Llu¨ªs Company
Siempre que desembarco en Barcelona espero el milagro: el monumento al Gran Company, como le llam¨® Albert Camus. ?No hay hueco al lado de alguna lujosa y admirable edificaci¨®n de La Caixa o cerca de El Corte Ingl¨¦s, un peque?o remanso en que se coloque? ?Por fin!, creado por alg¨²n escultor catal¨¢n con sensibilidad, que indudablemente lo habr¨¢, el signo obligado para todo buen catal¨¢n y para muchos que no lo somos, que nos d¨¦ sosiego y la tranquilidad del compromiso cumplido con aquella figura, hist¨®rica. Y adem¨¢s, quitar la placa que hay en los fosos de aquella fortaleza, recuerdo m¨¢s bien s¨®rdido que no corresponde a la grandeza del personaje.-
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