El l¨ªder aprende a sufrir
Pese a la remontada del Le¨®n, el Madrid sigue su racha
Acud¨ªa el Madrid a su pista maldita, donde s¨®lo hab¨ªa sacado cinco victorias en sus siete visitas. Parec¨ªa aqu¨¦l un lugar adecuado para que detuviera su racha triunfal en la Liga. Sin embargo, desde el primer instante el choque adquiri¨® un aspecto de sobra conocido: el del habitual paseo de los domingos. El Madrid se enfunda su traje de la Liga ACB y se divierte un rato. Ayer lo hizo durante 34 minutos. Entonces le entr¨® al Le¨®n el arrebato y las diferencias menguaron sobremanera. Pero nunca, ni siquiera cuando su rival se coloc¨® a dos puntos, dio la impresi¨®n de que el Madrid pudiera caer.Cinco minutos tard¨® el Le¨®n en conseguir su primera canasta, una extra?a manera de firmar su suicidio. Sus siete primeros ataques no fueron sino un magnfico muestrario de desprop¨®sitos. Y el Madrid, mientras, con la mu?eca caliente. Logr¨® su primer enceste el Le¨®n cuando su enemigo ya acumulaba 12 puntos, ocho de los cuales pertenec¨ªan a Bodiroga. Lo l¨®gico era presumir que aquello estaba finiquitado.
Y as¨ª lo pareci¨® durante muchos minutos. El Madrid engordaba su marcador a la misma velocidad que corr¨ªa por la pista. Dibuj¨® un perfecto manual del contragolpe y se fue al descanso acunado en una c¨®moda diferencia (33-47).
Debi¨® descubrir entonces el Le¨®n que la mejor manera de frenar al Madrid es alejarle de la canasta y correr m¨¢s que ¨¦l, complicado asunto ¨¦ste. Ya puestos, tampoco est¨¢ de m¨¢s frenar a Bodiroga, que est¨¢ iluminado y que se ha convertido en el sost¨¦n del Madrid.
Menguaron as¨ª las distancias. Un parcial de 5-0 en la reanudaci¨®n meti¨® de nuevo al Le¨®n en el partido. S¨®lo Mijailov manten¨ªa el tipo en el l¨ªder. Santos se vio incapaz de echarle criterio al asunto y romper la defensa en zona de los locales, mientras Arlauckas emborronaba su estad¨ªstica (4 de 9 en tiros de campo).
Rompi¨® el Le¨®n la barrera de los 10 puntos cuando restaban ocho minutos (57-65). A Mart¨ªn le son¨® el despertador y pidi¨® un tiempo muerto. Sac¨® a Laso y orden¨® apurar la posesi¨®n del bal¨®n. Y buscar a Bodiroga, para que entrara una y otra vez en la cocina. As¨ª lo hizo y as¨ª logr¨® convertirse en hu¨¦sped habitual de la l¨ªnea de tiros libres.
Pero supo Pe?arroya pegarse al serbio y dinamitar la l¨ªnea de flotaci¨®n del Madrid. A cuatro minutos del final el acoso era cruento (69-74). El Le¨®n andaba furioso. Frank y Williams se hartaban de encestar, con el Madrid pidiendo socorro. Una canasta de Frank, a falta de minuto y medio, lo dej¨® todo en el aire (78-80). Pero el Madrid mantuvo de nuevo la cabeza fr¨ªa, movi¨® la pelota y encontr¨® a Laso en una esquina. All¨ª se levant¨® para hacer el triple que daba portazo al sufrimiento. El paseo de todos los d¨ªas, por supuesto en la Liga espa?ola, no fue tal y el Madrid descendi¨®, aunque fuera por unos minutos, al reino de los mortales.
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