Saludos al himno
Los avatares de la 'Marcha granadera' o 'Marcha real' desde 1937
?Cabe imaginar, que cada vez que suena el God save the Queen o la Marsellesa alguien cobre derechos de autor? Pues aunque parezca imposible es, lo que ha ocurrido con el himno nacional espa?ol, por que, a pesar de su de nominaci¨®n, la partitura bajo la que ven¨ªa interpret¨¢ndose aparec¨ªa registrada en la Sociedad General de Autores a nombre de un particular, Bartolom¨¦ P¨¦rez Casas, desde 1942. As¨ª que, una vez m¨¢s, el Patrimonio Nacional resultaba ser de propiedad privada. En el marco de las grandes solemnidades, cuando se tributaban los m¨¢ximos honores de Estado, sonaba el himno nacional. Firmes, inm¨®viles, presentaban armas los soldados en formaci¨®n. Se aceleraban los pulsos de los circunstantes, sacudidos por un escalofr¨ªo patri¨®tico y al mismo tiempo, se pon¨ªa en marcha el tax¨ªmetro y empezaba la cuenta del dinero transferido por derechos de autor al propietario de la partitura primero y a sus herederos desde 1956.Esta historia caracter¨ªstica del abandono patrio fue revelada por un buen amigo periodista en la madrugada del 12 de noviembre de 1993, hace casi cuatro a?os, en la emisi¨®n del informativo Entre hoy y ma?ana de Tele 5. Enseguida los medios escritos siguieron la pista y lograron entrevistar a los causahabientes, un camarero y una mujer de la limpieza, y al d¨ªa siguiente el entonces diputado del Grupo Parlamentario de IU Diego L¨®pez Garrido formulaba una pregunta al Gobierno sobre la situaci¨®n jur¨ªdica del himno nacional sobre las cantidades devengadas en concepto de derechos de autor, que se situaban en un promedio cercano a los 151millones anuales, y sobre las medidas a tomar para la regulaci¨®n normativa de su naturaleza jur¨ªdica y econ¨®mica. Todo fue en vano. El Ministerio de la Presidencia, que regentaba Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, se limit¨® en su respuesta del 17 de enero de 1994 a confirmar los datos de la citada emisi¨®n televisiva a?adiendo algunas imprecisiones como la de que su origen musical era el de una antigua marcha regalada por el rey de Prusia a Carlos III. Lo dem¨¢s eran referencias a la regulaci¨®n de los derechos de propiedad intelectual.
Inscripci¨®n en el registro
El registro de la partitura lo hizo un particular que hab¨ªa hecho su labor de armonizaci¨®n musical de la Marcha real con medios p¨²blicos mientras se encontraba al frente de la Banda de Alabarderos en el reinado de Alfonso XIII (q.g.h). Adem¨¢s es interesante comprobar la fecha de esa inscripci¨®n, a?o de 1942, cuando ocupaba la jefatura del nuevo Estado Francisco Franco. As¨ª que semejante desm¨¢n no se produjo como resultado de la denostada incuria liberal, sino bajo un r¨¦gimen hipernacionalista que exhib¨ªa gustos aut¨¢rquicos y se afanaba en organizar un sector p¨²blico en la econom¨ªa y en otras ¨¢reas. Y no se nos diga que en semejantes circunstancias alguien pod¨ªa registrar a su nombre el himno nacional, sin que el inquilino de El Pardo tuviera conocimiento. Pero la investigaci¨®n period¨ªstica citada que llev¨® entonces a cabo el equipo de los informativos de Tele 5 permiti¨® tambi¨¦n esclarecer otros extremos. Por ejemplo, se supo que en el BOE s¨®lo figuraban dos normas relativas al himno nacional. Las dos llevan la firma de Francisco Franco.
La primera es el decreto 226, fechado el 27 de febrero de 1937. Su pre¨¢mbulo invoca el sentir de los buenos espa?oles que se pronunciaban por una Espa?a grande, libre y tradicional, y aclaraba que, "abolido el himno, en desafortunada hora adoptado, y que a su significaci¨®n hist¨®rica un¨ªa el recuerdo de cinco a?os de traiciones a la patria, las m¨²sicas nacionales volvieron por lo que era espa?ol y tradicional, y la Marcha granadera alz¨® sus notas en plazas, iglesias y catedrales recogiendo el entusiasmo de lo que por ser himno de Espa?a no debi¨® jam¨¢s adscribirse a formas de gobierno a que no estaba unido".
El p¨¢rrafo es antol¨®gico y permite abominar del himno de Riego, que fue declarado oficial por la II Rep¨²blica, neg¨¢ndole la nacionalidad, y al mismo tiempo, en plena negaci¨®n de la evidencia, separar la Marcha granadera de su condici¨®n de Marcha real, sacudiendo el polvo de la monarqu¨ªa. Pero adem¨¢s de referirse al himno nacional, el art¨ªculo segundo declara cantos nacionales para los que reclama una acogida acorde "con la consideraci¨®n, respeto y alta estima que la gloriosa campa?a ha consagrado", los himnos de Falange Espa?ola, de Oriamendi y de la Legi¨®n.
Recordatorio en 1942
La segunda norma sobre el himno es otro decreto de 17 de julio de 1942. Su intenci¨®n es repetir para los que hubieren llegado tarde, es decir, para los que desconoc¨ªan su publicaci¨®n por contarse entre quienes "permanecieron bajo dominio rojo" lo dictado en 1937. Pero el decreto se presenta como una refundici¨®n innovadora, porque desarrolla el concepto de saludo nacional "constituido por el brazo derecho extendido en direcci¨®n al frente, con la mano en prolongaci¨®n del mismo, sus dedos unidos y algo m¨¢s altos que la cabeza". Luego detalla que al toque del himno nacional y de los cantos nacionales en los actos de car¨¢cter nacional o popular a los que concurren elementos civiles y militares todos har¨¢n el saludo nacional. Este saludo fascista se prescribe tambi¨¦n para "los generales, jefes, oficiales y suboficiales en desfiles y solemnidades, cuando mandando fuerzas desfilen sin armas", y se precisa que "la persona ante quien se desfile contestar¨¢ con igual saludo aunque sea militar". Para m¨¢s exactitud, el art¨ªculo noveno aclara que "el saludo de todo el personal de los Ej¨¦rcitos de Tierra, Mar y Aire, cuando se encuentre descubierto, ser¨¢ siempre el saludo nacional. Nada se dice del personal eclesi¨¢stico, pero es posible que se juzgara innecesario hacerlo, dada la espontaneidad con la que el episcopado adopt¨® el brazo en alto seg¨²n atestiguan las fotos de la ¨¦poca.
(Continuar¨¢).
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