajo precario), apenas mejorar¨ªa. El Fondo Monetario Internacional as¨ª lo ha reconocido: esa d¨¦cada de crecimiento que pronostica no reducir¨¢, sin embargo, el paro masivo (pues la tasa de actividad crecer¨¢ a mayor ritmo que la de ocupaci¨®n). Al contrario, incluso puede agravarse la vigente precariedad laboral. As¨ª que no hay raz¨®n alguna para echar las campanas al vuelo. Con Kondr¨¢tiev o sin ¨¦l, el masivo desempleo continuar¨¢ siendo nuestro problema principal, con el que no se decide a enfretarse ning¨²n Gobierno: y el nuestro mucho menos.
Sin embargo, al decir de los expertos, existen yacimientos ocultos de empleo (por ejemplo, en los "servicios de proximidad", tal como los bautiz¨® el Informe Delors) que si no emergen es por timidez empresarial y falta de demanda solvente. As¨ª que sin incentivos p¨²blicos la iniciativa privada jam¨¢s crear¨¢ ese empleo. De ah¨ª la conveniencia de experimentos como el brit¨¢nico y el franc¨¦s, que pretenden crear o abrir esos mercados laborales hasta ahora impl¨ªcitos o latentes.
Pero nuestro Gobierno, a pesar de que el desempleo espa?ol duplica el europeo, se niega ol¨ªmpicamente a prestar atenci¨®n siquiera a tales experimentos. Claro que algo habr¨¢ de hacer, pues la Uni¨®n Europea ha decidido hincar el diente a la cuesti¨®n y en noviembre se re¨²ne el Consejo Extraordinario de los Quince sobre el Empleo. ?Asistir¨¢n Aznar, Rato y Arenas con sus deberes hechos?
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