Suerte
El lifting inform¨¢tico de Fraga en los carteles de la campa?a electoral gallega no es el primero de la historia, pero est¨¢ dando que hablar m¨¢s que el de Gonz¨¢lez, a quien pusieron canas en su d¨ªa para darle un aire de preocupaci¨®n. A los pol¨ªticos hay que sacarlos como si estuvieran pensando en el Plan Hidrogr¨¢fico Nacional o en la evoluci¨®n del d¨¦ficit. A Fraga, en cambio, le han quitado las preocupaciones de encima, y, con ellas, le han borrado los estados de excepci¨®n que lleva escritos en la cara y hasta los 25 A?os de Paz que le mont¨® a Franco, su caudillo, cuando ¨¦l era un fascista joven, y nosotros, unos adolescentes confundidos.O sea, que los estilistas han preferido suavizarle el tono reflexivo que le proporcionan las arrugas porque no ignoran que cuando don Manuel se hunde en la especulaci¨®n filos¨®fica lo mismo saca un libro que un decreto, y no sabe uno qu¨¦ es peor. Estos d¨ªas podemos escuchar su voz en la ¨²ltima pel¨ªcula de Almod¨®var, deletreando un estado de excepci¨®n cuyo recuerdo pone la carne de gallina. No lo hac¨ªa porque hubi¨¦ramos sido malos, sino porque se hab¨ªa pasado el d¨ªa pensando. Hay gente a la que conviene sacar todo el rato de paseo, para que no cavile, porque en lugar de una cosmolog¨ªa le sale una orden de fusilamiento. Y eso los electores lo perciben, de ah¨ª que los expertos en publicidad electoral hayan preferido fotografiarlo sin obsesiones, como si en lugar de meditar sobre la patria estuviera tomando el sol con la camisa nueva.
A sus v¨ªctimas retroactivas tambi¨¦n nos gusta el nuevo look. Hay gente que al arrancarse el pasado del rostro logra construirse un futuro m¨¢s humano. Es lo que deseamos para Fraga: un porvenir de hombre despu¨¦s de haber estado tantos a?os bajo el palio de aquel bruto que fue nuestro verdugo y su ¨ªdolo. Suerte.
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